domingo, 11 de octubre de 2015

Como decía el científico... todo es relativo. Hoy estoy filosófica,

Como dijo el científico... todo es relativo.

Escribimos esta crónica desde casi 55° sur, casi siete años después de empezar el viaje.


Cuando preparábamos el velero, poca gente pensó que lo conseguiríamos. Pasaban las semanas y nuestro trabajo de hormiguitas no se notaba demasiado, parecía que estábamos siempre en el mismo punto, Johan con la radial, la soldadora, los cables, los tubos, etc. etc. etc.; yo con los pinceles, cientos de pinceles, kilos y kilos de pintura.

¡qué recuerdos!
¿estábamos locos?, para la mayoría sí, porque la mayoría -si es que deciden tener un velero- se compra uno que le permita salir a navegar y no poco más que un casco.


Pero, indagando a penas un poquito, descubrimos que no éramos ni de lejos los únicos y que había salpicados por todos lados proyectos de restauración, de renovación, de construcción. Estábamos solo relativamente locos (o relativamente solos en la aventura).


Entonces empezamos nuestro proyecto de navegación por el Mediterráneo.
Otra vez ese sonido de la máquina cuando NO te ha tocado el premio. ¿Mediterráneo? ¿un proyecto de vuelta al mundo no debía empezar... dando la vuelta al mundo, poniendo rumbo al cruce del Atlántico?

Tal vez sí, pero no teníamos previsto circunvalar por el Ecuador, es más, mientras restaurábamos el velero siempre tuvimos puestos los ojos en las latitudes altas (Patagonia, Groenlandia, Alaska) y si con algo soñaba yo por las noches era con paisajes helados.










Así que el Mediterráneo era un buen lugar para empezar a dar vueltas por el mundo. Allí, en Grecia, descubrimos que no estábamos solos: montones de veleros -con planes a largo, a corto y a medio plazo- surcaban las azules aguas del mar. En todos esos fondeos, NO tener intención de cruzar el charco era, por lo tanto, la mar de normal.








Con el paso de los meses y los años, nos entraron ganas de cambiar de ambiente y seguir persiguiendo nuestro sueño de visitar un glaciar, de ver un pingüino. Dudamos entre Groenlandia y Patagonia. Todos nos decían que estábamos locos, que pudiendo ir a la Polinesia quien querría ir a un clima frío... nos sentíamos un poco al margen de la opinión general, pero ahí estábamos, persiguiendo una ilusión.


Cruzamos el Atlántico y como siempre hemos sido gente sin prisa, pasamos tres años en los mares cálidos del Mar Caribe. Nada en contra de seguir la opinión de la mayoría, de tostarnos al sol, de disfrutar de los fondos marinos, de ver palmeras y comer cocos, nada en contra de ser normales... por un ratito.

San Blas, Panamá ¿quién no va a querer perderse por aquí un rato?

Pero el gusanito seguía ahí y un día decidimos que había llegado el momento de poner rumbo sur. Rumbo a nuestro deseo.


Y tras una larga navegación llegamos a Puerto Mont; allí coincidimos con varios  veleros que ya habían subido los canales chilenos, gente que había disfrutado de aquello que perseguíamos desde que iniciamos el proyecto. Claro que en su mayoría eran gente que había decidido circunvalar pero en lugar de seguir el Eucador desde Europa habían bajado por Brasil y Argentina y allí en Puerto Montt, ya tenían su mente vagando por la Polinesia.


Hemos bajado los canales más lentos -mucho más lentos- que la mayoría, seis meses donde casi todos invierten dos. También nos llamaron locos al plantearnos la travesía en invierno... ¿qué será estar loco?


Además ¡no queríamos ir a navegar el Pacífico y sus islas cálidas, sus corales, sus cocoteros! -lo cierto es que nunca ha estado en nuestros planes-; algo iba regular si queríamos seguir persiguiendo el frío...


Y llegado el momento, partimos y navegamos y vimos nevar y fondeamos una y otra vez a lo largo de seis meses y hemos sido los más felices de los navegantes.




Llegados a Puerto Williams nos hemos encontrado con otros siete veleros que han pasado allí el invierno o parte de él, no gente que está de paso entre Caribe y Caribe, algo así como el núcleo duro de los navegantes de latitudes altas. En este nuevo entorno hemos constatado -otra vez- que todo es relativo y que si normal es lo que hace la mayoría... tienes que buscar una mayoría que comparta tus planes, tal vez no tengas especial interés en ser “normal” pero si lo tienes, si no quieres sentirte fuera de lugar... solo tienes que buscar el entorno en el que encajes!

