miércoles, 11 de noviembre de 2009

ahí abajo... un mundo

Hoy que ando medio malucha con una otitis que no me deja tranquila, me ha dado por pensar en el mundo que descubrí ahí abajo... será que todo el mundo me decía que tuviera cuidado con el agua y mis oídos sensibles y sin embargo el agua me sentó fenomenal y es ahora cuando estoy con las gotas y el termómentro!

Lo cierto es que -aunque pueda parecer un poco incongruente con el tipo de vida elegido- a mí, personalmente, nunca me ha encantado la idea de tirarme al mar a cualquier hora, no sueño con el primer chapuzón de la temporada ni me echo a llorar cuando el agua está demasiado fría para echarse unos largos.
Me gusta, eso sí, darme un bañito, a veces, cuando me apetece


y para qué negarlo, con las aguas que nos hemos ido encontrando me ha apetecido más veces de las que había previsto; pero eso, que no estoy loca por lanzarme al agua... o no lo estaba!
A Johan le gusta lo de hacer snorkel y la verdad es que al verlo así, como flotando y dejándose llevar, pues me picaba la curiosidad

El primer vistazo iba siempre para el ancla que en la mayoría de los casos se podía ver perfectamente y así quedaba claro si había cogido o no en el fondo.

Y después, a disfrutar


Y al salir del chapuzón invariablemente me comentaba que había visto un montón de pececillos, erizos de mar y qué sé yo.

Pero yo pensaba que para eso no hacía falta tanto snorkel porque yo podía verlo mientras me remojaba los pies con un libro en la mano en la plataforma de baño tan ricamente!


Hasta que un día tuvo la brillante idea de que podíamos "estrenar" la cámara de fotos.

Ya os he hablado antes de la cámara de fotos que me regaló mi hermana (and family) antes de la partida: una compacta con la que puede hacer fotos y vídeos hasta a 10 metros de profundidad. Es ideal para el barco porque podemos tenerla en la bañera sin la preocupación de que un roción la moje y la estropée, pero tan satisfechos estábamos con su uso "normal" que nos olvidamos que podíamos usarla en el agua!!!
Y fue así como un día Johan subió con unas fotos preciosas


Y fue así como la curiosidad pudo más que la pereza, el temor a lo desconocido o lo que fuera que me tenía a mí fuera del agua... y me zambullí a ver qué había ahí abajo


En su mayoría eran pececillos pequeños -afortunadamente porque si me veo cara a cara con un grandote me muero del susto- que no se alejaban si te dedicabas a pasear tranquilamente por sus dominios, ese mundo de silencio en el que sin embargo parecían estar bailando sólo para mis ojos cada vez que me acercaba de visita




Y como las cosas buenas hay que compartirlas... casi todos los que nos han pasado sus vacaciones a bordo han traído su equipo de snorkel y se han dado el chapuzón


Y yo he descubierto -también- que ahí abajo puedo ejercer de reportera vacacional y capturar momentos mágicos



Y para que veáis que la dichosa cámara está en todo... tiene un modo de autorretrato subacúatico que funciona así de bien!!!!!


Ahora sé que llegaremos a mares en los que el fondo será no un mundo sino un universo con corales, peces de todos los tamaños y colores, que nos sacaremos el título de buceo y que podremos ir más allá que con estas tímidas incursiones con el snorkel.

Pero también he aprendido que no hace falta soñar con el futuro, que llegará a su tiempo... porque el presente ya nos hace felices, porque la felicidad debe ser -digo yo- disfrutar de eso que está al alcance de la mano, estar abierto a nuevas cosas, en definitiva, querer ser feliz.

www.sailingalea.com


1 comentario:

Anónimo dijo...

Silvia: cuidate esos dolorcillos....
Es curioso como hay cosas que no nos llaman nada la atención a pesar de suponer que son maravillosas....cómo te entiendo con lo de no tener la mínima curiosidad por los fondos marinos!!! pero sí, supongo que será hasta, un día, descubrir que también hay un mundo ahí abajo.
Besos
Pili