lunes, 29 de octubre de 2012

Amigos

Empiezo de nuevo, pero ya por poco tiempo, con el parte de nuestras andanzas terrestres.
Johan sigue con su recuperación, disciplinado y concienzudo y puesto que es cuestión de tiempo y el fisio nos dijo que en seis semanas la mejoría sería visible; como la única forma de saber cómo va a responder de nuevo a la vida a bordo es volver a embarcar... ¡nos hemos comprado el billete de regreso!
 
Volamos a Panamá el próximo 22 de noviembre, el día que hará cuatro años que empezó esta aventura vital de la que todos sois parte, ahora más que nunca.
 
Cruzamos los dedos para que todo vaya sobre ruedas (o mejor dicho viento en popa) y aprovechamos estos días para ver a los amigos: esa gente que la vida te regala para hacerse a sí misma más plena y enriquecedora, esa familia que uno elige.
 
Ya sabéis, aun nos quedan unos días para vernos por Barcelona si alguien tiene ganas de compartir charla y cervecita... si no ¡nos vemos de nuevo en San Blas!
 
¿Navidades caribeñas?
¡por qué no!
 
Y hablando de amigos: una de las partes menos bueneas de este tipo de vida "errante" es la falta de una red de amigos fija, amigos hay -y muchos- pero no como los estamos disfrutando ahora en tierra. Los amigos del mar son en su mayoría gentes con las que coincides y con las que compartes buenos momentos, o días, a veces inclusio semanas... para despedirte de ellas con un "hasta la próxima, nos vemos en cualquier fondeo", un deseo que nunca sabes si se va a cumplir
 
En San Blas conocimos al velero Mundinho: el holandés y ella brasileña llevan algo más de un año navegando con el hijo de ambos; nos saludaron, los visitamos, nos invitaron a una cervecita y nos contaron que la noche anterior un velero (americano y venezolana) había garreado y ellos habían ayudado a sacarlos del arrecife. Una vez fondeados de nuevo tuvieron la mala suerte de enredar un cabo en la hélice y nuevamente el holandés acudió al rescate.
 
En agradecimiento la tripu del Polaris los había invitado a una barbacoa a la que ellos nos invitaban ahora a nosotros ¿nos animábamos? pues claro que sí.
 
El punto de reunión una mini isla que hay a la entrada de Chichime; los Polaris llevaban pescado al que se sumarían las capturas del Mundinho; la bebida la llevaba cada uno y  nosotros podíamos aportar una ensaladita.
 
Así, en un momento y sin más preámbulos, se organizan cenas y se hacen amigos
 
A la hora acordada, con los últimos retazos de sol, nos encontramos en la mini-isla
 
 


Y cuando digo mini, quiero decir mini, que éramos 8 personas y parecía que hubiera overbooking.

Encendimos el fuego y preparamos los útiles... cuando empezó a subir la marea. ¡con lo pequeña que era nuestra isla corríamos el peligro de quedarnos sin suelo que pisar!

Risas y más risas, concentración en los pocos metros cuadrados que quedaron secos y a barbacoear





La mezcla de idiomas, las ganas de compartir, la charla entretenida. Otra forma de entender una noche de viernes




Pero a la mañana siguiente los Mundinho partían hacia otros fondeos; no los hemos vuelto a ver aunque tenemos su correo y seguro que nos felicitamos las fiestas navideñas; con Maria del Polaris hemos coincidido un par de veces más aunque ella quiere dejar atrás el mar y establecerse en tierra firme.


Después han venido otros amigos, tenemos -desde luego- un núcleo duro de aquellos con quienes coincidimos mucho más (porque hacemos lo posible y lo necesario para coincidir) y conoceremos a nuevas gentes... porque la vida es aquello que te pasa y con quién lo compartes.

Gracias por ser nuestros amigos.

