martes, 29 de diciembre de 2009

El capi vuelve a casa!

Esta mañanita el capi me ha dejado en tierra para coger un avión e irse volando -nuncamejor dicho- a Grecia!!!





Han sido casi tres meses en tierra firme y eso para un capi es mucho!

Yo he decidido quedarme unos días más porque me ilusiona pasar lo que queda de fiestas con la familia... pero él ha cambiado la fecha del billete y ya está en Atenas.

Ha salido esta mañana tempranito y por todo equipaje llevaba los 20 kg que pesa la flamante calefacción que hemos comprado -con todos su tubos, tubitos y demás cachivaches- para poder navegar tooodo el invierno sin problemas.




Hoy pasará la noche en Atenas

pero no penséis que es para ver las Cariátides...





Es que la tienda de pinturas para comprar la patente no estaba abierta cuando él llegaba y tiene que esperar hasta mañana para hacer las compras.




y mañana por la noche ya estarán mis dos amores juntos, dos tercios del equipo en Grecia y yo en Barcelona...





Pero antes de darme cuenta ya estaré allí, en un hogar cálido y acogedor (o sea, que la calefacción ya estará instalada).

Me queda el tiempo justo para escribir los dos post que me faltan para concluir la ruta del verano, ver a los amigos que aún no he visto, disfrutar un poquito más de la familia y listos!

Cada día está más cerca el día de volver a desplegar las velas.


ah! y si os animáis a venir en invierno... ya sabéis que estaremos calentitos


sábado, 19 de diciembre de 2009

Por un año lleno de momentos mágicos


Será porque estamos en fechas navideñas pero hoy me apetece explicaros una anécdota que nos pasó estando en Kilada...

Kilada es una bahía amplia -en el pueblito donde nos está esperando el Alea- con muy poca profundidad, bien protegida de los vientos y con muchos barcos fondeados.

Allí estábamos pasando una noche antes de poner rumbo a Navplio con Jordi y Pili a bordo.

A las nueve de la mañana disfrutábamos del desayuno en la bañera a pesar del día nublado y vimos una barquita que recogía una línea de ¿redes? para recuperar sus capturas de la noche. Al fijarnos, vimos que se trataba de un cabo que tenía atadas botellas grandes de vidrio con agujero con las que pescaba pulpos!

Al llegar a las inmediaciones del Alea vimos que tenía dificultades para recuperar sus artes de pesca: habíamos atrapado su línea con nuestra cadena al echar nuestro fondeo. El viejito seguía trajinando con sus cabos cuando Johan decidió poner motor y mover el barco para intentar liberar el cabo del pescador.

A pesar de movernos la línea de pesca no se podía librar así que decidimos levantar el fondeo para que el pescador pudiera seguir con su tarea... íbamos a salir después del desayuno, en menos de una hora, pero costaba hacerse entender y preguntar si podía esperar un rato, en el fondo tampoco era tanto trabajo, así que recogimos el ancla, vimos como el pescador podía seguir recogiendo sus pulpos -que había unos cuantos- y volvimos a fondear.

Seguimos disfrutando de nuestro cafecito matutino cuando vimos un barco que se acercaba, se acercaba mucho!!! No entendíamos muy bien como habiendo tanto espacio el barquito iba prácticamente a abordarnos................ hasta que nos dimos cuenta de que era el pescador de pulpos que pasaba a penas a unos centímetros del Alea y lanzaba una bolsa sobre nuestra cubierta: cinco estupendos pescados frescos !!!

Era la forma en que nos agradecía habernos movido.

Empezaron a caerme unos lagrimones por las mejillas, me emocioné al ver la respuesta de un pescador -a todas luces era humilde a quien no le debían sobrar los pescados que íbamos a cenarnos esa noche- ante un pequeño gesto que hoy se ha convertido en algo poco habitual, como el de pensar en el otro más que en uno mismo. Un poquillo avergonzada miré al resto del grupo y vi que Pili también era de las de lagrima fácil; y los cuatro en silencio vimos como se alejaba la barca.

Tal vez no sea fácil transmitir la magia que tuvo aquel momento pero os aseguro que la cena fue única y que ese pescador tiene un lugar muy especial en mis recuerdos del año navegado.

