sábado, 28 de noviembre de 2009

Spetsés, Spetsai...

Pasada la celebración del cumple y digerido el pastelito... volvemos a mirar atrás para repasar lo que ha sido el verano y lo mucho que tiene el golfo argosarónico que ofrecer para unas buenas vacaciones navegando...

hoy SPETSAI, o Spetsés, que de todas las formas lo hemos visto escrito






Ya nos había avisado Fernando que amarrar en el puerto de Spetsés era misión imposible y más en verano y nos dijo cuál era el rinconcito en el que él dejaba normalmente a su Ralip. No hay nada que se agradezca más que llegar a un puerto nuevo con una buena información; para ello estudiamos a fondo la guía que llevamos a bordo (la Imray) y si tenemos un buen acceso a internet intentamos consultar Google Earth, pero desde luego, lo mejor es contar con el consejo directo de un amigo ¡gracias, Fernando!



El punto indicado, en el que se puede encontrar un huequito en verano, es uno de esos en los que hay que echar el ancla por proa y hacer firmes un par de cabos a las estacas o anillas que hay en tierra (ya os expliqué antes... hay quien lo hace con ayudándose con la zodiac, yo prefiero el chapuzón); hay que dejar unos 20 metros porque hay mucha roca y siempre hay muchos barcos (o sea, un montón de cabos), pero por los menos aquí no abundan los erizos!



Una vez el barco bien amarradito




toca bajar a tierra firme para pasear por esta isla, que tal vez no sea tan especial como Hydra, pero ofrece unos paseos estupendos, playitas minúsculas, tabernas típicas, tienditas de souvenirs, puestas de sol...

Lo normal -desde luego- es utilizar la zódiac, pero desde que compramos la bolsa estanca también hemos usado la modalidad de unas zapatillitas y un pareo y al agua!




Y cuando ha sido Aleita la que nos ha acompañado a tierra, había que buscar un buen pantalancito donde dejarla.

La primera vez nos dirigimos al puerto de pescadores y entre los pequeños barcos encontramos un "pantalán" al que atar el cabito, eso sí, un tanto precario y pronto vinieron unos trabajadores a decirnos que allí no podíamos quedarnos.




Buscamos, miramos dónde había alguna otra auxiliar, y cerquita de donde estábamos amarrados encontramos donde dejar la zódicac... tras sortear los montones de cabos -los amarres de nuestros vecinos- que se interponían entre el Alea y el "pantalán".




Y por fin en tierra sólo queda DISFRUTAR




Visitar un pequeño taller de un carpintero que ha tenido que cambiar la construcción de veleros por la construcción de modelos; un taller que te transporta a otros tiempos cuando las manos lo eran todo. Nos encantó ver que tiene un jovencísimo aprendiz y que tal vez la tradición pueda salvarse una generación más.




Todavía se conservan pequeños astilleros en los que se puede ver trabajar de forma artesanal




Y otros que han corrido peor suerte y que han dejado de alojar barcos para alojar restaurantes encantadores cuyas luces adornan la noche... no hemos ido a cenar a ninguno, pero desde la bañera del Alea pudimos difrutar de las mejores vistas.






Y tras los baños, los paseos, las cenitas a la luz de las estrellas... rumbo a un nuevo puerto.


En Spetsés nos pasó una anécdota que vale la pena compartir.

Estábamos amarrados en el punto de costumbre (a nuestro babor un barco clásico de madera) cuando llegaron dos catamaranes y se situaron a nuestro estribor. Amarraron dejando los cabos muy sueltos y Johan les indicó que tal vez tuvieran que tensarlos un poco para mantener su posición; su respuesta fue clara y alucinante: "nuestro catamarán es alquilado y tenemos seguro a todo riesgo y tu velero es de acero así que difícilmente te vamos a hacer daño!, es una tontería mover nada."

Sin comentarios.