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aprovechando estos días de parón estoy intentando rellenar aquellas etapas que se quedaron sin crónica en su momento
aquí encontaréis nuestro paso por Las Aves

martes, 9 de octubre de 2012

Conservas de pescado

Empezamos -como siempre en las últimas semanas- con el parte medico de Johan: el resultado del TAC indica claramente que tiene una espalda con problemas (cosa que ya sabíamos) pero que no son operables; tenemos que aprender a convivir con ellos y hacernos con herramientas para luchar contra los sintomas que provocan.

Son varios los nombres científicos que aparecen en el informe (nódulos, megaapofisis, estenosis...), pero el resumen es que necesita ponerse en manos de un buen fisioterapeuta y trabajar la musculatura de la zona porque sus males no son operables... todo apunta a lo que nos quisieron transmitir de una forma amable es que ya tenemos una edad ¡pero no estamos acabados!!!

Así que con trabajo y sin tirar campanas al vuelo, el día menos pensado volvemos a ser los de siempre (cruzamos los dedos).

Y ahora que sabemos lo importante que es conservar la salud... os contamos como conservamos el pescado

Lo prometido es deuda y aquí tenéis una de conservas.

Empezamos el viaje hace casi cuatro años con un montón de tarros de vidrio con tapa metálica y la esperanza de llenar la despensa con nuestras capturas. Acabamos tirando todos los tarros porque no capturábamos nada.

Llegó el momento -ya en el Atlántico que el Mediterráneo está lamentablemente diezmado- en que el hecho de pescar dejó de ser una noticia para ser algo más o menos habitual; lo suficiente como para volver a comprar tarros.

Con los tarros y el aparejo nos faltaba la receta y ahí recurrimos a San Google. De entre los cientos de opciones nos quedamos con la más conservadora -muy adecuado para el tema que nos ocupa- que recomienda una cocción al baño maría (poner los botes en una olla con agua que los cubra dos tercios aproximadamente, os aconsejo usar trapos para separar los botes del fondo de la olla y evitar que choquen entre sí) en una olla expres -para que el agua alcance los 120º de temperatura- durante 90 minutos para evitar el botulismo o cualquier otra enfermedad. Amigos nos han comentado que es una exageración de tiempo, que con mucho menos es suficiente. Para las conservas de carne la cocción que hacemos es de 45 minutos pero para el pescado seguimos a pies juntillas la recomendación de los 90 minutos.

Ahí va la secuencia: del mar a la bodega

Lo primero es tener suerte y pescar un buen ejemplar; ya sabéis: Johan prefiere la dorada o el wahoo; yo el wahoo o el atún... pero no le hacemos feos a nada




Si la ruta no es muy larga esperamos a hacer las conservas tranquilamente en el fondeo; si no hemos hecho también "en ruta" pero es más incómodo!

Johan limpia el pez en cubierta, con agua de mar y me lo envía limpito a la cocina



Nuestra opción preferida es filetear la pieza en cuatro



Sacar la piel y dejar los filetes limpios.




En una sartén -muchas veces en la propia olla a presión- cocino el pescado. Con un poquito de agua y especias (unos dientes de ajo y un poquito de laurel son suficiente) o con mostaza (paso por la sartén con aceite el pescado y después lo hago cocer unos minutos con agua en la que he añadido mostaza) o simplemente pasados por aceite.

Con el pescado cocinado pasamos a meterlo en botes, bien compacto, evitando que queden burbujas de aire, con el líquido de su propia cocción distribuido entre los botes que rellenamos con aceite si es necesario.

Los botes los llemamos dejando alrededor de un centímetro hasta el borde.

Cerramos bien las tapas, los ponemos en la olla expres con agua... y a hervir al baño maría.

Un rato después está preparada la conserva. Dejamos enfriar y entonces las tapas se van abombando hacia abajo en el momento en que hacen el vacío. Etiquetamos con el tipo de pescado y la fecha... y a la despensa


Cuando regresemos aun podremos disfrutar comiendo atún de la travesía entre Los Roques y Las Aves, parte del tiburón que pescamos rumbo a Portobello, un wahoo que picó en Venezuela, incluso unas buenas doradas de la travesía atlántica... pero lo mejor será que volveremos hacerlo con este paisaje...


pronto, esperamos que prontito