Aunque tal vez haya que decir que tal vez aquí no encajemos totalmente, tampoco.

Uno de los veleros que hemos encontrado en Puerto Williams ha estado años navegando en las Spitsbergen; tras hacer el paso del Noroeste, ha pasado unos meses en Alaska; desde ahí ha bajado al sur, el año pasado fue dos veces a la Antártida. Acaba de soltar amarras para ir a las Faklands / Malvinas y de ahí a Georgia del Sur... y vuelta a Puerto Williams


De esos 7 veleros con quienes coincidimos en Micalvi, 4 iban a las Falklands/Malvinas, dos de ellos continuaban a Georgia del Sur. Dos tienen fecha prevista para ir a la Antártida. Unos han llegado aquí desde Alaska (con dos niños pequeños), otros desde Finlandia tras pasear por aguas rusas...


Para este grupo, también somos raritos: no tenemos planes de llegar a Georgia, ni de visitar la Antártida...


Otra cosa nos llamó la atención: Sólo uno de ellos tenía previsto ir a doblar el mítico Cabo de Hornos. ¿raritos, no?
¿estás a 50 millas de Hornos y no vas a doblar el más mítico de los Cabos? bueno, supongo -otra vez- que todo es relativo.

Nosotros, que soñábamos con llegar hasta aquí, nunca hemos soñado con ir a Cabo de Hornos. 


La mayoría de la gente de los veleros con los que hemos compartido estancia en Puerto Williams, esos que han pasado el invierno por aquí, que han hecho el paso noroeste, que van o han ido a la Antártida, consideran que la única forma de cruzar Hornos “de verdad”, es plantearse una travesía larga, que te lleve de 50°S del Atlántico a 50°S del Pacífico o viceversa, pero no esperar en Williams a una buena ventana de tiempo y sin más circunvalar el Cabo. 


A nosotros simplemente nunca nos había atraído, lo que queríamos era navegar a fondo los canales, pero...

Nos está escribiendo gente que nos pide que nos acordemos de ellos cuando estemos allá, que tengamos un pensamiento para un familiar que siempre anheló llegar a Hornos y ya no está para cumplirlo, gente que nos quiere acompañar a doblar el cabo. Son en su mayoría correos que transmiten una ilusión inmensa; gentes que ven el paseo como el cumplimiento de un sueño acariciado durante mucho mucho tiempo. Es difícil llegar aquí con el propio velero, es bonito cumplir los sueños.


Y como si algo nos ha caracterizado desde el primer dia de la travesía -quien lo diría, hace casi siete años- es nuestra predisposición a cambiar de planes... pues nos vamos a doblar el Cabo de Hornos. Tal vez no cumplamos así un sueño de nuestra infancia o nuestra juventud... pero seremos el instrumento para que otros lo cumplan y eso nos parece justificación más que suficiente.


Así, que como dice el dicho: “si no quieres caldo, dos tazas!”. Parece que vamos a hacer un par de paseos por allí... eso sí, somos como somos, no vamos a perforarnos la oreja, ni un a vez, ni dos, ni tres si se da el caso...


¿y después?. No nos pidáis cosas normales, después de todo este relato intentando explicar que vamos un poco por libre. Después nos mantenemos en nuestra idea de no ir al Pacífico; probablemente hasta nos desdigamos de nuestra idea de ir a Groenlandia, a Alaska.



Lo hemos pensado mucho y queremos volver a Europa. Sentimos que es momento de estar más cerca de casa (y entendemos que nuestra CASA, con mayúsculas son nuestra familia y nuestros amigos), así que en marzo pondremos rumbo al ¿Mediterráneo? ¿Báltico?


Nuestra opción les ha parecido bastante rara a todos los veleros que hemos ido encontrando por aquí (aunque todos la han acogido con un “perfecto, si eso es lo que queréis)... seguro que vuelve a ser normal cuando estemos de nuevo navegando por, digamos, Grecia, digamos Escocia; porque si algo hemos aprendido es que tienes que seguir tu propio camino, porque lo normal no existe, todo es relativo.


Como sabéis, ofrecemos paseos por la zona; nos quedamos por aquí hasta principios de marzo. Si queréis disfrutar de unos días en los glaciares o sois de los que soñáis con el Cabo de Hornos... hablamos!