A la 1 de la madrugada me fui a dormir a la bañera. El amarre -como habéis visto en el plano- está muy abierto al norte -el viento habitual en la zona- y ya soplaban más de 15 nudos. A las 2h el viento no bajaba de 20 nudos y los catamaranes estaban completamente apoyados en nuestro barco. A las 3h. Johan decidió que lo más sensato era ir a Puerto Keli (unas 6 millas y bien protegido) así despertamos a la tripu y a las tres de la mañana tocó darse un chapuzón para soltar las amarras y os puedo asegurar que por mucho agosto que fuera y muy calentita que estuviera el agua, hacía frío.
De todas formas lo más difícil fue dar con nuestros amarres en una noche sin luna y no soltar a los vecinos!
Con una tripulación supercompetente salimos de allí sin ningún problema, me recogieron prestos del agua y pusimos rumbo a mejores fondeos.
Nuestro vecino del barco de madera -que también debía velar a causa del viento- miraba la maniobra con preocupación... ahora los catamaranes se le venían encima a él!!

Y colorín colorado... esta isla se ha acabado.



Información para navegantes

  • No es fácil encontrar amarre en el puerto de modo que hay que contar con amarrar en un punto que está abierto al norte (viento predominante)
  • Hay gasolinera pero no encontramos donde conseguir campingaz
  • El puerto / amarre donde hemos estado no es el mismo al que llegan los ferrys por lo que es "tranquilo"
  • Es un puerto MUY frecuentado por grandes yates a motor que vienen de Atenas los fines de semana (se montan fiestas importantes... o sea, musiquilla hasta bastante entrada la noche, nada de disfrutar del silencio mirando las estrellas)
  • Hay un par de supermercados pero no es el mejor punto para hacer compras
  • Los restaurantes y tabernas más asequibles están próximos al puerto en el que atracan los ferrys... hay que caminar unos 20 minutos!
  • En cualquier caso, la visita está más que justificada.


domingo, 22 de noviembre de 2009

UN AÑO



Hoy estamos de celebración porque hoy hace un año que soltamos amarras para empezar a navegar




La verdad es que es tiene su dificultad establecer una fecha concreta que marque el principio de todo esto

¿el día que compramos el Alea?

¿tal vez el día en que con nuestra historia de los papelitos decidimos que queríamos cambiar de vida y navegar?

¿un poquito más atrás, el día en que nos conocimos?

Todas las fechas son buenas porque todas son partes del camino que nos ha llevado hasta donde estamos hoy

Pero nos quedamos con el 22 de noviembre

porque fue el primer día que las velas del Alea ondearon al viento... y quedó recogido en un vídeo que se ha convertido en una de nuestras joyas más preciadas, capaz -aún hoy- de arrancarnos una lagrimilla de emoción (gracias PIK, si un amigo tenía que soltar las amarras... estamos orgullosos de que tú soltaras las nuestras y además nos regalaras estas imágenes!)

Porque para alegría de mi madre fuimos portada de la prensa regional

Porque soltar las amarras es el gesto definitivo!!





si toca hacer valoraciones sólo podemos decir que al mirar atrás y recordar la tormenta de la primera travesía, nuestros primeros amarres, los lugares que hemos visitado, las gentes que hemos conocido, etc etc etc, sin duda hay momentos buenos -buenísimos, inolvidables- y otros menos gustosos... pero el total no puede ser más positivo



Es cierto que no estamos celebrando nuestro primer cumpleaños con las velas desplegadas como habríamos querido, cuestiones familiares nos tienen atados a tierra por unas semanas, pero también eso hemos aprendido en estos meses, a ser un poquito flexibles y aceptar que a veces es el viento (la vida) y no nosotros quien manda... y eso no nos quíta la sonrisa.




