miércoles, 30 de noviembre de 2011

Lanzarote

Aquí nos tenéis, hora de ponernos las pilas porque si no hay más novedades (que las ha habido) el próximo sábado día 10 -por aquello de que el viernes da mal rollo empezar una travesía- ponemos rumbo al Caribe y antes de empezar a vivir juntos el día a día del cruce, queremos contaros nuestras peripecias por las islas Canarias.

Como ya sabéis la Graciosa se nos resistió -completamente lleno el puerto, 17 veleros fondeados esperando un huequito- y nos fuimos directamente a Puerto Calero.

Por primera vez en mucho tiempo nos instalábamos en una marina de esas en las que vienen a ayudarte con el amarre, tienen duchas y baños, tienditas y restaurantes.

El amarre no fue sencillo, para nuestro gusto las plazas son demasiado estrechas, los fingers demasiado cortos, la impresión que nos dió fue que estaban pensadas para barcos de menor eslora y que los barcos han ido creciendo con el paso de los años y las plazas no... en fin, que compartimos espacio de forma muy próxima con los vecinos!

Eso sí, lo ÚNICO, que queríamos era dormir, descansar, olvidarnos de todo por una semana... y para eso el lugar era tan estupendo como cualquier otro: alguna tienda náutica (buena) para no olvidarnos de que teníamos que preparar el barco, alguna pizzería (muy buena) para no olvidarnos de que nos merecíamos algunos mimitos, y muchos barcos con los que charlar.

También tuvimos la suerte de encontrarnos con amigos -hasta ese momento internáuticos- que reconocían al Alea (es lo que tiene el discretito el color naranja del casco) así que hemos podido compartir charlas y cervecitas. Especial mención a Alex que no tuvo problema en venir desde el sur de la isla y llevarnos con su coche a hacer un poquito de turismo y se puso a nuestra disposición para lo que pudiéramos necesitar!

En nuestra excursión por el norte pudimos ver a lo lejos La Graciosa



Visitamos preciosos pueblos del interior



y nos fuimos de compras al Lidl (que cada uno tiene sus debilidades).

También pasamos en Arrecife por la cofradía de pesca de San Gines que en puerto Naos tiene un travelift con el que podíamos hacer nuestra varada, esperábamos que más barato que en alguna de las dos marinas de la isla. El precio era el mismo -tal vez un poquito más económico- pero no nos disgustaba el plan ya que no nos ponían pegas si necesitábamos soldar o hacer trabajos de esos más "sucios". Así que al día siguiente dejamos Puerto Calero para ir a fondear en la bahía que anteriormente acogía una pequeña marina que actualemente está desmantelada ya que van a construir un nuevo club náutico.

De momento es posible fondear aunque estaba llenito de barcos, los que han retirado de los antiguos pantalanes (hechos firmes con muertos, en grupos de dos o tres) y los transmundistas low cost que buscábamos un lugar más barato que las marinas



El resultado, fondeos muy apretaditos... y buen rollo con los vecinos. Aquí conocimos a una pareja de ingleses a bordo del Wanda; todo un ejemplo de que las cosas se pueden hacer de muchas maneras: ellos se conocieron hace unos años y después de convivir durante un tiempo se dieron cuenta de que se querían y estaban bien pero no compartían ninguna afición así que hablaron, miraron, y se decidieron por la vela. Han estudiado el equivalente a nuestro PER más o menos, han hecho navegaciones cortas y se han comprado un velero de acero de segunda (o tercera o cuarta) mano con el que van a cruzar.

No tienen mucha idea de navegar, ni de vivir en un velero (cuando los encontramos Philippa me preguntó qué hacía yo para lavar la ropa y cuando le dije que a mano no me podía creer) pero van a cruzar y seguro que lo van a hacer fenomenal!!!! Quieren llegar a Australia y estamos seguros que allí llegarán hechos unos fornidos navegantes en unos años.





