sábado, 20 de febrero de 2010

Kea. Buscando el mejor amarre

Después de unos agradables días en Aegina estábamos deseando volver a navegar para descubrir nuevos horizontes... las Cicladas están ahí esperándonos!

La estancia en el puerto de Aegina no ha sido demasiado agradable. Con fuertes vientos del sur se forma dentro del recinto una ola que hace que el barco baile para todos lados; si hubiéramos sido clara de huevo habríamos salido de allí a punto de nieve!

Por eso, en cuanto la previsión de tiempo fue prometedora nos despedimos de Fernando que nos ayudó a soltar amarras y pusimos rumbo a Kea.

Como el viento predominante es del norte (ahora sabemos que esta es una buena afirmación para la mayor parte del año, que no todo) nos han recomendado empezar por Kea, la isla situada más al norte, e ir descenciendo hasta Milos, después tomaremos rumbo este para volver a subir por las Cicladas orientales; esperamos estar en Mikonos en mayo!

Pero lo cierto es que en invierno predominan los vientos del sur por lo que no siempre es fácil ir bajando; menos mal que no tenemos prisa!




45 millas nos separaban del siguiente puerto y el viento era agradable para navegar a vela sin problemas. Ya nos habían avisado que llegados al cabo de Sounión el mar podía ponerse un poco incómodo así que íbamos oteando el paisaje para no perdernos al menos una foto lejana del templo y estar preparados para lo que viniera





Y en verdad que llegados a ese punto las olas cruzadas, el viento rolando, cambiando de intensidad, hicieron el último tramo de la navegación incómodo y cansado.





Alrededor de las 16h llegábamos a la bahía de Korisa -las últimas millas a motor- y decidimos fondear; la Pilot que llevamos -edición del 2005- no recoge el puerto tal y como está actualmente (hay un nuevo espigón en la zona en que atraca el ferry) y no teníamos clara cual era la profundidad junto al muelle de amarre porque según la guía es solo de 2m y calamos 2,20





Pero al día siguiente, tranquilo y soleado, nos acercamos con Aleita y vemos que no hay problema. En una maniobra sencilla nos amarramos y dedicamos el día a pasear sin prisas por los alrededores





Para esa noche hay previsión de fuertes vientos de componente sur... los únicos para los que el puerto no ofrece buen resguardo. Así que a las 2,30h de la mañana Johan se levantó a echar un vistazo y comprobó que no estaría mal abarloar de costado al muelle o fondear porque el viento era muy fuerte de lado...
Nos vestimos y soltamos amarras para fondear y recibir más cómodos el viento de proa cuando aparecieron un par de hombres (Dartagnan y compañía) se acercaron, nos llamaron por nuestro nombre (¡¿¿??!!) y nos dijeron que era mucho mejor ir a Vourkari, y para allá que nos fuimos
Vourkari ofrece más protección ¡pero menos fondo! es posible fondear -pero estaba lleno de pequeñas barcas de pesca y un par de veleros) así que el fondeo tampoco se planteaba fácil, y menos con treinta-y-pico nudos de viento soplando sin descanso...
Y ahí vuelven a hacer su aparición los dos mosqueteros y nos dicen que nos ayudan a amarrar a puerto, que hay "algunos sitios" con un fondo de tres metros.
La verdad es que nos costó un par de intentos pero finalemente ahí estábamos, bien sujetos a tierra -con la popa algo lejos del muelle hasta comprobar el fondo a la luz del día- y con ganas de dormir!

Tengo que explicar que todos los misterios -incluso de noche- tienen normalmente su explicación. Cuando digo que nos ayudaron un par de mosqueteros lo digo en el sentido más literal de la palabra!!! Esa noche se celebraba el carnaval en la isla y quienes nos ayudaron iban así disfrazados, lo que no dejaba de dar un toque exótico a la situación tan poco agradable...
Por otro lado, uno de ellos nos explicó que es capitán de un velero y que coincidimos este verano en Aegina, el día que nos dieron el golpe y que habíamos estado hablando un rato juntos; siendo el Alea de un color tan discreto no tuvo ningún problema en reconocernos, of course!
Con tres amarres a cada costado nos fuimos a dormir a esperar que el nuevo día fuera más tranquilo. Y al despertar lo primero comprobar cómo andaban todo y ¡sorpresa! estábamos sujetos a tres norays y una anilla... y la anilla no soportó el viento


Johan aprovechó el momento para entender que la anilla era un anillo y por darle un mejor uso decidió hacer de ella un anillo de pedida........................... pero....................... le dije que NO, yo preferiría un anillo que no saltara al primer soplo jajajaja


Con las amarras bien señalizadas, ocupando medio muelle -estábamos sólos- y en un día más calmado, decidimos que nos habíamos ganado un momento de relax y nos fuimos a uno de los bares que abren incluso en invierno y allí nos resarcimos de la mala noche, porque como siempre después de la tormenta... llega la calma!




este aperitivo está dedicado a Rosa, que nos visitó el verano pasado y
nos hizo asiduos consumidores de Heinekenn. Un besazo para tí, guapa

4 comentarios:

Navegante dijo...

Gracias a vuestros relatos soy consciente de las dificultades para amarrar los barcos. Algo que parece sencillo.

Utilizando el símil automovilístico, a los novatos tal vez también le resulte más difícil aparcar que conducir o, por lo menos, más peligroso.

Un saludo y buenos vientos.

rom dijo...

Impagable, como siempre.

Gracias

Saludos

jordi barroso dijo...

Estos griegos con esos nombres.

A primer golpe de ojo me pareció leer algo así como que estabais en IKEA. Joder como corre ese barco vuestro, en cuatro días y estais en Suecia???

Y es que no se puede leer con prisa. Hay que tomarse una cierta calma, y una cerveza.

Salut i petons.

Jordi.

silvia dijo...

Hola navegante... yo siempre fui malilla aparcando :-)

Rom, saber que te paseas por aquí tampoco tiene precio

Jordi... mira que está pa'llá, me has hecho reir de lo lindo. Un beso