martes, 2 de marzo de 2010

Kithnos. Haciendo amigos


Como he comentado conocimos a Alexis y a Helení de una manera casual. Preguntamos por las aguas termales y nos invitaron a un café. Para acompañar el café sacaron una taramosalata casera (una ensalada tipo paté... buenísima), un pulpo que había pescado él y cocinado ella, un poquito de pan............. nos fuimos de allí comidos y con una invitación para cenar!


Y simplemente andando de regreso al Alea, encontramos a un señor que recolectaba unas hierbas. Johan que si algo busca es conocer a la gente de primera mano, se acercó a charlar con el señor; evidentemente no pasaron de los signos, pero estuvieron un buen rato y pudimos entender que los tallos eran comestibles en crudo...






Esa misma tarde nos presentamos de nuevo en casa de nuestros nuevos amigos. Alexis es un verdadero enamorado de la pesca y había invitado a Johan a traer su caña; de todos es sabido que lo de la pesca no es uno de nuestros fuertes y estamos deseosos de aprender.


Alexis prepara los anzuelos, enseña a Johan qué cebo poner (ellos usan gambitas o trozos de calamar), la técnica de tirar... y ahí se pasan el rato, el úno limpiando la pesca de la mañana -nuestra cena- el otro lanzando el cebo




y las cosas como son, picar, no picó nada, pero Johan disfrutó como un niño







En un determinado momento Alexis se puso alerta y nos pidió con urgencia un trasto (un palo con cuatro púas) y muy reconcentrado... zas! atravesó sin problemas al pez más feo que haya visto nunca, que merodeaba la pared en la que él estaba limpiando el pescado!







Si llega a ser Johan el que pesca semejante bicho, no lo pruebo ni con un certificado de sanidad en la mano (así de feo no puede ser bueno) y menos después de ver como tras media hora en el agua seguía vivo y lanzando dentelladas.


Pero Alexis dice que es exquisito y no me queda otra que comer un poquito (fresquito y guisado a la barbacoa). La verdad: malo no estaba, pero no podía quitarme de la cabeza el careto tan feo...





La cena fue abundante (pescado fresco, ensaladas, pulpo... hasta langosta) regada con un Rioja que llevamos (el último de la bodega). La charla amena -ella habla un inglés perfecto, él, pese a haber vivido más de 40 años en NY así así, perfecto para que yo no me corte y me anime a hablar- y la velada se alargó horas



Estas experiencias son las que enriquecen el viaje, la que nos hacen sentir parte de una historia que no se escribe sólo paseando por las calles, o fotografiando monumentos... somos gente y gustamos de la gente y conocerlos a ellos ha sido lo mejor de las últimas semanas.



Y, desde luego, nos despedimos hasta el día siguiente en el que tocaba cena en el Alea.



Por la mañana, camino de la Chora, nos encontramos de nuevo a Alexis trabajando las redes con unos amigos pescadores a los que nos presentó. Johan necesitaba electricidad para usar herramientas (al subir la cadena siempre tenemos el problema de que ésta salta de una a otra roldana haciendo difícil recogerla) y los pescadores nos invitan a usar su pequeño taller común...



Amigos traen amigos



Así quedó la pieza después de un ratillo de trabajo.










Y cenamos todos otra vez juntos -entre otras cosas la siempre presente tortilla de patatas, bandera culinaria del Alea siempre que recibimos visita- y charlamos sobre nuestras ocupaciones, nuestras familias, nuestras ciudades, nuestros países.... y quedamos para volver a su casa al día siguiente.






Esta vez la cena era para seis personas porque se unieron sus amigos Nikolas (pescador griego) y Maria (su pareja, una mujer de Ucrania que lleva 10 años en Kithnos) con lo que la dificultad del idioma lo hizo todo un poco más difícil -o un poco más divertido.


La cena superabundante; no sabemos si es costumbre o ganas de impresionar, pero todo el peso que habíamos conseguido bajar desde Navidades vuelve a estar en su lugar... pero sin rencor.