Pero sigamos con nuestros planes (que somos los especialistas en usar el plan B). En la cofradía nos dieron día para subir un martes, pero el lunes llamamos para concretar la hora (es importante lo de las mareas, algo nuevo para nosotros, en este sitio con calados muy variables) y nos dijeron que el travelift no funcionaba, el martes que el operario estaba enferno -nosotros, a pesar de eso, vimos subir un barco de pesca- el miércoles que tal vez mañana, el jueves... nos fuimos a varar en Puerto Calero

A mí siempre me pone un poco nerviosa esto de sacar el barco del agua (bueno, si me paro a pensar a mí me pone nerviosa casi todo) pero la maniobra fue sencilla y perfecta







No está mal para dos años sin poner patente ¿verdad?




Un buen manguerazo, ubicarlo en su cuna y listos. Ya podíamos empezar a trabajar en eso que son los días más... feos? de todo el año




Como no queríamos alargar mucho la estancia (por aquello de abaratar costes) en tres días nos dispusimos a hacer -en plan marathon- un montón de trabajos:

  • hemos limpiado el fondo y dado dos capas nuevas de patente (tras ver que el golpe contra una roca que nos habíamos dado en Othoní, en nuestros últimos días en Grecia, apenas había dejado una mella en el fondo de la quilla)
  • hemos limpiado y puesto patente al eje y la hélice
  • hemos cambiado los tubos del baño
  • hemos cambiado las bases de la mayoría de los candeleros (nos falta poner los candeleros nuevos cuando tengamos nuevo guardamancebos)
  • hemos cambiado las tapas de acceso al espacio que hay en la plataforma de baño o joupette porque no eran estancos
  • endulzado los cabos y jarcia de labor
  • ... y muchas más cosas que no debo recordar pero que debimos hacer porque estábamos agotados cada día al ir a dormir!
y volvimos al agua y junto a una encantadora familia que vino a visitarnos unos días volvimos a hacer lo que nos gusta ¡navegar!

Fondeamos frente a playa Mujeres


Y nos fuimos a visitar Isla de Lobos. Lo cierto es que las navegaciones en estas zonas se nos hacen todavía un poquito raras, los vientos nada tienen que ver con lo que estábamos acostumbrados en el Mediterráneo, los fondeos son menos protegidos, el agua está más fría... pero no es peor, sólo diferente, igual de fantástico, es más, el Alea parece disfrutar del cambio porque nuestras medias de velocidad han subido un poquito en estas aguas!


El fondeo para pasar la noche en isla de Lobos es posible -especialmente si tu barco tiene poco calado y te puedes aproximar a tierra más protegido del mar de fondo- pero las dos veces que hemos estado simplemente lo hemos hecho para pasar el día.





Lo mejor es disfrutar del increíble color del agua y si te atreves (el agua a unos 24º) darte un bañito que no está nada mal para ser octubre/noviembre




y desde luego, ir a tierra a pasar un buen rato caminando por sus senderos prácticamente desiertos







Además hemos ido a algún que otro fondeo para disfrutar de las playitas y de ahí nos dirigimos a Marina Rubicón.




De este lugar decir que las instalaciones nos parecieron mejores que las de Puerto Calero -más amplios los amarres y hasta tenían piscina!- pero posiblemente porque allí nos encontramos con Carlos, un amigo que dejó Barcelona para instalarse en Lanzarote y que nos ha hecho la estancia fácil y más que agradable.

Para nosotros Lanzarote ha sido un lugar de compras (además de aprovisionarnos para el cruce hemos comprado un montón de cosillas para el barco, hemos comprado nueva jarcia firme, etc) pero sabemos que la isla ofrece mucho más. En esta visita hemos sido más bricoleros que turistas; dejamos para la próxima las excursiones que sabemos que se han quedado pendientes.