Ojalá el próximo año esté lleno de momentos como este, en nuestra vida y en la vuestra!






miércoles, 9 de diciembre de 2009

Pto. Heli

Aquí estamos de nuevo, y cuando digo AQUÍ quiero decir en nuestra rincón compartido con todos los que nos leeis, aquí en Grecia que es donde sigue nuestro barquito y nuestros sueños... porque en verdad nosotros acabamos de aterrizar en Barcelona para seguir con nuestro periplo terrícola-familiar!

Hoy vamos a rememorar Puerto Heli (uno de esos sitios que se escribe de mil manera) y viendo en mapa nos hemos dado cuenta que apenas nos quedan cuatro puertos que relatar antes de llegar a Kilada, donde el Alea nos espera
.
. Las cosas van cuadrando... para cuando pongamos al día los relatos estaremos prestos a embarcar de nuevo y nuestras crónicas dejarán de ser recuerdos para ser rabiosa actualidad, pero pasito a pasito, que para algo estamos aprendiendo a vivir al ritmo que la vida va marcando.




Puerto Heli es una gran bahía que se sitúa en la zona continental. Hemos leído que pretendió en su momento convertirse en un gran puerto para yates de lujo, que antes había dado cobijo a mercantes... sea como fuere, lo cierto es que es un fondeadero ESTUPENDO enclavado en una pequeña ciudad sin ningún encanto!

Pero cuando se navega con un velero no hay nada que se agradezca más que un fondeo que te ofrezca protección con cualquier tipo de viento. ¿recordáis la noche que tuvimos que salir de Spetsés a causa del viento que nos hacía tan incómodo el amarre? pues estábamos a penas a unas millas de Pto. Heli y hacia allá dirigimos la proa (navegando con amigos por primera vez a la luz de las estrellas), con el viento de frente y olas más o menos incómodas acomodamos nuestra velocidad al mar para evitar pantocazos y movimientos incómodos en la medida de lo posible y al embocar la bahía de Pto Heli pudimos ver perfectamente dibujada en el agua una línea que señalaba la frontera entre una mar revuelta y un lago tranquilo y quieto donde descansaban sin apenas balancearse muchísimos veleros y grandes motoras. A veces no hay que pedir más ¿no os parece?




Pto Heli no tiene casitas típicas, no tiene tabernas entrañables, no tiene unas vistas inolvidables... pero tiene un par de tiendas de fruta y verdura, un supermercado muy bien surtido, un par de tiendas náuticas en las que es fácil encontrar algún que otro recambio.

Puesto que el viento de norte es frecuente e incómodo y muchas veces te limita la posibilidad de visitar Hydra o Spetsés, Pto. Heli se convierte en una buena base para no dejar de visitar estas islas; nuestros amigos del "Hasta Luego" -Yves y Marie, con quienes hemos coincidido desde que amarramos en el puerto de Monastir- pasaron una semana con su velero amarrado al muelle y se desplazaron con ferry a las islas que no pudieron visitar navegando.

Es sencillo llegar a Pto. Heli desde Atenas con autobús o ferry.

Y a pesar de todo lo que os he dicho sobre su falta de atractivo... también ofrece estupendas puestas de sol.




Y en cualquier caso, este lugar, como nos está enseñando Grecia, puede no ser un dechado de belleza... pero para encontrar un rincón que nos deje sin respiración a penas hay que moverse unos metros.

La bahía -donde se refugian los barcos por la noche- está rodeada de innumerables calitas, con los pinos a ras de agua, en las que disfrutar del baño y de las aguas cristalinas.




Las más próximas están siempre repletas pero si te alejas un poquito puedes intentar dar con una desierta.

Nosotros intentamos amarrar atándonos a tierra en una cala en la que ya había un par de veleros pero llegó una pequeña motora y nos quitó el único sitio en el que cabíamos con tranquilidad. Al enfado -chiquito- inicial siguió la mejor tarde de todas las que hemos disfrutado... POR FIN ENCONTRAMOS UNA CALA SOLITARIA en la que podías soñar que eras un náufrago solitario, un Robinson afortunado, un privilegiado que ha descubierto un trocito de paraíso.





