martes, 7 de abril de 2015

19 a 30 de marzo 2015.

19 a 31 de marzo 2015. Empieza el viaje

Dos días antes del señalado como día D, conocimos en la marina a una familia de Alaska (papás y dos niños de 4 y 8 años) que acababa de llegar con un velero de 14m, también de acero, y que como nosotros tienen intención de bajar rumbo sur aprovechando el otoño invierno para estar en Ushuaia con la llegada de la primavera. Ellos van a salir un poquito más tarde, pero como vamos sin mucha prisa, haremos todo lo posible por navegar cerquita (en el tiempo y en el espacio) para poder disfrutar de algunos días de compañía y para saber que hay una mano cerca en caso de que surja alguna dificultad.

Primer destino: la gasolinera. Volvimos a Oxean Marina, y llenamos los nuevos tanques de cubierta, el tanque principal y unos cuantos tanques de 20l, el viaje es largo y la calefacción va a ser necesaria.

Primer fondeo: Huelmo (41°39'13S 073°03'46W). Es una bahía tranquila, con un pantalán donde hay espacio para varios veleros -en ese momento había tres- y tres boyas del mismo propietario del pantalán. Como habíamos estado antes aquí y nos habían invitado a tomar la boya, volvimos a hacerlo esperando que todavía fuera gratis (lo fue). La entrada a la bahía está un poco enrevesada por la cantidad de salmoneras pero dentro todo está tranquilo.


El siguiente destino fue la caleta Andrade (42°05'95S 072°33'51W) una preciosa lengua de agua que se adentra en la isla, abierta a los vientos del norte.

Para llegar a Andrade intentando aprovechar el viento (ir a vela es nuestro objetivo prioritario en esta travesía) transitamos por unos canales más o menos angostos entre islas cuando ¡ay va, pero si son los Pratis! Ellos navegaban rumbo a Pto Montt, por apenas unos días no ha podido ser un encuentrito... lo suplimos con una conversación de esas de sofá, a través de la VHF y nos deseamos lo mejor para las próximas rutas, ya en sentidos opuestos.


En Andrade la soledad nos duró poco porque la tarde siguiente llegó un velero. Con los prismáticos intentando poner nombre a nuestros nuevos vecinos descubrimos ¡oh, sorpresa! que era el Karma, un velero de USA con quien coincidimos en San Blas ¡va a ser verdad eso de que el mundo es un pañuelo!
Ellos también quieren hacer rumbo sur en la temporada de invierno, así que queda confirmado: igual estamos un poco locos, pero no somos los únicos.

Salimos en una mañana tan brumosa que no tuvimos más remedio que echar mano del radar, rumbo a Quintupeu.





La niebla se fue disipando despacito descubriendo otro paisaje.




















Os adelanto que la pesca se nos dió mal en el fondeo -y si regresábamos a Quintupeu era sólo porque nos habían dicho que había buena pesca- pero que ¡pescamos!... por el camino. No podemos decir que pez era -porque no lo sabemos- pero para dar alguna pista, era pescado blanco, con un aspecto similar a una sierra pero con una aleta dorsal muuuuy grande, con dientes pero menos que una barracuda y con bastantes espinas (largas y fáciles de manejar en el plato), de sabor exquisito. Nos ha alimentado más de 8 días... no está mal.   








Todo el mundo dice que es complicado pescar en estas aguas y no lo ponemos en duda (solo hemos pillado esta buena pieza) pero desde luego, a Johan, ganas no le faltan. Llevamos a bordo cualquier aparejo que nos han dicho que puede ser válido en la zona; Johan lo intenta al curry mientras navegamos, dando vueltas con el dinghy cuando estamos fondeado, haciendo jigging desde la cubierta, dejando una línea en el fondo por las tardes. Tenemos todo lo necesario para hacer la trampa con la que la gente consigue las centollas. Es cierto que tenemos alimento suficiente en la sentina, pero aun así confiamos en tener proteína fresca a menudo, ya os iremos contando.


¿véis esa cosita pequeña flotando? es Johan en la auxiliar, pescando!