Pues nada amigos, levantamos la copa con camaradería náutica y brindamos con vosotros por las singladuras pasadas y por las futuras, por el mar y los vientos, por las ilusiones y el futuro... porque ahí afuera hay muchos amaneceres y muchas puestas de sol que nos esperan, y no vamos a fallar a la cita!!


miércoles, 11 de noviembre de 2009

ahí abajo... un mundo

Hoy que ando medio malucha con una otitis que no me deja tranquila, me ha dado por pensar en el mundo que descubrí ahí abajo... será que todo el mundo me decía que tuviera cuidado con el agua y mis oídos sensibles y sin embargo el agua me sentó fenomenal y es ahora cuando estoy con las gotas y el termómentro!

Lo cierto es que -aunque pueda parecer un poco incongruente con el tipo de vida elegido- a mí, personalmente, nunca me ha encantado la idea de tirarme al mar a cualquier hora, no sueño con el primer chapuzón de la temporada ni me echo a llorar cuando el agua está demasiado fría para echarse unos largos.
Me gusta, eso sí, darme un bañito, a veces, cuando me apetece


y para qué negarlo, con las aguas que nos hemos ido encontrando me ha apetecido más veces de las que había previsto; pero eso, que no estoy loca por lanzarme al agua... o no lo estaba!
A Johan le gusta lo de hacer snorkel y la verdad es que al verlo así, como flotando y dejándose llevar, pues me picaba la curiosidad

El primer vistazo iba siempre para el ancla que en la mayoría de los casos se podía ver perfectamente y así quedaba claro si había cogido o no en el fondo.

Y después, a disfrutar


Y al salir del chapuzón invariablemente me comentaba que había visto un montón de pececillos, erizos de mar y qué sé yo.

Pero yo pensaba que para eso no hacía falta tanto snorkel porque yo podía verlo mientras me remojaba los pies con un libro en la mano en la plataforma de baño tan ricamente!


Hasta que un día tuvo la brillante idea de que podíamos "estrenar" la cámara de fotos.

Ya os he hablado antes de la cámara de fotos que me regaló mi hermana (and family) antes de la partida: una compacta con la que puede hacer fotos y vídeos hasta a 10 metros de profundidad. Es ideal para el barco porque podemos tenerla en la bañera sin la preocupación de que un roción la moje y la estropée, pero tan satisfechos estábamos con su uso "normal" que nos olvidamos que podíamos usarla en el agua!!!
Y fue así como un día Johan subió con unas fotos preciosas


Y fue así como la curiosidad pudo más que la pereza, el temor a lo desconocido o lo que fuera que me tenía a mí fuera del agua... y me zambullí a ver qué había ahí abajo


En su mayoría eran pececillos pequeños -afortunadamente porque si me veo cara a cara con un grandote me muero del susto- que no se alejaban si te dedicabas a pasear tranquilamente por sus dominios, ese mundo de silencio en el que sin embargo parecían estar bailando sólo para mis ojos cada vez que me acercaba de visita




Y como las cosas buenas hay que compartirlas... casi todos los que nos han pasado sus vacaciones a bordo han traído su equipo de snorkel y se han dado el chapuzón


Y yo he descubierto -también- que ahí abajo puedo ejercer de reportera vacacional y capturar momentos mágicos



Y para que veáis que la dichosa cámara está en todo... tiene un modo de autorretrato subacúatico que funciona así de bien!!!!!


Ahora sé que llegaremos a mares en los que el fondo será no un mundo sino un universo con corales, peces de todos los tamaños y colores, que nos sacaremos el título de buceo y que podremos ir más allá que con estas tímidas incursiones con el snorkel.

Pero también he aprendido que no hace falta soñar con el futuro, que llegará a su tiempo... porque el presente ya nos hace felices, porque la felicidad debe ser -digo yo- disfrutar de eso que está al alcance de la mano, estar abierto a nuevas cosas, en definitiva, querer ser feliz.

www.sailingalea.com


martes, 10 de noviembre de 2009

Hydra




Seguimos mirando atrás, que no hay nada como tener un paraíso al que volver con la memoria cuando
hace fresquito y llueve...