Y dejamos Lanzarote para ir a Fuerteventura donde pensábamos pasar unos 15 días... pero otra vez la vida nos hizo cambiar los planes y cinco semanas más tarde seguimos amarrados en Gran Tarajal; pero esta es historia para otro capítulo!

viernes, 18 de noviembre de 2011

Un pequeño milagro: Atokos




Como definitivamente he perdido el sentido cronológico de la narración de Grecia y como también definitivamente muchos momentos se quedarán en el tintero, sigo con el criterio de contaros "momentos que no puedo pasar por alto" y sin duda, el pequeño milagro de la isla de Atokos está entre ellos.

Ya hace tres veranos, en nuestra primera incursión en aguas del Jónico, la pequeña isla que se dibujaba en el horizonte frente a Lefkas, me robó el corazón... pero no hubo tiempo de parar



Este año, lo intentamos una vez, pero el mar no estaba muy complice y no había buen viento para ocupar el fondeo así que volvimos a pasar de largo.

En el segundo intento las cosas no estaban muy claras así que por si acaso, hice una foto del plotter para demostrar que si no íbamos a Atokos por lo menos la habíamos rondado!



Pero finalmente, los dioses, los vientos, las corrientes, se pusieron de mi lado y pusimos proa a mi isla soñada. Nos habían hablado muy bien unos vecinos en Astakos; según la guía que manejamos el mejor fondeo es el conocido como "one house bay" que como su nombre indica es la bahía de una casa... si no me equivoco la única construcción de la isla; pero nuestros amigos nos recomendaron Cliff Bay y hacia allí nos dirigimos.

Por cierto, que queremos dar la gracias a la guía por decir que Cliff bay no siempre es un buen fondeo mientras que el otro sí porque nosotros disfrutamos de la bahía con solo otro velero y en "one house" se apiñaban más de veinte!




Cuando llegamos no podía creer lo que estaba viendo, dos veleros más ocupaban el pequeño fondeo (ancla y cabos firmes a una roca) y uno de ellos nos hizo señales indicando que salían y que podíamos ocupar su espacio.

Esperamos a que acabaran su maniobra, echamos el ancla, nadé a tierra, busqué una buena roca para atarnos, pusimos la boza al ancla, nos aseguramos de que todo estaba bien... y miramos a nuestro alrededor sin dar mucho crédito a que algo tan bonito pudiera estar ahí para nosotros




Es una bahía pequeña, con una pared alta, con una formación rocosa que a ratos me parecía un libro ajado por el tiempo con las páginas que se abrían


pero que en otros puntos me hacían pensar en esos helados veraniegos



y pronto lo tuvimos claro: la isla no ofrece muchas diversiones más allá del descanso y el deleite de contemplarla; no hay bares, no hay tiendas, no hay nada. Nos quedábamos un par de días porque eso era lo que todos íbamos buscando.

Hicimos una pequeña excursión en Aleita para explorar los alrededores (la segunda vez que visitamos la isla ya no fue posible porque había demasiada mar, pero en esta primera vez estábamos tocados por la suerte) y no puedo hacer más que compartir unas fotos con vosotros para que sintáis un poquito de lo que nosotros sentimos







Y tal vez haya quien se pregunté qué se puede hacer en un lugar donde no hay nada que hacer.
Nosotros lo tuvimos claro
Relajarnos y disfrutar!























Y ya sabéis, que cada quien tiene que encontrar sus propios paraísos, tal vez alguno de vosotros llegue a Atokos y no vea lo mismo que yo vi, pero lo cierto es que después de tres años y de oír muchas veces la misma pregunta, creo que ya tengo una respuesta. Mi isla favorita es ATOKOS






miércoles, 16 de noviembre de 2011

Para gustos los colores: Zakinthos

Aquí estoy de nuevo; ya sé que tendría que estar explicando lo que andamos haciendo ahora (que si barnizar la cocina, que si una barbacoa con los vecinos, que si un paseo al sur de Fuerteventura) pero me cuesta cerrar el capítulo de Grecia sin compartir con los que nos leéis algunas de mis islas favoritas.
Así que me perdonáis por ir para atrás como los cangrejos, pero os voy a contar nuestros paseos por Zakinthos.


