lunes, 18 de abril de 2011

Symi



Aquí nos tenéis de nuevo... después de unos días -demasiados- de desconexión

(es que el mar nos tenía secuestrados)

Y llegamos con ganas de escribir -mucho y deprisa para ponernos al día- pero antes de volver a las olas, el viento, las previsiones, los recuerdos, las fotos, las sensaciones, hoy toca hacer una paradita y daros a todos las GRACIAS, una, dos, cien veces... cien mil veces



Porque en estos días en los que andábamos navegando con un viento fenomenal, descubriendo puertos nuevos, redescubriendo algunos de nuestros lugares favoritos, haciendo nuevos amigos y reencontrando a viejos conocidos... un día hemos entrado en esta nuestra casa y hemos visto que hemos llegado a los 100.000 visitantes!!!!!!!!!!!





Porque lo cierto es que escribimos porque nos gusta, porque se convierte en nuestro diario de viaje... pero sobre todo porque si algo hemos descubierto desde que salimos es que la aventura es más y mejor porque no viajamos solos; porque sabemos que hay mucha gente ahí detrás, que llevamos la sentina llena de amigos lectores; porque a veces nos despertamos y alguno de vosotros nos ha dejado un mensaje que nos deja sin aliento y nos hace ir todo el día con una sonrisa tonta en la cara..................................... porque sois todos un poquito Alea!

(ahora os tenéis que imaginar que se me está cayendo una lagrimilla en el teclado, que yo soy así
y con una camisa estupenda colgada en el armario esperando la cena de celebración que llegará en cuanto nos salga el sol, que es muy veraniega porque calculábamos que el gran día tardaría en llegar más de lo que ha tardado)


Y dadas las gracias (seguro que no suficientes pero sinceras) tengo que pedir perdón



porque vosotros no me falláis y sin embargo llevo 10 días sin escribir y siento que os fallo cuando no escribo, pero es que llevamos días con gente a bordo y el tiempo se me escapa de las manos cuando tenemos visita, porque navegamos más, porque nos gusta hablar en la bañera, porque el viento nos ha acompañado y no encontraba en momento para escribir!

Pero aquí estoy, y amenazando con escribir mucho (que tengo ya un montón de crónicas escritas a mano) para llegar al día en que escriba hoy lo que nos pasó hace un rato

buff, ya estamos como siempre, mucho hablar y todavía no he empezado nuestra crónica.

Érase una vez -allá por finales de octubre- un velero naranja que dejó el puerto de Nissyros para poner rumbo a Panormitis, una bahía protegida y preciosa de la que nos habían hablado muy bien en el sur de Symi, una estupenda escala en nuestro camino hacia Rodas...



y como casi siempre -afortunadamente- el velerito tenía un plan B...

Yo me mareé nada más salir del puerto (sí, no me pasa a menudo, pero todavía me pasa de vez en cuando) y me retiré a mis aposentos de tripulanta enferma (me tiendo en el sofá del salón, ojos cerrados y abandonada del mundo)

Navegamos con bastante viento hasta que en un momento Johan me llamó a cubierta: el viento seguía en aumento, como siempre de morros (perdón, de proa) y teníamos que coger rizos y replantearnos la ruta: Panormitis -de la que nos habían hablado fenomenal y nos habían dicho tenía buen resguardo para cualquier tipo de viento- estaba justo con el viento entrando con furia por la bocana; si las cosas no nos iban bien no íbamos a poder salir -bueno, iba a ser difícil- y con los chalecos y las líneas de vida puestos, pusimos rumbo al plan B: nos íbamos a Symi ciudad que quedaba más a resguardo a pesar de que no nos habían hablado tan bien del puerto



Tras pasar por un pasito estrecho (yo diciendo, otra vez, "ay, Johan, que por ahí no cabemos" que es que parece que no aprendo que no somos tan grandes) nos recibió un pueblecito de cuento



bueno, más que de cuento, a mí me pareció que debía estar financiado o patrocinado por puzzles Educa!



La maniobra de amarrar fue perfecta y ahí estábamos, prestos a caminar arriba y abajo de aquel pueblecito de casas que parecían de juguete; eso sí, tras visitar a la guardia costera que por estos lares seguían mostrándose más exigentes con el cumplimiento de la ley (o sea, con el pago del canon de uso del muelle) que en otras zonas de Grecia



Habíamos leído que la ciudad había estado muy dejada de la mano de Dios, con las casas degradándose sin remedio hasta que el turismo se fijó en ella y empezó a comprar y a restaurar. Vimos algún ejemplo "en vivo" del proceso de mejora de la isla ¡alucinante!



Únicamente la ciudad nos pareció, como explicarlo, un poco sin alma: tal vez porque el turismo se estaba acabando por esta temporada y los lugareños aun no habían recuperado el ritmo normal del día a día de la temporada baja, tiendas de souvenirs y tabernas y bares sin demasiado público, cierto aire cansado, sin la calidez de otros lugares... pero con un encanto contra el que no tenemos nada que decir



Y tras un par de días de paseos tranquilos, los necesarios para que el viento nos volviera a ser propicio, abandonamos la ciudad de las casitas para poner rumbo a Rodas, que sería nuestro hogar invernal, aunque a estas alturas todavía no lo sabíamos!



seguimos en ruta
www.sailingalea.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

MMmmmmm! 100000 cien mil o cien veces mil que decia Cervantes, FELICIDAAAAAADES!! Maravilloso acabo de entender una cosa, que me estaba "mosqueando" hacia tiempo, ahora entiendo porqué voy tan estrecho en la sentina, ES QUE NO CABEMOS MAS!! que somos CIEN MIL y pico! hala, hala, como en el camp nou, pero eso si, siempre a gusto porque aquí siempre se se gana el partido. Como no! con esta tripulación tan estupenda que nos alimenta nuestras mentes y nuestro corazón.
GRACIAS!!!

Hey! sin apretar... (se lo digo a los otros 99999...)
:-)

XaoXao

Fico dijo...

jejeje, con semejante sentina en la que cabemos 100.000, es normal que le digas siempre a Johan que por ahí no cabeis.

Un fuerte abrazo y Gracias.