martes, 9 de diciembre de 2008

Valencia-Tunez

Tal vez noviembre no es el mejor mes para empezar una navegación por el Mediterráneo.
Quizá haya que probar el barco en navegaciones cortitas antes de iniciar una travesía.
Puede que sea conveniente dejar acabado hasta el último detalle antes de partir.
Es posible que las prisas no sean buenas consejeras.

Pero llevábamos 16 meses trabajando mil horas al día y teníamos unas ganas locas de probar el barco no en navegaciones de 2 millas sino con mar por delante, y es cierto que el interior necesita todavía de mucho trabajo, pero la parte de navegación –electrónica, velas, seguridad- estaba a punto, sólo faltaban elementos de estética y confort... y eso podía esperar.
No teníamos prisa –por eso esperamos un parte meteorológico favorable, que después no lo resultó tanto- pero si unas ansias locas de dar un paso más en el camino y navegar por fin.

Con todos estos ingredientes el día 21 de noviembre decidimos que el día siguiente era el día.




Saldríamos de Valencia con rumbo a las Baleares. Si surgía un problema inmediato, regresábamos al punto de salida; si el problema era algo más posterior, hacíamos una parada en Ibiza o en Formentera.

De ahí poníamos rumbo más o menos de 120 grados hasta situarnos a unas 40 millas de la costa norteafricana que nos daría cobijo de ser necesario.

La previsión de tiempo era a priori aceptable un primer día calmado, dos más con viento de entre 15 y 20 nudos y un último día tranquilo para llegar a puerto tunecino.

El primer día se cumplió el pronóstico y finalmente tuvimos que poner el motor por falta de viento. Superadas las Baleares la cosa empezaba a moverse y decidimos poner rumbo más directo al sur para estar más próximos a la costa. La segunda noche las rachas de viento ya eran de 30 nudos y navegábamos con los tres rizos de la mayor tomados y un poquito de génova, con el tormentín preparado por si fuera necesario... con el paso de las horas pusimos el motor con pocas revoluciones, pero echando una mano para mantener la estabilidad.




Por el camino nos hemos cruzado con montones y montones de mercantes, aquello parecía las Ramblas de Barcelona una noche de verano. No tengo idea de cómo será navegar sin AIS pero lo cierto es que el aparatito es fenomenal y en mis guardias de principiante me ha hecho sentir muy tranquila. A veces teníamos que comunicarnos por radio con algún barco para asegurarnos que nos había visto y que iba a variar su rumbo; sólo una vez tuvimos que maniobrar ante la prepotencia de un capitán que decidió que nos pasaba sin problema por la proa y que más bien nos habría pasado por la quilla... por lo demás todos se mostraron amables y simpáticos con el velerito que cruzaba su ruta.

Por radio nos comunicamos un barco, para pedirle información actualizada del tiempo. Nos dijo que se esperaban dos días con vientos de alrededor de 28 nudos y olas de 3 metros... El Alea seguía portándose de maravilla, Johan fenomenal y yo más o menos (o sea bien, pero con un sueño y un no saber hacer importantes... pero lo suficientemente bien para que Johan pudiera descansar lo necesario) de modo que ante mi total desacuerdo en entrar en un puerto argelino, seguimos adelante.


Antes de salir de España yo ya tenía cierta reticencia a entrar en Argelia. Un amigo argelino nos dijo que su país no era un buen lugar para hacer escalas, un vecino de pantalán que trabaja con Argelia nos habló fatal de la seguridad del país, no es un destino recomendable en las agencias de viaje, las noticias acostumbran a ser poco alentadoras... yo prefería seguir con aquel mar que era el primero que conocía y que por lo tanto no me parecía desmesurado por falta de otra cosa con la que compararlo.




Cuando más tarde otro barco nos dijo que se esperaba para los próximos dos días que se mantuviera el temporal de fuerza entre 7 y 9 que teníamos ya encima, Johan puso rumbo a una bahía protegida y solicitó por radio refugio en puerto. Nos contestaron desde Skikda y nos dirigieron hacia ellos.






Tras unas horas llegábamos a un puerto de mercantes, en el que nos estaban esperando. Atracamos junto a un muelle, rodeado de grandes barcos y en menos de 5 minutos ya teníamos a dos autoridades a bordo, comprobando pasaportes y papeles.




El barco está bastante desastradito –nos hemos traído material para acabar el trabajo a lo que hay que sumar los trastos que se fueron cayendo en la travesía- y ellos alucinaban un poco pero fueron en todo momento amables con nosotros.

Tras los dos representantes de la policía llegaron dos de inmigración, a los que siguieron dos de sanidad, más tarde dos de aduanas y dos más de la autoridad portuaria. Al día siguiente dos más, de no sabemos bien qué, que nos dieron la impresión de querer únicamente ver el velero que por aquellos lares no dejaba de ser una curiosidad flotante.

