El camino para llegar hasta el principio del camino ha sido largo.
Pero con constancia y trabajo todo llega y hoy puedo empezar este blog desde la otra orilla del Mediterráneo
Muchos sabréis de nosotros porque ya hace un año que recogemos nuestros sinsabores y nuestras alegrías en el que se ha convertido en el que se ha convertido en el blog del brico-barco por excelencia - http://www.sailingalea.blogspot.es/ - pero para quienes nos descubráis en este momento, bien vale detenerse a hacer una presentación.
¿quiénes somos?
Somos un equipo de tres y somos una sola cosa. El paso de los días, el trabajo compartido, las ilusiones dibujadas al final de la jornada, las horas soñando despiertos delante de un mapa colgado con chinchetas de la pared, todo eso y mucho más han hecho de nosotros un todo en el que sin embargo se pueden vislumbras tres figuras
Johan
Es holandés
Ingeniero electrónico, especialista en sonido, ha navegado desde pequeño y ha soñado con navegar
Ha trabajado en un barco de pasajeros durante cuatro años alrededor de Sudamérica.
Ha tenido barco con anterioridad y ha navegado por el Mediterráneo.
Le gusta trabajar con las manos, es lo que se dice un manitas –sabe hacer un poco de todo... o bastante, o mucho, lo suficiente como para poner un barco en pie- no le asustan los retos; le gusta leer, escuchar música y sobre todo viajar, vivir sin prisas, saboreando el día a día.
Aventurero, tranquilo, curioso y observador por naturaleza.
Ama el mar.
Silvia
Es española.
Ha trabajado siempre como bibliotecaria (aunque estudió para otras cosas que nunca llegaron a ser) y se ha definido siempre como una persona de tierra firme... hasta que le hablaron del mar y dijo “por qué no”.
Soñadora y aventurera.
Ha trabajado activamente con una ONG durante unos años promocionando el turismo sostenible entre los pueblos indígenas y campesinos de Ecuador
Le gusta trabajar con las manos –aunque está lejos de ser una “manitas”, no lo hace del todo mal y aprende deprisa- no le asustan los retos; le gusta leer, cocinar y sobre todo viajar, vivir sin prisas, saboreando el día a día.
Alea
Es un barco de acero, diseño de los arquitectos españoles Echenique Angoso, de 44 pies, robusto y marinero al mismo tiempo que coqueto y elegante, buen navegador.
De ella –porque es una nave muy femenina- sabemos pocas cosas. Corren muchos rumores y no sabemos cuál es más cierto salvo que nunca había navegado y que llevaba unos 8 años en tierra esperando que alguien la rescatara y la devolviera al mar.
Dispone de un salón amplio, una cocina estupenda, tres camarotes, un baño y un pequeño taller.
Ha sido laboriosamente restaurada y puesta a punto, equipada con toda la tecnología y seguridad necesarias, mimada y llevada de nuevo al agua, su medio natural.
El equipo
Los tres unidos somos una sola cosa: LOS ALEA.
¿de dónde venimos?
O dicho de otra manera, de dónde surge la idea.
Para los que nos conozcáis, esta historia ya es sabida, pero ahí va para los que nos estáis descubriendo...
Johan vivía en un pueblito de Valencia y yo en los alrededores de Barcelona. Tras unas semanas viajando en tren, decidimos que si queríamos seguir juntos debíamos buscar una solución de futuro que nos permitiera eliminar la distancia física que separaba nuestras residencias y nos pusimos como tarea “imaginar futuros comunes”.
Cada uno de nosotros escribió sus ideas en papelitos (unas seis por cabeza) y el sábado siguiente nos pusimos manos a la obra. Abríamos un papel, y su autor defendía la idea. El primero lo abrimos en un bar (se llama “el velero”... por si alguien cree en las premoniciones, pero de eso nos dimos cuenta más adelante); era una idea de Johan sobre comprar un barquito y navegar alrededor del mundo. Él lo defendía como una idea descabellada y que fácil podíamos eliminar, pero que era un sueño y no había querido dejar de escribirlo; yo me quedé un poco descolocada pero sin cerrar puertas.
Seguimos con nuestra particular lluvia de ideas en una pizzería y para sorpresa de ambos, la idea del velero superó a todas las demás: nos íbamos a comprar un barco e íbamos a navegar.
