viernes, 3 de abril de 2015

Poupourri de pensamientos e información 2° parte

Y seguimos con nuestros desvelos pre-travesía... que no han sido pocos


Comprar para cinco o seis meses de trayecto

Todo llega y visto que el pactor estaba en camino de arreglarse y que todos los vecinos empezaban a poner fecha para zarpar (excepto unos que regresaban a Europa vía Panamá, todos los demás amigos rumbo a Polinesia) empezamos a hacer listas de la compra. Nuestro plan es navegar durante 5/6 meses para llegar a Puerto Williams / Ushuaia. Si el permiso de estancia para las personas es de tres meses, para el velero es de un año renovable a dos; pasado ese plazo hay que salir obligatoriamente del país o hacer la importación del barco y abanderarlo chileno; de modo que debemos estar en Ushuaia a finales de noviembre.

Casi todos los veleros con los que hemos coincidido han hecho la travesía sur-norte en un plazo de entre 5 y 12 semanas. O sea, que tenemos tiempo. O sea, que necesitamos las sentinas bien llenas de provisiones porque los canales no ofrecen mucha oferta en materia de alimentación.

Es dificil hacer semejante lista de la compra. Sí, ya sé, se calcula cuánto de esto o aquello se consume durante una semana y se multiplica por -digamos 5 meses = 22 semanas- pero es que los meses que nos esperan son nuevos (los dos solos por mucho tiempo, sin “vecinos”, sin tiendas, con frío) y lo mismo nos da por hartarnos a leche con chocolate caliente todas las tardes -cosa que no hacemos nunca- que se nos antoja algo que no comemos normalmente... sí, ya sé, riesgos que hay que correr, lo mejor es lo de coger una semana media y multiplicar por 22 (probadlo y veréis qué os sale!)

La cuestión del peso tiene su importancia pero siendo tan poco dados a ir deprisa no nos importaba tanto como la del espacio. Porque vamos a ver; nosotros acostumbramos a tomar una cervecita al día (2 cervezas x 150 días = 300 cervezas) y nos gusta un vasito de vino con la puesta de sol ( 3 botellas de vino por semana x 22 = 66 botellas de vino); todas las mañanas antes del café nos tomamos un vaso de zumo (1 litro cada dos días x 150 días = 75 litros), si sólo usamos la leche para el café de la mañana un litro nos alcanza para una semana (22 litros) pero si nos da por el chocolate calentito fácil necesitamos 3 litros por semana (66 litros). Sí, definitivamente si esto era sólo la bebida, íbamos a necesitar un velero anexo para llevar las provisiones.

Solución: hemos decidido que el zumo será de polvos (tipo tang, aguita y agitar) y que además de en el desayuno nos puede servir para sustituir la cerveza de las 12h (en lugar de 300 cervezas hemos comprado 30, hasta que duren. Los sobres para hacer 150 litros de zumo no ocupan más que tres bricks de leche). Hemos pensado que el vino de la tarde, con el frío, tal vez pueda sustituirse por té (llevamos unos 15 litros de vino, hasta que dure y té para hacer más de 600 tazas). La leche (cosa que dije en su día “yo, jamás”) la hemos comprado en polvo; en el espacio de 6 bricks tenemos suficiente para hacer 60 litros. El agua no va a ser problema en el trayecto y así la cosa ya teníamos sitio para la comida!

La verdura fresca se puede comprar para 20 días fácil y por todo Chiloé se puede seguir comprando. La verdura en lata no es fácil -no hay mucha variedad- pero tenemos espárragos, alcachofas, palmitos (mucha fibra para la dieta) y guisantes y maiz, suficiente para comer algo vegetal al menos una vez al día.

Hemos comprado muchas lentejas y garbanzos, porque a diferencia del Caribe, entendemos que nos va a apetecer más el puchero. También contra mis costumbres terrícolas, todo se cocinará con la olla a presión que consume menos gas.

Llevamos 20 kg de harina blanca y 10 kg de harina integral (tiene que ser suficiente para amasar una buena temporada de pan) y bastantes tortas para hacer burritos (la fecha de caducidad es de más de 4 meses y en caso de apuro sirven como pan).

Nuestros desayunos acostumbran a ser una tostada con jamón y queso y otra con mantequilla -Johan de cacahuete, yo de la normal- con mermelada. Lo de la mantequilla de cacahuete y la mermelada no es problema (hemos comprado mucha mucha) pero el jamón y el queso tienen su dificultad con lo chiquita que es la nevera. Solución, cuando se acabe, pan con aceite y sal. Pero como solución intermedia hemos encontrado un paté aceptable y hemos comprado mogollón. Vinieron a cenar con nosotros una pareja de Holanda, recién llegados de Ushuaia, y comimos tostadas con paté. Les gustó y nos contaron que es algo que acostumbran a comprar por la duración que tiene y lo bien que se guarda. 



Estando en Sevilla donde pasaron 5 meses, descubrieron un paté de atún (con un dibujito de un atún en la tapa) que les encantó. Como desde Sevilla iban a Canarias, lavaron y guardaron un envase del paté para poder comprar la misma marca en las islas -es difícil dar con algo que te guste al ir cambiando de país a cada rato- y al llegar a Lanzarote fueron al super con su latita en el bolso; preguntaron y no cabían en sí mismos de la sorpresa al ver que los mandaban a la sección de comida para mascotas y ¡sí! Habían comido paté para gato por meses!!!! Visto el envase de nuestro paté nos entraron las dudas, hasta volví al super a preguntar... pero parece que tenemos paté de uso “humano” y de no ser así... nos lo vamos a comer igual.