Aquí está el mapa de rigor.





Hydra (lo hemos encontrado escrito de muchas forma: Ydra, Idra...) tiene fama de ser una de las islas más bonitas de la zona del Sarónico y después de visitarla no seremos nosotros los que echemos por tierra la afirmación!


Comunicada con Atenas a diario con ferry (de los rápidos, de los menos rápidos) es muy conocida sobre todo porque no hay tráfico rodado... salvo -creo- los camiones para recoger la basura y espero que una ambulancia y una dotación de bomberos... todo se hace a lomos de burro.

Con semejantes expectativas estábamos ilusionados cuando pusimos por primera vez rumbo a Hydra (hemos estado cuatro veces este verano) así que no estábamos muy preparados para encontrar lo que encontramos en el pequeño puerto!





Es un puerto pequeño y una isla MUY popular así que decir que estaba hasta la bandera no explica cómo estaba: el amarre se hace con el ancla a proa y cabos a tierra en popa, pues bien, cuando el muelle está lleno, una segunda "fila" de barcos amarra del mismo modo encajando su popa entre las proas de los que ya están (los cabos de popa que los primeros hicieron firmes en tierra estos segundos los fijan a las bitas de proa de los veleros de la "primera fila") y cuando esta segunda fila está completa... pues una tercera por el mismo sistema!!!

Hemos visto hasta cuatro filas de barcos así amarrados, eso sí, si eres de los que llegaron últimos has de pasar por tres veleros para llegar a tierra, si eres de los primeros, no puedes salir hasta que lo hagan los que tienes delante y si no es extraño que se enreden las cadenas en otros puertos en éste para qué contar!!

Si a esto le añadimos que los ferrys llegan a un muelle que hay justo al lado levantando una ola que hace que todos los mástiles vayan locos... impresionante.

La primera vez intentamos amarrar -había un buen sitio en segunda fila- pero un catamarán de chárter nos birló el lugar sin contemplaciones (cuando estábamos a punto de dejar caer el ancla se nos vino encima y nos obligó a maniobrar para no colisionar... la ley del más fuerte, o del más descerebrado, o del más grande, o del que no tiene miedo de cargarse el barco porque no es suyo!) y después -tranquilamente fondeados- casi nos alegramos del "favor" que nos hizo echándonos del puerto.

Fernando, nuestro amigo del Ralip, nos había prevenido y nos había dicho que él siempre fondeaba en Mandraki, una bahía que está algo más al norte, así que para allá que nos fuimos.




Llegamos a Mandraki y nos encontramos con una bahía preciosa... de esas en las que hay que amarrar con un cabo a tierra lejando unos metros entre la popa del barco y la costa porque hay rocas...

como iremos volviendo, la técnica merjorará espectacularmente, pero la primera vez tuvo su dificultad! El centro de la bahía es muy profundo, hay que soltar el ancla cuando la sonda marca unos 25-30 metros, dejar ir unos 80 metros de cadena y amarrar a tierra llegando en auxiliar o a nado (aquí pisé un erizo y aprendí que no hay que hacerlo sin calzado adecuado).

Por suerte de que un vecino nos dejó abarloarnos a su barco para hacer la maniobra del amarre con más calma y después -en días de menos viento- hemos podido comprobar que la práctica lo es todo y que podíamos hacerlo sin dificultad, pero de un modo u otro, a lo que íbamos:
ya estamos en Hydra.




