lunes, 19 de noviembre de 2012

navegacion kuna


Ya estamos preparando la mochila, volviendo a buscar un lugar en el fondo del armario para las mangas largas y las bufandas y buscando los bañadores, los pareos y el protector solar -que en estos meses hemos perdido todo nuestro moreno-.

Pasar un tiempo “en seco” ha tenido buenos momentos sin duda -muy buenos- y nos ha dado tiempo para pensar mucho, en nuestra vida, en nuestro futuro, en nuestros deseos e ilusiones.

Pero ya es hora de volver. La próxima semana os escribiremos ya desde el Alea, de nuevo en Panamá, en casa.

Pasaremos unos días de readaptación: poner el barco de nuevo a son de mar, ver cómo responde el cuerpo... y de nuevo hacia San Blas y de ahí iniciaremos el camino hacia Europa; muchos retos ante nosotros: conocer nuevos países, programar un nuevo cruce del Atlántico.

Estamos deseando estar de nuevo en nuestro velero... ya falta poquito.

Y como la cabeza ya está allí, en las aguas cristalinas, seguimos compartiendo con todos nuestro paso por el paraíso de San Blas.


Nuestra primera incursión en el archipiélago fue en la isla de Porvenir. Antes de tener asegurado el fondeo ya teníamos a unas mujeres junto al barco; habían llegado remando en una de las embarcaciones tradicionales de los kuna cargadas con preciosas molas (tejidos propios de esta cultura) a los que no nos pudimos resistir.

A partir de ese momento la presencia junto al velero de estas canoas ha sido constante: ya fueran niños que venían a darnos la bienvenida y pedir alguna golosina


Pescadores ofreciendo su mercancía


o incluso familias que venían a cobrar el “peaje” por permanecer en su comunidad o simplemente para pedir que les cargáramos la batería de su teléfono móvil.

Las embarcaciones son sencillas: un tronco vaciado y acondicionado como canoa, de líneas sencillas pero eficientes.




Es habitual verlos navegar a vela a pesar de no tener ningún tipo de quilla, manejados con una envidiable pericia.

Algunas de las velas son verdaderas obras de artesanía (y dejan ver a las claras la escasez del presupuesto)


y otras son perfectas naves que llevan a su tripulación a buenas distancias.






Pero también son muchas -especialmente las tripuladas por mujeres- las que se desplazan a remo.



En cualquier caso, ver a los kunas navegar es otro de los atractivos de la zona, uno más de los mil regalos para los ojos que esconde San Blas