A nosotros nos había hablado muy bien de esta islita un buen amigo, también navegante, al que le gustan lo que el llama "fondeos arriesgados"; llegamos a ella ilusionados y con un montón de ideas en la cabeza, supongo que la mayor, la ilusión de ir a la playa del naufragio, según la publicidad la mejor playa del mundo.

Y nos cautivó; sí, lo cierto es que ni de lejos encontramos en ella la playa más bonita del mundo, ni su capital es la ciudad más acogedora de Grecia, pero la isla tiene un noséqué, quéséyo que nos encantó y nos hizo volver un par de veces.

Entusiasmados como estábamos, nos encontramos con otro velero español al que le hablamos maravillas del lugar; más tarde, leyendo su blog, nos sorprendió que la isla no le gustó nada, pero nada... en fin, que queda claro que para gustos los colores.
¿y por qué explico todo esto? Pues supongo, que porque hoy me desperté filosófica y me dio por sacar conclusiones.

La primera: a veces ponemos tantas expectativas en un lugar que cuando lo alcanzamos, el pobre, no puede culminar las ideas que de él tenemos en la cabeza.

Tal vez por eso nosotros procuramos viajar sin esperar mucho -o sin esperar algo concreto-; tal vez por eso cuando pienso en Groenlandia sólo alcanzo a verme en la bañera del barco con una taza humeante (café? te? chocolate?), con un gorrito de lana y el cuello de la chaqueta bien subido, no me imagino el paisaje así no tengo una imagen que se me pueda venir abajo, quiero dejarme seducir y conquistar.

La segunda conclusión es que a veces metemos la pata recomendando esto o aquello o tal vez cuando la metemos cuando buscamos recomendaciones; lo mejor acostumbra a ser dejarse llevar y descubrir por uno mismo y así la vida a cada uno nos regalará nuestro Zakinthos particular.


Este fue nuestro Zakinthos

Dejamos atrás el Peloponeso y nos dirigimos a la capital de Zakinthos para recibir a un grupillo de cuatro amigos que volaban desde Londres. Este es un punto importante porque los lugares no son únicamente lo que son, son cómo y con quién los vives y los recuerdas y Lluis, Brendan, Pilar y Simone habrían hecho que cualquier lugar del mundo fuera especial.

Llegamos a la Zakinthos ciudad y nuestra primera intención fue irnos a una marina que está un poco alejada del bullcicio pero desde que se escribió la guía que manejamos las cosas habían cambiado y ahora no se permite el amarre de veleros -sólo delante del pueblo- y ese espacio se ha reservado para barcos que hacen salidas del día.

Pues nada, nos fuimos al muelle donde nos ayudaron a amarrar y nos pasaron la cuenta: 15 euros /días -sin agua ni electricidad- el doble de la cuota habitual.

La ciudad no es especialmente bonita pero ofrece buenos paseos y tiene buenas tiendas así que ninguna queja al respecto




Ya con la nueva tripu a bordo nos preparamos para circunvalar la isla; primero rumbo al sur para dirigirnos a Keri. Se trata de una bahía que en parte es reserva natural para la cría de tortugas, sólo está permitido fondear en el extremo situado más al oeste.


Un pequeño pueblito, algún bar, algún minimarket y poco más si el entorno verde tocando el mar y el agua cristalina y la tranquilidad que se respiraba no es mucho más.




