miércoles, 12 de junio de 2013

San Blas. Sin Palabras

si miráis las fotos detenidamente entenderéis por qué seguimos aquí.





y por qué parece que no encontramos la puerta de salida...




porque nos tiene el corazón robado, porque nos gusta compartirlo



¿te animas a venir?
 
estaremos aquí hasta enero
 
¿y después?... después está lejos, quién sabe.
 
Hoy aquí, San Blas
 
 

miércoles, 5 de junio de 2013

de compras jungla a través

Hay que ver lo que comemos a bordo... digo yo que será eso porque las sentinas se van llenando a buen ritmo y se vacían más rápido de lo que imagino...
 
La cuestión es que si estas líneas las estuviera escribiendo Johan seguramente os contaría que la semana pasada estuvimos inmersos en tareas de mantenimiento: cambiamos aceite y filtros del motor, limpiamos a fondo los tanques de agua, repasamos los repuestos que tenemos a bordo y listamos lo que falta comprar, hizo una limpieza a fondo de la cocina, repasó todos los tubos del baño, limpió la bomba... pero como escribo yo, pues os cuento -otra vez- que me fui de compras a Panamá!
 

Esta vez optamos por quedarnos en San Blas y aun así ir de compras (de las de verdad, a un super) así que contratamos el 4x4
 
La cosa se resume así: vienen a buscarte en una lancha al velero alrededor de las 8 de la mañana; a las 8,45/9h llegas a Cartí y allí están los coches; si tienes suerte a las 9.30 estás en camino. Hay alrededor de una hora y media de camino atravesando la jungla y después una horita hasta llegar al centro del Panamá. Y al super. Dispongo de unas 3 horas para hacer las compras y lo mismo de regreso. Llegas al velero cargada de compras alrededor de las 5 de la tarde. Esto en teoría.
 
Como el alquiler del coche es de 150 dólares/día, aprovechamos que teníamos visita a bordo y en el mismo viaje ellos regresaban al aeropuerto y yo me iba al super. Puse tres alarmas para no dormirme y a las 7 teníamos que estar preparados y desayunando
 
Suena "la alarma", miro el móvil; las 5 de la mañana ¿me he equivocado de hora? lo cierro sin mirar más, tengo otras dos alarmas puestas y tengo sueño. Un minuto más tarde vuelve a sonar, lo miro con más detenimiento y ¡no es la alarma, es el teléfono!
 
-diga- susurro bajito para no despertar a nadie
- ¿usted había pedido la lancha para mañana con G.?
-sí ¡pero me dijo que pasaba a las 7'30 y son las 5!
- no va a poder ser, está malo
-¿qué se enfermó, ahorita mismo?
-bueno, es que está tomado (borracho)
-¿pero tomó anoche y mañana ya sabe que estará malo?
-no, es que sigue tomando ahorita mismo... yo veo como lo arreglo y te llamo.
 
Y ahí estábamos, con el coche contratado, tres personas que tenían que llegar al aeropuerto y G. bebiendo sin control a las 5 de la mañana ¿cómo conseguía yo otra lancha a esas horas? grrrr
5'15 rinnnnnnnnnngggggg
 
-hola, que irá mi hermano
-mmmm, hola, ¿eres la mujer de G? ¿dices que vendrá su lancha con otra persona?
-sí
y colgó, los kunas a veces son así de escuetos
 
El coche llegó a las 9, fuimos a recoger gente de otros veleros, no llegamos al coche hasta las 10; salimos pitando y llegamos al aeropuerto a las 12, el chófer tenía que hacer no sé qué recado y no estuvimos en el super hasta la 1 de la tarde... máximo a las 2'30 tenía que estar en la caja para salir no más tarde de las 3 ¡diablos, pero si yo quería comprar medio super!
 
Así que cual si de una marathon se tratara (más bien de los 100 metros lisos) me puse a correr por el super; deslumbrada por el aire acondicionado, los estantes repletos de cosas que ya había olvidado, los precios mucho más apañados que en Kuna Yala... llené en un visto y no visto cuatro carros de la compra yo solita -vaciando estanterías como si hubiera visto en las noticias el anuncio del fin del mundo-... y corriendo para casa
 
El chófer me explicó que no podemos entrar más tarde porque la carretera que atraviesa la jungla está cerrada cuando se pone el sol y él necesitaba para entonces estar de vuelta. Hay todavía grandes felinos (hay fotos de panteras y demás) y no quieren problemas (ni para los coches ni para los felinos) así que a las 18,30 ya no se puede conducir.
 
Llegué al barco con montones de bolsas y paquetes a las 17'30 de la tarde; el viaje me había costado 150+20+20+10= 200 dólares y de 8 horas y media solo dos en el super, pero lo había conseguido.
Entonces tocó el no menos duro trabajo de recolocar la compra que nos puede dar de comer dos meses -o más- en las sentinas...
 
Sólo me olvidé del aceite de oliva... pero ver la compra a bordo es MARAVILLOSO
 
 





 


Si incluso encontré fuet Casademont!!!!, bueno, esa noche la cena fue maravillosa

 
aunque para qué engañarse... no hay supercompra que supere la magia de la canoa kuna viendo a ofrecerte algo de fruta o un buen pescado. NOS GUSTA SAN BLAS.