Todas las ideas tenían en común que buscábamos algo que no nos sujetara a un horario de oficina (regentar una casa rural, trabajar en una ONG, montar algún pequeño negocio) y que nos permitiera viajar mucho durante el año. La posibilidad del velero suponía viajar mucho y trabajar por el camino para salir adelante. Johan tenía titulaciones náuticas, experiencia en el mar, amor por los océanos.
Yo no me había subido en la vida en un barco, estaba segura de que iba a ser víctima tenaz del mareo, pero me pareció algo impresionante, ilusionante y por lo que valía la pena luchar.
Así nació la idea...
¿hacia dónde vamos??
Muchos navegantes se plantean la idea de dar la vuelta al mundo en un período más o menos largo de tiempo.
Nuestra idea, aunque no muy distinta, no es la misma. No queremos dar la vuelta al mundo –aunque quizás algún día nos encontremos de nuevo en el punto de partida y el círculo se habrá cumplido- sino dar vueltas por el mundo.
El matiz es pequeño, tal vez, pero nos parece que es precisamente ahí, en ese matiz, donde se vislumbra la falta de un objetivo exacto que cumplir, objetivo que nos marcaría el futuro como una línea establecida sobre la que deberíamos deslizarnos.
Dar vueltas por el mundo. Visitar este o aquel país, según el momento. Permanecer un tiempo aquí o allá, según las ganas. Poner rumbo al norte o al sur, según los vientos. Descubrir lo cercano y lo que está lejos, según el ritmo que nos vaya imponiendo el día a día, siguiendo la estela de una amistad, el eco de una recomendación, la curiosidad nacida de una historia oída ante un café...
El velero se llama ALEA. Alea, dados en latín, por extensión: suerte
Alea, la raíz etimológica de ALEATORIO: lo que deviene por azar, por suerte.
Así queremos que sean nuestros viajes, un tanto aleatorios, sólo con la planificación mínima y necesaria para que la proa llegue a buen puerto.
Antes de partir pensábamos dirigirnos a Malta para que yo aprendiera inglés; después nos dijeron que tal vez la calidez invernal de Marruecos fuera mejor, y decidimos ir a Marruecos, hasta que nos hablaron fenomenal de Túnez y dijimos “por qué no”. Entonces nos pareció buena idea costear hacia el norte para visitar a la familia y de ahí dirigirnos al sur. Finalmente dejamos el puerto de Valencia habiendo escrito en nuestro cuaderno de bitácora que el destino era Tabarca, en Túnez, directos y sin escalas.
Después de tres días de navegación hicimos puerto en Argelia... porque el barco lo lleva en el nombre y nosotros en la sangre... no hay más destino que el que nos regale el azar.
Tenemos un plan inicial –que de algo hay que partir- un tanto etéreo en cuanto a fechas y destinos, que contempla estar un par de años –tal vez tres- por el Mediterráneo (Túnez, Malta, Sicilia, Turquía, Mar Negro, Islas Griegas, Montenegro, Cerdeña...) para después poner rumbo a el mar Báltico y Escandinavia, de ahí pasar a Canadá a través de Islandia, Groenlandia, pero a saber dónde acabamos...
¿qué pretende ser este blog?
Ø La memoria de nuestro viaje
Ø El lugar donde dejar escritas las singladuras
Ø El sitio en el que se vayan dibujando nuestros sueños y vaya quedando constancia de nuestro camino
Ø Nuestro álbum de fotos
Ø Un espacio en el que compartir experiencias con quien se quiera asomar a esta ventana
Ø Un rincón en el que hablar con quienes os acerquéis a nuestra aventura
Nuestro blog bricolero sigue en pie, porque el barco todavía necesita retoques y atención. Desde aquí iremos dejando enlaces para que podáis seguir nuestra tarea menos viajera.
Pero este espacio –que desde ahora damos por inaugurado- queda reservado para la parte más lúdica, para el viaje, para la vida.
Bienvenidos a este mar de viajes del que -si queréis- podéis ser parte desde ahora mismo, a través de la lectura o viniendo a visitarnos en cualquier puerto... hay dos camarotes dispuestos para quienes deseen ser parte activa, así que buscad un mapa y no nos perdáis la pista !!!!!!!!!!!!
1 comentario:
Que pena tuve que repetir este comentario y se me fue la frescura del anterior. Bueno queria decir que me siento un poco más libre con unstedes por ahi. Me gustaría saber qué sentiste, Silvia, al verte definitivamente navegando en tu suño-realidad. John no te pongas celoso, es que tú ya sabias de qué iba todo esto de estar en el mar. Alea y buen viento.
Publicar un comentario