Y 8 o 9 días más tarde llegó la ventanita que esperábamos. Teníamos tiempo suficiente para llegar a Suárez -la última parada antes del Golfo- del tirón o parar
en
Skyring si nos parecía mejor. Eso sí, por las corrientes o salíamos
a las 2 de la madrugada (no amanece hasta pasadas las 9h) o a las 15
de la tarde (a las 19h ya es noche cerrada y teníamos unas 5 horas
mínimo de navegación). Decidimos madrugar. Por la tarde doblamos
los cabos para poder dejar la auxiliar ya recogida y facilitar la
maniobra, madrugamos y partimos (corriente a favor, viento escaso
pero no de nariz).
Antes
de las 10h estábamos frente a Skyring (45°43'8S 074°59'6W) y
decidimos parar (el viaje había sido movido, al salir de los canales
el océano no recibió con olas cruzadas y feas y yo estaba mareada y
vomitando sin parar). Hay dos fondeos recomendados y preferíamos el
que implica poner líneas a tierra pero la guía indica que el
tenedero es pobre y el ancla no cogió ninguna de las tres veces que
lo intentamos y fuimos a la amplia bahía solo por ancla, en 10
metros de calado, 60 metros de cadena, fondo de barro duro.
Perfecto... si no fuera porque sin avisar cayó un chubasco mayúsculo
acompañado de granizo del gordo que nos dejó empapados, en diez
minutos: llegó y se fue, cosas del sur.
El
lugar es bonito pero como dicen los libros cuando el viento sube, hay
rachas fuertes (tuvimos casi 40 nudos con alguna de ellas) pero como
el ancla se porta bien no nos sentimos ni intranquilos ni inseguros
(solo “racheados”).
El
tiempo estuvo bien, luego regular, sin lluvia... y pasaron tres días;
aquí celebramos el cumple del capi como es debido
si
algo está teniendo esto del slow sailing es que me lo estoy pasando
en grande en la cocina (mis panes son ya de concurso, intenté hacer
galletas pero fueron a la basura, hago tortitas de pan de pipas, de
ajo, de romero, de orégano ¡y todo sin horno que el gas es un bien
preciado en el camino!)
Y más
pronto que tarde, llegó otra ventanita de apenas 10 horas,
suficientes para llegar a Suárez desde donde afrontaríamos el salto
del Golfo (parecía que había una buena meteo para 7 días más
tarde).
Salimos
temprano pero con luz y en pocas millas estábamos en el temido
Pacífico.
El
viento era manejable pero las olas de 5 metros con las corrientes
encontradas que le dan la mala fama a este tramo estaban ahí para
marearnos. Y ¡pum! De repente el piloto automático dejó de
funcionar.
Con el
viento entrando casi de popa al principio y llegando a ponernos a
ceñir al final, tocó llevar la rueda a mano las 8 horas de camino
(Johan se hizo cargo sin queja alguna, a mi las olas me podían y se
me hacía poco gobernable...)
Por
fin llegamos exhaustos a Suárez (46°36'8S 075°27'6W). Es un fondeo
perfecto, al final de un fiordo de dos millas, tienes que confiar en
la carta porque llegas casi a tierra antes de encontrar el bracito
que se abre a babor y allí -calma total- había una flota completa
de pescadores artesanales, hasta 30 barcos esperando mejor meteo para
ir a faenar.
Nos
abarloamos a uno de ellos y nos fuimos a descansar sin más.
A la mañana siguiente la primera preocupación fue averiguar qué le había pasado al piloto automático; la electricidad parecía llegar bien, fuimos a ver la parte mécanica. Tenemos un piloto mecánico y se había roto la cadena que conecta el timón con el motor (la casa da garantía de por vida sobre el aparato pero a quién le sirve eso perdidos en medio de los canales!)
Preguntamos
entre los pescadores si alguien tenía una pieza que nos sirviera
para reparar, se movilizó todo el mundo, todos rebuscaron en sus
sentinas, pero nada. Pedir una pieza nueva era imposible hasta Puerto
Natales (mínimo 2 meses!) y la idea de cruzar el Golfo sin piloto me
asustaba bastante...