Desde la cubierta


Desde la auxiliar

De Quintupeu -donde la maniobra de amarrar/desamarrar de tierra fue fenomenal- nos dirigimos a Mechuque. Era una distancia algo larga y lo decidimos algo tarde así que tras unas primeras millas en las que parecía que volábamos llevados tanto por el viento como por la corriente, las tornas se cambiaron, el viento bajó, la corriente se puso en contra... y decidimos que era mejor desandar 5 millas que sufrir 20 y nos refugiamos en Puerto Bonito de nuevo; pasamos una noche movida ya que el viento se encañonaba en la entrada de la bahía y con más de 30 nudos hacía que la cosa fuera incómoda... así que al salir el sol, soltamos la boya y pusimos rumbo a Mechuque

El día de navegación fue largo y no pudimos hacerlo todo a vela; llegamos tardecito a la isla pero con la tranquilidad de conocer el fondeo cuando ¡ostras! Uun velero y un catamarán ocupaban “nuestro sito”. La guía da un punto alternativo y allá que nos fuimos: más lejos del pueblo pero mejor fondo para el ancla.

La parte buena de no tener prisa, es que puedes dedicar el tiempo a charlar y conocer. Pasamos la mañana del día siguiente visitando a los otros veleros (los franceses con un monocasco de aluminio recién llegados del sur, los del catamarán bajarán a P.Williams pero en junio, nos veremos allá abajo!), la tarde volvimos a dedicarla a Mechuque.




Buscábamos más mermelada y empanadas pero no dimos con ellas, pero oímos música y siguiéndola llegamos a un resturante (recomendado en una de las guías porque preparan curanto, asado al palo...) Pasamos más de una hora de charla con Nidia -la propietaria- que nos contó por ejemplo que en la escuela solo quedan 35 niños escolarizados cuando hace unos años eran 100 pero que el gobierno trata de mantener vivas todas las esculas rurales, nos explicó historias del lugar, cómo es vivir en Mechuque cuando llega el invierno... Si alguien quiere comer con Nidia ahí os dejamos el mail fogon_nidia@hotmail.com





El siguiente punto de recalada fue Estero Pindo (42°37'07S 073°29'71W). La navegación fue p r e c i o s a
Viento de unos 20 nudos, corriente a favor y el Alea volando feliz, recogimos la vela solo para dar la última curva de entrada al fondeo. Había ya anclados un par de veleros chilenos y al rato llegó un velero con un sueco (que ha hecho los canales en solitario) y otro de un par de parejas de Bélgica. ¡parecía que estuviéramos en la marina!






El lugar tiene un buen fondo para el ancla pero hay que echarla en unos 18 metros. Pasamos un par de días sin problemas.

El paseo por el pueblo es agradable, hay una de las típicas iglesias de madera de Chiloé y algunas casas.



Nada más llegar a la rampa donde dejamos el dinghy nos recibió Ignacio el hijo de la dueña del “super” al que no nos quedó otra que ir y donde nos hicimos con un bote de compota de manzana casera. Parece que la manzana es la especialidad de la isla porque conocimos a otra señora que tenía en su jardín esta maquinaria


Son prensas para las manzanas que se convierten así en licor de fruta; nos contó la señora que apenas comercializan, que son para uso propio y que acostumbran a dar una botella al día a los trabajadores “porque si beben trabajan más contentos”. En fin!

Para dos noches más tardes se anunciaba una baja presión que traía aparejados vientos fuertes del norte así que queríamos buscar un fondeo bien protegido. Después de mirar las distintas guías nos pareció que Ichuac (42°36'91S 073°43'54W) era una buena opción, solo 12 millas que tocarían a motor pero nos darían buen resguardo.

Al entrar en el fondeo nos pareció que llegábamos a la campiña inglesa, qué bonito!!!


Había una boya pero en un lugar en el que al bajar la marea nos íbamos a quedar en el fondo. Echamos el ancla un par de veces pero no cogía así que decidimos ir a Pailad de donde habíamos leído solo cosas buenas. Saliendo de la caleta pasamos sobre un espacio amplio de fondo regular de 12m, donde seguro que el ancla cogía bien (el fondo es de barro supuestamente) pero ya estábamos decididos a cambiar así que no le dimos más vueltas.

Casi todo el camino a vela con un viento aceptable nos llevó a Queilén (42°53'38S 073°28'84W) al caer la noche y como entrar en un lugar nuevo de noche no es lo recomendable, decidimos quedarnos ahí y dejar las 7 millas restantes para la mañana siguiente.

El sol cae rápido y si la aproximación la hicimos con luz (está absolutamente plagado de salmoneras) el ancla la echamos con la linterna. El fondo perfecto, el ancla bien cogida al primer intento y a dormir...


1 comentario:

Jorge dijo...

Que pasada de viaje! Los paisajes son espectaculares!

Gracias por la información de los waypoints por si alguna vez tenemos la suerte de acercarnos por allí! :-)

Seguimos pendiente de vuestra travesía. Buena suerte y buenos vientos!