Nos recibió el silencio y casi no nos podíamos creer que el fondo fuera adecuado para el ancla, la profundidad la perfecta para el fondeo, que hubiera un árbol que parecía lo hubieran puesto para que pudiéramos atar el cabo





Parecía mentira que el agua pudiera tener ese color



que simplemente con nadar unos metros pudiéramos conquistar tierra firme



Que el Alea se dibujara tan bonito en ese marco que parecía hecho para ella




Pero después de mirar, respirar hondo y pellizcarnos no nos quedó más remedio que aceptar que todo era verdad

Y es que a veces sólo hay que moverse un poquito para que el escenario cambie

Porque el paraíso se esconde detrás de cualquier esquina



La mayoría de fotos de este post son de Joan Rocabert,
que se convirtió en osado reportero por un día
y nos regaló alguna de las mejores imágenes del verano.
Gràcies Joan

sábado, 28 de noviembre de 2009

Spetsés, Spetsai...

Pasada la celebración del cumple y digerido el pastelito... volvemos a mirar atrás para repasar lo que ha sido el verano y lo mucho que tiene el golfo argosarónico que ofrecer para unas buenas vacaciones navegando...

hoy SPETSAI, o Spetsés, que de todas las formas lo hemos visto escrito






Ya nos había avisado Fernando que amarrar en el puerto de Spetsés era misión imposible y más en verano y nos dijo cuál era el rinconcito en el que él dejaba normalmente a su Ralip. No hay nada que se agradezca más que llegar a un puerto nuevo con una buena información; para ello estudiamos a fondo la guía que llevamos a bordo (la Imray) y si tenemos un buen acceso a internet intentamos consultar Google Earth, pero desde luego, lo mejor es contar con el consejo directo de un amigo ¡gracias, Fernando!



El punto indicado, en el que se puede encontrar un huequito en verano, es uno de esos en los que hay que echar el ancla por proa y hacer firmes un par de cabos a las estacas o anillas que hay en tierra (ya os expliqué antes... hay quien lo hace con ayudándose con la zodiac, yo prefiero el chapuzón); hay que dejar unos 20 metros porque hay mucha roca y siempre hay muchos barcos (o sea, un montón de cabos), pero por los menos aquí no abundan los erizos!



Una vez el barco bien amarradito




toca bajar a tierra firme para pasear por esta isla, que tal vez no sea tan especial como Hydra, pero ofrece unos paseos estupendos, playitas minúsculas, tabernas típicas, tienditas de souvenirs, puestas de sol...

Lo normal -desde luego- es utilizar la zódiac, pero desde que compramos la bolsa estanca también hemos usado la modalidad de unas zapatillitas y un pareo y al agua!




Y cuando ha sido Aleita la que nos ha acompañado a tierra, había que buscar un buen pantalancito donde dejarla.

La primera vez nos dirigimos al puerto de pescadores y entre los pequeños barcos encontramos un "pantalán" al que atar el cabito, eso sí, un tanto precario y pronto vinieron unos trabajadores a decirnos que allí no podíamos quedarnos.




Buscamos, miramos dónde había alguna otra auxiliar, y cerquita de donde estábamos amarrados encontramos donde dejar la zódicac... tras sortear los montones de cabos -los amarres de nuestros vecinos- que se interponían entre el Alea y el "pantalán".




Y por fin en tierra sólo queda DISFRUTAR




Visitar un pequeño taller de un carpintero que ha tenido que cambiar la construcción de veleros por la construcción de modelos; un taller que te transporta a otros tiempos cuando las manos lo eran todo. Nos encantó ver que tiene un jovencísimo aprendiz y que tal vez la tradición pueda salvarse una generación más.




Todavía se conservan pequeños astilleros en los que se puede ver trabajar de forma artesanal




Y otros que han corrido peor suerte y que han dejado de alojar barcos para alojar restaurantes encantadores cuyas luces adornan la noche... no hemos ido a cenar a ninguno, pero desde la bañera del Alea pudimos difrutar de las mejores vistas.






Y tras los baños, los paseos, las cenitas a la luz de las estrellas... rumbo a un nuevo puerto.