Puesto que no teníamos visado para Argelia, no hemos podido salir del puerto en los días que hemos estado allí, pero hemos paseado por el puerto y sobre todo descansado a la espera de una buena previsión meteorológica para concluir nuestra primera singladura.

El día en que llegamos y a pesar de que estábamos justo junto a una máquina que estaba haciendo un ruido infernal y que no pararía según nos dijeron hasta las 12 de la noche, nos acostamos a las 8 de la tarde y no abrimos los ojos hasta más de 12 horas después; al día siguiente volvimos a dormir unas 10 horas!!

En Skikda -aunque no teníamos visado para Argelia y en consecuencia no hemos podido salir del puerto- hemos recibido un trato amable de todos los que por el puerto se paseaban –trabajadores, marineros, autoridades- y hemos descansado, puesto algo de orden en el barco, leído, charlado... han sido unos días de tranquilidad que los cuerpos han agradecido.
No nos han cobrado nada por el tiempo que hemos estado ahí.

Únicamente hemos lamentado no poder conocer la ciudad que se levanta con unas casas estupendas sobre una montaña verde, de algunas de ellas nos dijeron que eran pequeños hoteles familiares, lo que significa que hay un turismo interior en el país algo que se aleja de la imagen que yo me había hecho en la cabeza, supongo que sigue sirviendo la máxima de que viajar te abre la mente!!

Comunicando por teléfono con amigos en España, conversando con el capitán de un carguero holandés que estaba por allí, consultando los partes meteorológicos de la torre de control, con los partes que nos ofrecía la gente del puerto, decidimos salir hacia Túnez la tarde del sábado: todos hablaban de vientos del sur casi todo el tiempo y con una velocidad de unos 15 a 20 nudos.

El mar –decidido a cumplir sólo a su manera los pronósticos del tiempo con los que nos movíamos- nos regaló vientos cambiantes y se mantuvo más estable en los 30 nudos que en los 20, pero con nuestros tres rizos y el pelín de génova, esta vez sin motor, tras unas 14 horas llegamos a Tabarka de madrugada.

Nos abarloamos a un barco en un rinconcito de la marina ahí estaban de nuevo aduanas, inmigración y demás, pero el capitán del puerto, les dijo a todos que lo primero era descansar, ya habría tiempo la mañana siguiente para el papeleo. Agradecidos, nos fuimos a dormir con la sensación de haber cumplido, ahora sí, con la primera singladura...

Llevamos aquí un par de días, hay un barco con una pareja de ingleses, otro con un jubilado francés que pasa aquí el invierno, otro con una pareja de Montreal, ayer se fueron un matrimonio estadounidense con sus dos niños pequeños que llevan dos años por el Mediterráneo y emprenden el regreso a casa...


Hay cosas que ver por los alrededores, la ciudad es acogedora, la comida buena y para tranquilidad de los cofrades la cerveza se encuentra en cualquier bar y se compra libremente en los supermercados.

El barco todavía necesita de unas cuantas –muchas- horas de trabajo, pero tendrá que esperar, porque ahora nos toca a nosotros ver pasar el tiempo sin prisa, con un té y un buen libro, paseando por las calles, descubriendo el mercado, comiendo un kebbab, charlando con los vecinos o sencillamente no haciendo nada... hemos soñado por meses con estas semanas de vacaciones y por fin ha llegado el momento

5 comentarios:

Pablo (titulosnauticos) dijo...

Conozco bien los países del magret, y son mucho mejores de lo que la gente piensa. Les encanta la burocracia, hay que aguantar trámites absurdos, pero son buena gente. Me alegro que la pequeña experiencia argelina fuera un poco mejor de lo esperado.

Disfrutar de Túnez, es un sitio maravilloso.

Agustin Bendaña Castrillo dijo...

Que bonito e instructivo se ve su viaje, me gustaria saber mas del velero que se armaron. entre cuantos lo lograron?

landini dijo...

que gusto leeros...asi, poco a poco, desde el primer día...
cada noche un poquito, hasta que os alcance en el tiempo y ya habitemos el mismo presente

Anónimo dijo...

He descubierto hoy vuestro viaje y os voy a leer desde el principio es estupendo gracias.

Sam dijo...

Buenos dias,

Acabo de leer vuestro texto con mucha admiración. Soy a mitad Argelino y la verdad que es un pais para turistas que no son de los que quieren ver el lado fotográfico de un pais, sino por los que van a ver el pais mismo con todo lo que conlleva.

Tengo una duda, Acabo de comprar un barco a motor de 9 mts 7a lista que no puedo llevar a Argelia con remolque por su peso y el precio. Me gustaría saber lo siguiente: 

Si lo llevo navegando por mar a Argelia, cual seria la ruta de navegación desde Barcelona? Puedo por ejemplo hacer la ruta directa desde Barcelona a Argel pasando por palma de Mallorca o bien desde Almería a Oran?
Donde tengo que poner el sello de salida en mi pasaporte?
Tengo el permiso de navegación Argelino, puedo navegar en españa los dias si voy llevando el barco a Argelia?


Gracias,