domingo, 12 de abril de 2009

De Malta a Sicilia

Los días van pasando y el marco de nuestra aventura va cambiando a un ritmo más rápido del que venía siendo normal hasta ahora...

29 de marzo a las 8,30h de la mañana dejamos atrás Malta para volver a hacer ondear la bandera italiana: destino Sicilia.

Un par de días antes unos vecinos de pantalán que hace 20 meses perdieron el mástil en una travesía y que llevan meses de reparaciones salieron a navegar para poner el nuevo palo a prueba; un viento a rabiar les dio la total seguridad de que el mástil aguanta lo que le echen... pero necesitaron ayuda para la maniobra de amarre porque el viento no daba tregua.

Sin embarco cuando nosotros decidimos salir -y a pesar de que la previsión es de unos 15 nudos- pronto vemos que Choquero, nuestro fiel motor, va a tener que trabajar otra vez porque el viento brilla por su ausencia. Aun así, y visto el invierno que estamos teniendo -viento tremendo, viento inexistente- mantenemos los planes, nos despedimos de Malta y ponemos rumbo, en principio, a Siracusa.

Estamos de suerte: parece que hoy no me mareo y puedo hacer la travesía en cubierta!!!
Podemos poner las velas a penas una hora y media con un viento cambiante -de fuerza, de dirección- que tiende a desaparecer y que nos hace ir a motor la mayor parte de camino.
Es una navegación tranquila aunque volvemos a estar en una zona de tráfico más o menos abundante.

Visto lo visto, decidimos hacer una parada técnica en Porto Palo, nos han dicho que hay un buen fondeo, nos evitamos navegar de noche y esperamos encontrar una mejor previsión de vientos para llegar a Siracusa. Alrededor de las 20h entramos en la bahía... está llenita de pesqueros anclados aquí y allá, todos con su correspondiente muerto, montones de boyas flotando por todos sitios y nosotros buscando un huequecito!!!

Al fondo vemos un velero y decidimos ir para allá... echamos el ancla -la primera vez si no contamos el ratito que la usamos en Lampedusa- y decidimos echarnos a dormir y mañana será otro día. De todos modos, anclados en mitad de tanto pesquero y tanta boya, sin una buena visión de conjunto, decidimos poner la alarma cada dos horas y comprobar que todo está correcto

Al despertar todo se ve más claro. Los pesqueros han salido ha faenar y la bahía presenta una imagen preciosa.

Al fondear por la noche la tapa del plotter se nos fue de las manos. El viento que iba en dirección a la playa puede habernos hecho el favor de dejarla en la orilla así que Johan sale en la auxiliar a probar suerte y ¡eureka!!! ahí está el náufrago esperando que lo rescaten.

Durante todo el día el viento que no nos quiso acompañar en la travesía aparece con fuerza, a ratos parece que con furia; sopla del sur, el único viento para el que el fondeo resulta expuesto e incómodo. Aguantamos todo el día pero llegada la tarde decidimos que es mejor ir a amarrar al muelle de los pescadores. Equipados de nuevo viramos cadena y nos vamos para el muro. Vemos un pesquero al que nos podríamos abarloar, pero al preguntarle si es posible nos dice que en ese momento salen a faenar y que podemos ocupar su espacio sin problemas! la suerte -otra vez- nos sonríe. No podemos quejarnos de nada, esta noche podremos dormir sin sobresaltos.

A la mañana siguiente charlamos con los pescadores que están encantados de tenernos como invitados: el viento parece poco propicio para navegar (fuerza 6 y 7 del sur) así que nos relajamos y decidimos ir al mercado de compras y a conocer un poquito el pueblo.

Porto Palo es algo más grande que Lampedusa ciudad pero en verdad -como aquella- se reduce a una calle comercial central y zona residencial. Uno y otro pueblo podrían confundirse sin problemas, y tanto en uno como en otro supimos encontrar un bar tranquilo en el que tomar un buen café (Italia es el paraíso para los amantes del expresso potente, para nosotros que somos de café americano aguadito, es difícil... pero hemos descubierto que un "americano mancchiato" se acerca bastante a lo que nos gusta).
Volvemos para comer y mientras estoy haciendo unas ricas berenjenas rebozadas se presenta a bordo la guardia costiera... no nos hemos presentado (intentamos comunicar por radio y no hubo forma y ya no volvimos a intentarlo después de que tanto en Malta como en Lampedusa nos dijeran que siendo europeos no era necesario ningún trámite) y se quejan de nuestra falta de rigor; nos toman los datos, los del barco y nos dicen que el muelle es para los pesqueros, que si queremos quedarnos tenemos que fondear nuevamente.
No hay problema, el tiempo ha mejorado mucho y ya le vamos pillando el puntito a lo de bajar el ancla, así que nos volvemos para el sitio en el que pasamos la primera noche.

Los pescadores nos han dicho que mañana la previsión es mejor pero en el canal 68 donde dan el parte meteorológico italiano 24h ininterrumpidas (una voz metálica con un código que es casi imposible descifrar, a nosotros nos lleva horas, con un inglés imposible de entender -cada vez que dice "variable" entendemos "horrible") apunta vientos fuerza 6 SE... puede que nos toque seguir aquí un día más.

Despertamos el día 1 con el ánimo hecho de quedarnos. No queremos luchar contra los elementos sin necesidad, pero a eso de las 13h Johan decide dejarse llevar por la intuición -y por los sentidos- y ante una tiempo más bien apacible decidimos salir...

Atrás dejamos a esta curiosa barquita con espanta-pájaros que ha sido nuestra simpática vecina.


Segunda travesía feliz en menos de una semana. Tampoco me mareo (¿me estaré marinizando?) La previsión de fuerza 6 SE se traduce en 13 nudos NE. Navegamos ciñendo por un rato hasta que el viento rola al W pero baja a apenas 3 nudos... más motor, menos mal que el trayecto es cortito.

Veo mi primer delfín -Johan ya ha visto unos cuantos, pero como yo siempre andaba acostada con mi mareo...- y no puedo resistir la tentación de ir a proa a verlo saltar delante del velero!!!
Llegamos a Siracusa y llamamos a la guardia costiera -intentamos aprender de los errores- para ver si podemos ponernos por ancla con la popa al muelle, junto a sus oficinas, pero nos dicen que no: tenemos que ir al fondo de la bahía.

A las 19,50 ya estamos fondeados en la bahía de Siracusa, amplia, protegida... y con unas vistas que prometen todo lo bueno que nos han dicho de esta ciudad.
Nos vamos a dormir, mañana será otro día!!




2 comentarios:

V(B)iajero Insatisfecho dijo...

Creo que si te estás 'marinizando', hasta en tu vocabulario se te nota más integrada.
Feliz estancia en Sicilia!!.
(Sigo vuestras andanzas).
Un beso.

Jose Angel Lopez Barrios dijo...

Siempre me arrepiento de no haberme comprado ese Bora-Bora 26 totalmente de madera en 3.500 USD, queria practicar el anacoretismo dentro de el y viajar por el mundo, era propiedad de una pareja de psicologos y me decian que querian venderlo.... encontre circunstancialmente este lugar de Uds. es una maravilla.... lo que siempre soñe... pero me imagino que no todo son rosas.... diganme como tienen en cuenta los peligros y como se protegen de las adversidades..... algun dia quizas lo pueda hacer.... pero no por ahora....saludos