En Spetsés nos pasó una anécdota que vale la pena compartir.

Estábamos amarrados en el punto de costumbre (a nuestro babor un barco clásico de madera) cuando llegaron dos catamaranes y se situaron a nuestro estribor. Amarraron dejando los cabos muy sueltos y Johan les indicó que tal vez tuvieran que tensarlos un poco para mantener su posición; su respuesta fue clara y alucinante: "nuestro catamarán es alquilado y tenemos seguro a todo riesgo y tu velero es de acero así que difícilmente te vamos a hacer daño!, es una tontería mover nada."

Sin comentarios.

A la 1 de la madrugada me fui a dormir a la bañera. El amarre -como habéis visto en el plano- está muy abierto al norte -el viento habitual en la zona- y ya soplaban más de 15 nudos. A las 2h el viento no bajaba de 20 nudos y los catamaranes estaban completamente apoyados en nuestro barco. A las 3h. Johan decidió que lo más sensato era ir a Puerto Keli (unas 6 millas y bien protegido) así despertamos a la tripu y a las tres de la mañana tocó darse un chapuzón para soltar las amarras y os puedo asegurar que por mucho agosto que fuera y muy calentita que estuviera el agua, hacía frío.
De todas formas lo más difícil fue dar con nuestros amarres en una noche sin luna y no soltar a los vecinos!
Con una tripulación supercompetente salimos de allí sin ningún problema, me recogieron prestos del agua y pusimos rumbo a mejores fondeos.
Nuestro vecino del barco de madera -que también debía velar a causa del viento- miraba la maniobra con preocupación... ahora los catamaranes se le venían encima a él!!

Y colorín colorado... esta isla se ha acabado.



Información para navegantes

  • No es fácil encontrar amarre en el puerto de modo que hay que contar con amarrar en un punto que está abierto al norte (viento predominante)
  • Hay gasolinera pero no encontramos donde conseguir campingaz
  • El puerto / amarre donde hemos estado no es el mismo al que llegan los ferrys por lo que es "tranquilo"
  • Es un puerto MUY frecuentado por grandes yates a motor que vienen de Atenas los fines de semana (se montan fiestas importantes... o sea, musiquilla hasta bastante entrada la noche, nada de disfrutar del silencio mirando las estrellas)
  • Hay un par de supermercados pero no es el mejor punto para hacer compras
  • Los restaurantes y tabernas más asequibles están próximos al puerto en el que atracan los ferrys... hay que caminar unos 20 minutos!
  • En cualquier caso, la visita está más que justificada.


domingo, 22 de noviembre de 2009

UN AÑO



Hoy estamos de celebración porque hoy hace un año que soltamos amarras para empezar a navegar




La verdad es que es tiene su dificultad establecer una fecha concreta que marque el principio de todo esto

¿el día que compramos el Alea?

¿tal vez el día en que con nuestra historia de los papelitos decidimos que queríamos cambiar de vida y navegar?

¿un poquito más atrás, el día en que nos conocimos?

Todas las fechas son buenas porque todas son partes del camino que nos ha llevado hasta donde estamos hoy

Pero nos quedamos con el 22 de noviembre

porque fue el primer día que las velas del Alea ondearon al viento... y quedó recogido en un vídeo que se ha convertido en una de nuestras joyas más preciadas, capaz -aún hoy- de arrancarnos una lagrimilla de emoción (gracias PIK, si un amigo tenía que soltar las amarras... estamos orgullosos de que tú soltaras las nuestras y además nos regalaras estas imágenes!)

Porque para alegría de mi madre fuimos portada de la prensa regional

Porque soltar las amarras es el gesto definitivo!!





si toca hacer valoraciones sólo podemos decir que al mirar atrás y recordar la tormenta de la primera travesía, nuestros primeros amarres, los lugares que hemos visitado, las gentes que hemos conocido, etc etc etc, sin duda hay momentos buenos -buenísimos, inolvidables- y otros menos gustosos... pero el total no puede ser más positivo



Es cierto que no estamos celebrando nuestro primer cumpleaños con las velas desplegadas como habríamos querido, cuestiones familiares nos tienen atados a tierra por unas semanas, pero también eso hemos aprendido en estos meses, a ser un poquito flexibles y aceptar que a veces es el viento (la vida) y no nosotros quien manda... y eso no nos quíta la sonrisa.