No vimos grandes tortugas, pero en las canalizaciones de aguas era fácil encontrar decenas de pequeñas tortuguitas tomando sus primeros baños de sol








Al día siguiente seguimos nuestro camino; fue un día sin viento (después sabríamos que afortunadamente ya que la cara oeste de la isla acostumbra a estar más azotada por el viento y no siempre es posible fondear en sus calas), todo el camino a motor, disfrutando de las paredes verticales, de los colores, tan blancos, del mar





Pasamos la noche en un fondeo prósimo a la famosa cala del naufragio; ancla al frente y atados a unos anillos que había en las rocas para la ocasión. Esta noche -casi tres años después de iniciar nuestro viaje- descubrí de la mano de Johan la magia del placton en el agua. En una noche oscura, sin luna, agitando el bichero en el agua, cientos de pequeños puntos centelleaban en el agua, era como magia, y Johan el mago Merlín más tarde he tenido ocasión de nadar en la noche en aguas ricas en placton y puedo decir que sin duda es una de las cosas más bonitas que he hecho nunca!




A la mañana siguiente nos levantamos muy temprano ya que sabíamos que la cala se llena con cientos de turistas a bordo de barcos que hacen paseos de día y queríamos disfrutar del lugar nosotros solitos. Algo más tarde de las 7 de la mañana avistamos el famoso barco aen el fondo de la playa y echamos el ancla del Alea.






Éramos, los primeros en llegar ese día, la cala es menos profunda de lo que yo imaginaba, las fotos famosas están hechas desde lo alto del acantilado y lo cierto es que la vista es más impresionante que lo que se ve a ras de mar; además lo bonito es ver la blanca pared iluminada por el sol y para eso era todavía temprano. La verdad es que aun siendo un día sin una brizna de viento había un incómodo mar de fondo y nos dio miedo dejar el barco solo para acercarnos a la playa, la cosa es que no nos pareció la playa más bonita del mundo, pero ¡QUÉ BONITA ERA!











Mandamos a nuestro equipo a remo, en Aleita, y fue una risa verlos pelear por dejar a la auxiliar en tirra, luchar con las olas de regreso. De la playa del naufragio me quedo con las risas...



Después hemos intentado volver un par de veces y ni siquiera las excursiones de día que salían de Agios Nikolaos tenían la autorización de la guarda costera a causa del viento. Tenemos que reconocer que tuvimos suerte; seguro que no cubrió las expectativas que yo había puesto pero nos regaló unos momentos divertidos y emocionantes, guardaremos siempre un recuerdo muy especial!




De ahí nos fuimos al sur de la isla de Kefalonia, a Poros, para volver a nuestro bar favorito, en un día con una navegación estupenda, a vela, con buena escora, un día de esos que solo pasan de vez en cuando pero que cuando pasan no se olvidan.



De regreso nos pasó la historia del atún que ya conocéis y la isla de Zakinthos todavía nos reservaba el paseo por las cuevas azules









Después de cenar como reyes un buen atún a la barbacoa, a la mañana siguiente embarcamos en una lancha con otras 10 personas y el padre de Dimitri nos llevó a descubrir las cuevas que hacen famosa a la isla




Son cuevas inaccesibles desde el velero, tampoco se puede entrar en ellas con los grandes barcos que van desde Zakinthos ciudad hasta la cala del naufragio; cierto que no íbamos solos (en otra de las ocasiones que regresamos si que disfrutamos de un "pase privado") pero ... pero os dejo unas fotos para que entendáis qué es lo que nosotros vimos y por qué nos resultó especial (a veces no hacen falta palabras)












en un momento entramos -literalmente- en una de las cuevas





y nos invitaron a saltar al agua y darnos un bañito; por el efecto de la luz que se filtraba en la gruta, la gente que estaba dentro del agua parecía convertirse en un ser azul, la cabeza normal y el cuerpo pitufo!!!




Y este es el color que se veía bajo el agua (las gráciles piernas que se ven en la foto... soy yo!)







y dejamos atrás las cuevas para volver a la bahía donde nos esperaba Alea









echando un último vistazo a los milagros que es capaz de crear la naturaleza











Y dejamos Zakintos sabiendo que habíamos descubierto algo especial -para nosotros- no por lo que esperábamos cuando llegamos, sino por lo que nos regaló al llegar










Esperamos que ahí afuera el mar siga estando lleno de lugares dispuestos a robarnos el corazón, donde menos nos lo esperemos...