El mayor problema de esta isla es que tanto el puerto como los fondeos -preciosos- que tiene están abiertos al norte y que el viento habitual de la zona es el Meltemi... viento del norte, así que hay que intentar encontrar días sin viento o con viento del sur (difícil) para estar tranquilo en el fondeo o encontrar un buen lugar en el puertecito (muy difícil)

La primera noche que dormimos en Mandraki la pasamos en vela... guardias de fondeo ante un viento importante que parecía querer llevarnos contra las rocas (cuando en un fondeo hay mucho viento nos levantamos cada hora para ver que todo está bien, tenemos puesta la alarma de la sonda... pero esa noche nuestros vecinos la pasaron en vela con el motor encendido un poquito avante porque su ancla no había cogido bien!).

Después de esa experiencia sólo hemos vuelto cuando la meteo indicaba que no había problema. Es cierto que Hydra es preciosa y que merece la pena no perdérsela... pero hay mil rincones preciosos que merece la pena no perderse por la zona, y no somos de los que disfruten con el riesgo innecesario!!!!



Eso sí, una vez amarraditos y sin malos vientos, es un lugar ENCANTADOR en el que pasar un día, dos días o más si lo que buscas es tranquilidad... en el fondo de la bahía hay un hotel con restaurante y cafetería, parada de botebús y taxi para ir al puerto de Hydra...





Es probable que por la mañana veas a algún lugareño yendo de aquí para allá con el burro de rigor (o sea, que no es un reclamo de la guía... ¡es verdad!)




Las aguas son CRISTALINAS y poder saltar en cualquier momento es algo que no tiene precio y además es el lugar en el que yo he descubierto el placer de hacer snorkel... pero esto os lo cuento otro ratito.




Y cuando entran ganas de estirar las piernas, en un plis plas el barquero-Johan nos acerca a la orilla.




El puerto está a una media hora andando, pero el camino está plano e iluminado, es un paseo muy recomendable, con unas vistas preciosas a cualquier hora: viendo la puesta de sol, disfrutando de una noche estrellada...




Pero también se puede optar por el bote-bús; sale aproximadamente cada media hora desde el pantalán del hotel y por 2'5 euros te lleva al puerto; está la opción del taxi (14 euros un bote-taxi completo que puede llevar hasta 8 personas) pero hay que llamarlo por teléfono (es más fácil en sentido contrario -puerto a Mandraki- ya que hay una parada llena de taxis) y te deja directamente en tu velero!





Y de una manera o de otra, llegamos a Hydra ciudad/puerto/pueblecito.





Es cierto que es precioso; si no te mueves del puerto hay mucha más aglomeración de gente que en otros lugares que hemos conocido, hay más tiendas de marca y diseño (por lo tanto es más fashion y más caro), las compras de comida te salen por un pico, la cervecita es más cara... pero es taaaan bonito y en cuanto te alejas y empiezas a caminar es tranquilo!





Los burros, que lo mismo los ves cargando con las mochilas o maletas de algún turista camino de su hostal, que llevando las cervezas u otras provisiones a bares y comercios






Las calles blancas y azules que seguro que nos tienen reservadas las Cicladas pero que en esta zona se nos hacen novedad





Las casitas dibujándose en la ladera de la montaña como si de una postal se tratase





Y como no el espectáculo de la puesta de sol... que si la orientación del puerto no es buena para la estancia con vientos del norte, tiene otras ventajas!



puesta de sol desde el fondeo



Aunque cualquier rincón es bueno para disfrutar de este espectáculo, hay un barcito que se llama Sunset en el que puedes acompañar la fiesta de los ojos con una cervecita o un mojito... eso sí, hay que tener la buena costumbre de mirar la lista de precios antes de pedir para evitar sustos -que aquí los dan-!!!


foto de Olga Casado

Y llega la hora y...



el silencio lo envuelve todo, y los coleres parecen de mentira y piensas eso de que la vida es bella si te puede regalar momentos así




Y al caer la noche puedes optar por quedarte de copas, irte a cenar a cualquier resturante... o volver a bordo, echarte unas risas con los amigos y tumbarte en cubierta para ver los cientos de miles de estrellas que parece que están ahí solo para tí.

A nosotros nos gusta más lo segundo.