Pues nada amigos, levantamos la copa con camaradería náutica y brindamos con vosotros por las singladuras pasadas y por las futuras, por el mar y los vientos, por las ilusiones y el futuro... porque ahí afuera hay muchos amaneceres y muchas puestas de sol que nos esperan, y no vamos a fallar a la cita!!


miércoles, 11 de noviembre de 2009

ahí abajo... un mundo

Hoy que ando medio malucha con una otitis que no me deja tranquila, me ha dado por pensar en el mundo que descubrí ahí abajo... será que todo el mundo me decía que tuviera cuidado con el agua y mis oídos sensibles y sin embargo el agua me sentó fenomenal y es ahora cuando estoy con las gotas y el termómentro!

Lo cierto es que -aunque pueda parecer un poco incongruente con el tipo de vida elegido- a mí, personalmente, nunca me ha encantado la idea de tirarme al mar a cualquier hora, no sueño con el primer chapuzón de la temporada ni me echo a llorar cuando el agua está demasiado fría para echarse unos largos.
Me gusta, eso sí, darme un bañito, a veces, cuando me apetece


y para qué negarlo, con las aguas que nos hemos ido encontrando me ha apetecido más veces de las que había previsto; pero eso, que no estoy loca por lanzarme al agua... o no lo estaba!
A Johan le gusta lo de hacer snorkel y la verdad es que al verlo así, como flotando y dejándose llevar, pues me picaba la curiosidad

El primer vistazo iba siempre para el ancla que en la mayoría de los casos se podía ver perfectamente y así quedaba claro si había cogido o no en el fondo.

Y después, a disfrutar


Y al salir del chapuzón invariablemente me comentaba que había visto un montón de pececillos, erizos de mar y qué sé yo.

Pero yo pensaba que para eso no hacía falta tanto snorkel porque yo podía verlo mientras me remojaba los pies con un libro en la mano en la plataforma de baño tan ricamente!


Hasta que un día tuvo la brillante idea de que podíamos "estrenar" la cámara de fotos.

Ya os he hablado antes de la cámara de fotos que me regaló mi hermana (and family) antes de la partida: una compacta con la que puede hacer fotos y vídeos hasta a 10 metros de profundidad. Es ideal para el barco porque podemos tenerla en la bañera sin la preocupación de que un roción la moje y la estropée, pero tan satisfechos estábamos con su uso "normal" que nos olvidamos que podíamos usarla en el agua!!!
Y fue así como un día Johan subió con unas fotos preciosas


Y fue así como la curiosidad pudo más que la pereza, el temor a lo desconocido o lo que fuera que me tenía a mí fuera del agua... y me zambullí a ver qué había ahí abajo


En su mayoría eran pececillos pequeños -afortunadamente porque si me veo cara a cara con un grandote me muero del susto- que no se alejaban si te dedicabas a pasear tranquilamente por sus dominios, ese mundo de silencio en el que sin embargo parecían estar bailando sólo para mis ojos cada vez que me acercaba de visita




Y como las cosas buenas hay que compartirlas... casi todos los que nos han pasado sus vacaciones a bordo han traído su equipo de snorkel y se han dado el chapuzón


Y yo he descubierto -también- que ahí abajo puedo ejercer de reportera vacacional y capturar momentos mágicos



Y para que veáis que la dichosa cámara está en todo... tiene un modo de autorretrato subacúatico que funciona así de bien!!!!!


Ahora sé que llegaremos a mares en los que el fondo será no un mundo sino un universo con corales, peces de todos los tamaños y colores, que nos sacaremos el título de buceo y que podremos ir más allá que con estas tímidas incursiones con el snorkel.

Pero también he aprendido que no hace falta soñar con el futuro, que llegará a su tiempo... porque el presente ya nos hace felices, porque la felicidad debe ser -digo yo- disfrutar de eso que está al alcance de la mano, estar abierto a nuevas cosas, en definitiva, querer ser feliz.

www.sailingalea.com