4 docenas de huevos (hay muchos sitemas para hacerlos durar más, a nosotros nos sirve ir dando la vuelta a la huevera cada 2 días). Montones de especias para hacer las comidas divertidas, mayohesas y salsas, aceite a mogollón. Algunas galletas y chocolates (para los días que llueva demasiado).

La sopa de sobre no es nuestra opción preferida (donde se ponga una sopita casera) pero no abulta nada y se cocina rápido, así que un apaño (bueno 60) seguro que nos hace.

Unos 18 kg de arroz, unos 18 kg de pasta, patatas frescas pero también preparado para puré de patata, azúcar, levadura, cous cous...

Latas de atún, de champiñones, de fruta, de pimiento, frejoles y más y más y más

Y no todo es comer porque de repente piensas que en cinco meses bien tendrás que lavar ropa (=detergente), cambiar de cepillo de dientes o ir al baño una y otra vez (=papel higiénico), limpiar cristales y limpiar el baño el baño (=lejía) y mil cosas más

¿os imagináis cuántos carritos de la compra hemos llenado?


Nuestros amigos del Tara, hicieron una compra similar un par de semanas antes. Con cuatro carros de la compra hasta arriba, decidieron hacer una parada en la cafetería del super para reponer fuerzas. Jacomine habla bastante español y localizó un lugar en que ponía “carros llenos” y allí dejó sus cosas.
Al terminar el café los carros habían desaparecido. ¡socorro! Preguntando en la tienda les aclararon que aquel era el lugar en que los empleados dejaban las cosas que al llegar a caja al final no se compraban y de ahí se volvían a ordenar en las estanterías. Les explicaron que junto a la cafetería hay una banderitas que se pueden poner en el carro (“este carro tiene dueño”) para que nadie lo toque... Horas en el super para volver a empezar. Nosotros, esta vez aprendiendo de error ajeno, no caímos en la trampa!


Y en esta fiebre de preparación de viajes, hubo un momento en que al menos las mujeres de seis veleros andábamos locas haciendo conservas (de carne, de verduras) para asegurarnos la proteina de calidad en el camino.

Nosotros aun teníamos mucha conserva de los pescados que sacamos del mar en la travesia, pero hemos hecho unos 20 tarros de carne (lomo de cerdo, ternera guisada) e incluso algunos con salchichas y chorizos... hambre no vamos a pasar pero vamos a hundir el barco :-)


  • Combustibles
    Como todo no es comer nos hemos provisto también de
  • diesel: hemos comprado dos tanques grandes para instalar en cubierta de 120 litros cada uno. Sumado a los 330 del tanque del velero nos dan 550 litros, tenemos además 10 tanques de 20 litros de los que solo hemos llenado la mitad, total 650 litros. El mayor consumo esperado es el de las calefacciones, que se mire por donde se mire no van a gastar menos de 6 litros al día.
  • Gas: llevamos dos botellas de 10 litros (normalmente y con cuidado nos duran 3 meses cada una) y dos campingás de 3 litros. Todos nos han avisado que navegando en invierno nos vamos a cansar de hervir agua para el té o café y que calculemos un consumo de un 40% más del habitual, aun así parece que vamos bien

Precio de la marina
Y como quien no quiere la cosa el 19 de marzo dejamos la marina de Reloncaví. La atención de las instalaciones ha sido fenomenal, no hemos conocido equipo de marinería más amable y atento que el de Reloncaví. Es un club de socios y se nota el trato personalizado. El único inconveniente es que si pides una estancia larga en el agua tienes que estar dispuesto a cambiar de amarre porque algunos tienen dueño y no hay mucho espacio y los que estamos de visita vamos ocupando aquí y allá el lugar que quedó vacio cuando otro velero fue a dique seco o salió a pasear. Por lo demás, un 10.


El precio es de 10.000 pesos chilenos al día (unos 13 euros), más 6000 pesos mensuales por el agua y el consumo eléctrico a parte, el precio de la electricidad no era desmesurado, pero como con las placas no hemos necesitado conectarnos a tierra la verdad es que no puedo pasar el dato.
El uso del travelif para ir a tierra es de unos 300 dólares (por uso de la grúa, por lo tanto para subir y otro tanto para bajar) y el precio de la estancia en tierra era de 170.000 pesos por mes
(para todos los conceptos que no hemos utilizado -travelif, estancia en seco- mejor confirmáis vía mail o teléfono)
Tiene servicios con agua caliente, un social club donde poder reunirse, tv, restaurante al medio día, servicio de lavandería y en la marina hay un técino que puede resolver un poquito de todo (David)

corrientes y mareas
  • Para mí ha sido todo un descubrimiento esto de las mareas que a Johan , como holandés, le parece tan normal. Aquí os dejo unas fotos de la marina con marea alta y baja para comparar. A la hora de planificar las rutas tendremos que considerar tanto la corriente como el viento porque tener uno o dos nudos a favor o en contra no es nada despreciable!





Y con todo este trabajo en las espaldas, las ganas de descubrir sitios a flor de piel llegó el momento de partir



Y ya llevamos unos días navegando por los canales chilenos. Un sueño hecho realidad.




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