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PD. Acabo de cumplir 49 años. Y soy así, una imagen tal vez un poco alejada de la de una mujer que está a punto de llegar a la cincuentena... pero -espero que sepáis verlo- la viva imagen de una mujer feliz. Gracias Johan.


Gracias Johan 

7 comentarios:

Nash dijo...

Una entrada muy filosófica y propia de los mejores "locos watermakers" , Silvia.
Gracias por contarnos todas estas aventuras.
Esta claro que allí , amarrados en esas latitudes estáis una serie de navegantes "especiales" que cumplen sus sueños de una manera u otra y que tenéis "caminos" muy diferentes al resto de muchos de nosotros.
Un abrazo y ...para Ushusia ahora!

Nacho

Jorge Mora dijo...

Todos somos un poco locos y un poco raros en este mundo. Y el que no lo sea que levante la mano...
Estais cumpliendo vuestro sueño y eso es lo mas importante!
Me gustaría saber si la pareja que navega con dos niños tiene algún blog donde podamos seguirlos. Me gustaría conocer a "locos" con niños que naveguen alrededor del mundo.
Un fuerte abrazo y felices 49 añitos!

silvia dijo...

Hola Nacho, hola Jorge
gracias por vuestras palabras, la verdad es que somos capaces de encontrarle un puntito de felicidad a cada día... y eso debe ser estar locos!
seguimos en ruta, seguimos navegando

el blog de la familia de Alaska es thelifegalactic.blogspot.com. espero que lo disfrutes

Anónimo dijo...

Hola Silvia:

Pues yo, tras leerte, tambien digo: Gracias Johan! Por sacar de esta "mujer feliz" estas estupendas reflexiones.
Que maravilla ser un poco raritos !! Seguid así! .

Gracias pareja, porque los momentos leyéndoos me transportan con vosotros y me alejan de la rutina, los problemas y las pequeñas miserias humanas.

Algun dia nos conoceremos. Seguro!

Abrazos
Dennis

Anónimo dijo...

Hola Silvia,

Que lindo lo que escribes, me ha emocionado mmucho! Y me he sentido muy identificada con lo que cuentas de la rareza/normalidad. Al final hay que escuchar y seguir lo que la voz interior te dice y lo que sueñas y te apetece hacer, sin importar lo que alrededor dicen. Muchas de las cosas que me plantee a la gente le parecian locuras y que iba a perder oportunidades y tiempo, y han sido todo lo contrario. Me encanta leer lo que dices y encontrar a gente que le van bien las cosas. Yo me fui de viaje a Sudamérica y me quedé los 7 meses del viaje casi todo en Patagonia... jeeje la mayoria de personas en ese tiempo han recorrido 5 o 6 paises.. ya ves, si la cuestión es ser feliz y tomarse el tiempo de ser consciente de lo que estas viviendo! Hacia el 17 de diciembre estaré por Ushuaia, ojalá coincidamos, un abrazo y que disfrutéis. Yaiza.

Willy dijo...

Hola Silvia y Johannes ,

muy bonito tu relato lleno de sentimiento y felicidad. recuerdo cuando nos conocimos hace 7 u 8 años en el Bar Zurich de Barna , era cuando aun estabais construyendo el barco creo o la primera vez que regresasteis a barna . Yo tenia vuestra misma intencion pero la situacion econonica aun no me ha permitido zarpar. Gracias a vuestro blog y de otros navegantes como Kike Fenollosa y Joloc de aventuraoceanica.com mi ilusion esta intacta y creo que algun dia arrancaremos .

Es increible como aquel par de locos que estaban subidos a un casco viejo de hierro oxidado , con radiales , mascarillas y botes de pintura , ahora son una de las parejas mas felices de la red y nos lo trasmitis a los lectores , y nos compartis esa felicidad que tambien es la nuestra , de ver como se cumple un sueño y nos ayuda a visualizar el nuestro .
Muchas gracias y bendita locura!!! , seguid locos mucho tiempo por favor, porque lo que realmente marca la diferencia de uno es la acentuada individualidad de la persona , por ellos somos diferentes o nos consideran elos diferentes . Son etiquetas que nos ponen por no seguir al rebaño.
Hasta pronto y mucha suerte .!!

nautijorge dijo...

Gracias y Felicidades!!! :-))