Johan
sacó la soldadora, el generador y soldó las piezas rotas (2) porque
era la única solución probablemente temporal; si no lo probaba
estábamos sin piloto automático, si lo probaba y no funcionaba
estábamos sin piloto automático, pero ¡funcionó!
La
estancia en Suárez fue larga (otros 8-9 días) pero entretenida. La
flota de pescadores nos mantenía bien abastecidos de pescado fresco,
de conversación y compañía.
Pero también tuvo sus ratos menos
divertidos.
La
primera noche nuestra ancla golpeaba al pesquero que teníamos en
proa, pero teníamos que mover los cabos que nos sujetaban al vecino
y no podíamos sin su ayuda: noche de mal dormir.
La
segunda noche había previsión de una depresión (el barómetro caía
en picado, así en plan caída libre, el mínimo que hemos registrado
es 980, tampoco demasiado) y el fondeo estaba a rebosar.
A las
20h. oímos un ¡pling! y salimos a ver: el cabo de popa que sujetaba
a nuestro vecino a tierra (o sea, a nuestro vecino y a nosotros) se
había partido en dos. Nos dijeron que no había problema porque
éramos 4 los barcos abarloados en total y el siguiente estaba sujeto
a un buen árbol y nos aguantaba a todos, podíamos pasar la noche
tranquilos y reponer el cabo por la mañana.
23h.
¡PLONG! salimos corriendo: el árbol que sujetaba a la tropa se
había ido al agua. Tocó buscar una barquita, alguien con ganas de
remar, reponer los dos cabos...
Quinta
noche; nos avisan que hay buena meteo para ir al norte y el grueso de
la flota del fondeo sale. Nos avisarán a las 02h porque tenemos que
dejar paso y abarloarnos a alguno de los 4 que se quedan. Nos
acostamos tempranito para dormir algo antes de las 02h pero a las
23'30 nos dicen que se van; desde luego con algo de lluvia, ¡boing!
nos damos con el ancla por aquí ¡beng! se oye un porrazo por allá,
“pásame un cabo” “tira de aquí” “muévete alla” a las
01h estábamos perfectos pero el pescador al que nos habíamos
abarloado salía por la mañana temprano, nos despertamos con la
sonda avisando que estamos en 2'5m de calado, la flota se apoya en
nosotros y nos manda a la playa... toca tirar más cabos a tierra del
otro lado.
Día
6: parece que nos quedamos solos en el fondeo y tenemos que echar el
ancla y coger una de las líneas a tierra por popa. Lo hacemos; todo
asegurado y bien. ¡Zas! aparece uno de los pescadores que regresa
con problemas técnicos. Toca recoger el ancla y abarloarnos a él
(ellos tienen anclas grandes y si dejamos la nuestra corremos peligro
de que la “pisen” y nos dejen inmovilizados). Johan, nuestro
taladro, radial y brocas se van para la sala de máquinas a maquinar
soluciones.
Día
7: se va el de la avería pero han llegado dos más; nos
desabarloamos aquí nos abarloamos allá
Día
8: se van todos, ancla y cabo de popa... antes de tener el cabo
firme, llega uno nuevo, recoger ancla........................ grrrr.
y todo
esto amenizado con días en los que podíamos tener ratos de sol, de
lluvia, de granizo, todo en menos de 4 horas.
Día 9
a las 9 de la mañana se van los tres pesqueros que quedaban en la
bahía; todos hacia el norte pero todos coincidiendo con nuestra
meteo (gracias a los chicos del Galactic) que era un día tranquilo,
no mucho viento, olas de no más de 3 metros: perfecto para cruzar.
A las
14h iniciamos la maniobra de recoger el ancla y salir a enfrentarnos
al Golfo de Penas que tanto quebradero de cabeza nos había dado.
1 comentario:
Silvia, ¿esa cadena no es tipo "cadena de bicicleta"?... si es así, las podéis comprar por metros en cualquier tienda de bicis... y la adaptais luego a la medida que necesitéis... hay que comprar cadena y pasador "de cierre".
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