En un momento determinado, al final de la cena, nuestro anfitrión salió a mirar alguna cosa y llamó nuestra atención a gritos "el agua, el agua!"
Salimos todos corriendo y sí, el agua había subido su nivel unos 50 centímetros por lo menos, inundando la calle, para volver a bajar -otros tantos centímetros por debajo de su altura normal- minutos después.
No podíamos dar crédito, no entendíamos nada.
Sin embargo, Nikolas, dijo tan tranquilo "fenómeno sísmico" (tal cual, ahora ya sabemos que ambas palabras son de origen griego) y se fue a acabar de comer la fruta.
Nosotros rápidamente pensamos en Alea, si el agua también había subido en el puerto ¿estaríamos navegando sobre el pantalán?
recorrimos el camino en la mitad del tiempo habitual para ver que sí, que el agua corría sobre el pantalán, que las defensas que normalmente están a la vista solo la mitad, estaban a ras del suelo... afortunadamente el viento nos apartaba del muelle y no sufrimos daños aunque pasamos la noche vigilando el nivel del agua, la dirección del viento.

Y tras el susto volvimos a la vida tranquila; las tardes restantes en Kithnos, Johan ha puesto en práctica las enseñanzas de Alexis sin mucho éxito -seguimos sin pescar- pero con mucha afición .





Y cuando por fin tuvimos una buena previsión de tiempo y decidimos que era hora de partir nos fuimos a despedir de nuestros amigos, pero la casa estaba vacía!


Hicimos un pequeño arreglillo -al que nos habíamos comprometido- en su barquito y dejamos una nota en la puerta. Nos dolía no poder decirles adiós con un buen abrazo pero era hora de partir y el buen viento nos esperaba tempranito





Así que podéis imaginar nuestra sorpresa cuando a las 7 de la mañana, ya en la bocana del puerto, mirando atrás, vimos venir a Alexis y Helení en su barquito... nos querían decir adiós y habían previsto que la mejor hora de partir era temprano y habían madrugado para venir a despedirse... con una docena de huevos de sus propias gallinas!


Con los dos barquitos en marcha hicimos el trasvase de los huevos y nos prometimos escribirnos



Atrás queda Kithnos, para nosotros la isla de Helení y Alexis.


La tortilla que nos comimos al día siguiente, impagable, de un color de maíz que hacía años no disfrutábamos!

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Información para navegantes.

El pequeño puerto de Loutra (al este de la isla) tiene una buena protección para cualquier tipo de viento (amarrando a uno u otro lado del muelle según convenga más). Hay servicio de luz y agua pero durante el invierno está desconectado. Hay una fuente pública de la que se sirven los pescadores y que nos permitieron utilizar

Nos han hablado bien de un par de bahías al sur, pero el tiempo no nos ha acompañado para el fondeo

La isla tiene otro puerto al oeste, Meriha, al que arriban los ferrys, bueno para el meltemi pero no para el viento de componente sur que abunda en estas fechas.

No nos han cobrado nada por nuestra estancia, las autoridades nos saludan y no nos cobran... es lo que tiene ser un bicho raro que navega en invierno

En Loutra sólo hay una panadería y algunos bares y restaurantes; para aprovisionamiento hay que desplazarse a la Chora.






3 comentarios:

Paula dijo...

Realmente ese pez es un Asco, se asemeja a una babosa!!! puaj!!! jajaja besos desde bs.as.
Paula

Anónimo dijo...

ESTE ES PEZ SE LLAMA MORENA. EXISTEN MUCHOS EN CANARIAS (LA PALMA). TIENE MUCHAS ESPINAS, PERO ES MUY SABROSO. UN SALUDO DESDE CANARIAS Y ANIMO.

Navegante dijo...

La pesca, como la navegación, requieren cierta práctica. No desesperéis, además, con semejantes viandas a bordo, no necesitáis sobrevivir de lo que pescáis.