lunes, 29 de junio de 2015

Canal Harriet

Salimos rumbo a Puerto Mayne (51°18'9S 074°05'0W), un recodo que se abre detrás de un grupo de islotes y que según las guías ofrece buena opciones para caminar. La meteo nos daba vientos de 20 nudos subiendo a 30 sobre las 18h. Para entonces ya debíamos estar amarrados. Sin embargo, la realidad fue que a las 12 ya estábamos navegando por encima de los 30 nudos y que hicimos la llegada al fondeo con rachas de más de 40.



La bahía que habíamos elegido era mucho más amplia de lo que dibujaban las guías, íbamos a estar bien pero necesitábamos 4 líneas a tierra (amarrar el velero es como nuestro deporte). Optamos -por primera vez- a adentrarnos lo máximo posible (el fondo sube rápido al acercarte a la playa) y poner el ancla en dos metros dejando la proa -y no la popa como acostumbramos- apuntando al fondo del fondeo. Con el ancla trabajando teníamos más tiempo para atar los cabos. El primero no fue difícil, pero ¡ay, con el segundo! tenía que ir a popa por estribor, ya había localizado el árbol, me puse a remar y ¡zas! una racha de viento me mandó a tomar por saco sin remidio, por tres veces intenté llegar a la costa y tres rachas me mandaron donde les dió la gana. Afortunadamente estaba unida al velero por el cabo, volví a bordo con el rabo entre las piernas y Johan remó para hacer firmes los otros tres cabos... lo mío no es el remo.



Después teníamos un par de días buenos y más tarde se nos venía un bajo encima; la previsión que nos daban Miguel y nuestra meteo para unos días más adelante era de vientos establecidos por encima de 45 y rachas de hasta 65.

A 17 millas teníamos un fondeo con buena pinta pero suponía avanzar poco y esperar allí una semana; a 28 millas otro buen rincón, a 32 millas otro donde estaba el catamarán de los alemanes que se habían mostrado muy entusiastas ante la idea de recibir visita. Decidimos intentar llegar a éste último si el tiempo acompañaba.


Elegimos bajar por el canal Harriet, un camino más zigzagueante pero que nos pareció más resguardado y la elección tuvo premio,




eso sì, tal vez porque no es un canal principal o tal vez porque más al sur esta va a ser la tónica, hay que decir que las cartas de Navionics que hasta ahora habían sido muy buenas, aquí eran una risa: bahías mal dibujadas, islas que ni aparecían; afortunadamente era un día con buena visibilidad y en su defecto el radar es una ayuda indispensable. Veremos como sigue el tema de aquì en adelante.

El viento pronosticado no se presentó y tuvimos que bajar a motor, pero el día era soleado y pudimos disfrutar de unas vistas de los Andes que por si solas habrían valido los meses de navegación por estas aguas...





 no podíamos parar de mirar y en cada nuevo recodo la cordillera era más espléndida que unos minutos atrás, cada cambio de luz era una nueva sorpresa.










Llegamos a Sadko (51°45'0S 073°44'2W) y el catamarán nos estaba esperando para ayudar con la maniobra de los cabos. El recodo parecía realmente muy protegido. Entramos nuevamente de proa esta vez usando el ancla de popa y nos acercamos todo lo posible a la playa.



En nuestra opinión lo mejor era atar los dos barcos juntos y hacer firmes cabos a tierra cada uno de una banda. Pero a Jürg no le gustaba la idea de estar tan pegados y prefería mantener una distancia de tres o cuatro metros entre los barcos y que cada cual tuviera cuatro líneas a tierra; así lo hicimos, el resultado fue un lío de cabos que ni Spiderman lo habría hecho mejor!


Pasamos un par de días con ellos pero el mismo entusiamo que habían mostrado por que fuéramos a visitarlos lo estaban mostrando para que nos fuéramos antes de que llegaran los 65 nudos anunciados... así que decidimos levantar ancla y salir. En verdad no había muchos fondeos al sur que parecieran ideales para la que se avecinaba, pero decidimos que mejor estar peor pero solos que quedarnos en Sadko y que algo fuera mal con los vecinos.


A las 10 ya estábamos en camino. Nuestra primera opción era Broodje Cakeje (51°55'6S 73°45'8W), antes de la hora de comer ya estábamos en destino. No parecía maravilloso pero tampoco veíamos mejor opción así que decidimos quedarnos y prepararnos para la que se nos venía encima.

2 comentarios:

Alberto Garfias Pérez dijo...

Mala onda el alemán!

Anónimo dijo...

Alemanes.....siempre que viajó con ellos tengo historias