martes, 5 de mayo de 2015

Hasta Chacabuco (y chao a la "civilización")

Hoy dejamos atrás Chacabuco para buscar el Golfo de Penas.
Es nuestro último internet por un ratito así que hoy el post va a ser larguísimo, para poder "quedar al día" con fotos.
A partir de la próxima semana... post de travesía

Salimos de Jéchica por la mañana pero sin exagerar (pasaditas las 9h) porque solo queríamos navegar unas veintitantas millas hasta “árboles espectrales”, apenas dejamos atrás el brazo en el que está la marina, pudimos poner vela... y disfrutar, fue una navegación preciosa, sin correr mucho ni ir despacio, con un día nublado pero sin lluvia, con delfines, lobos de mar y montones de pájaros (me chiflan los cormoranes)... tan bien nos iba, que vimos la entrada del fondeo y decidimos pasarla de largo, 12 millas más al sur había otro recomendado por la guía Imray y a 2 millas de éste otro que aparece en la de los italianos.

Disfrutamos como campeones y por la dirección del viento optamos por la caleta Madina -44°49'24S 073°42'75- donde nos dejamos caer poco antes de las 17h.



En el fondo de la caleta había un barco de pesca atado a dos boyas (proa, popa) que nos ponía un poquito difícil el fondeo, pero hemos aprendido que en estos casos lo mejor es dar unos gritos y pedir permiso para abarloar. Los del Don Pedro debían estar escuchando música porque al final tuvimos que echar mano del megáfono que llevamos en en mástil y sí, nos daban permiso para abarloar.



Al ratito, Johan ordenando por la cubierta, aparecieron los chicos del pesquero para preguntar si queríamos un cafecito, de ahí pasamos a cenar juntos, además les comentamos de la pesca de nuestras sierras y ellos nos preguntaron si hacíamos trueque una sierra por un salmón... la pasamos genial en el Don Pedro.

En la mañana ellos querían conocer al Alea, así que dejamos el fondeo tardecito después de un desayuno largo y lleno de café y risas con la tripu de los vecinos



y después nos despedimos con ánimos de aprovechar el viento que seguía soplando del norte para llegar hasta Puerto Aguirre


También hicimos todo el trayecto a vela (e iban ya más de 70 millas sin motor) pero no fue tan divertido como el día anterior, con más lluvia, al dejar el abrigo de las muchas islas y llegar al Canal Moraleda, este nos recibió otra vez enseñando las garras. No pasamos de 38 nudos pero no bajámamos de 30. Los pescadores nos habían indicado un “atajo” en la carta que nos fue fenomenal pero la navegación fue mucho más incómoda. Embocando Puerto Aguirre la corriente empezaba a ponerse en nuestra contra. Veíamos a un ferry de pasajeros de los grandes que no podía llegar al muelle y estaba simplemente a flote esperando que el viento calmara, por la VHF oímos que habían cerrado los puertos de la zona.

Elegimos el fondeo que nos pareció más resguardado de los tres que señalan las guías, el conocido como La Poza 45°09'51S 073°31'10W, echamos el ancla en 10 m con 55m de cadena y nos fuimos a descansar.



El nuevo día se despertó calmado y soleado, perfecto para ir a pasear. La meteo nos daba dos o tres días con viento sur (siempre supone solecito) y habíamos decidido quedarnos en Puerto Aguirre hasta que un norte o un oeste nos llevaran a vela a Pto Chacabuco, nuestro próximo destino, desde donde teníamos que ir a renovar nuestras visas de permanencia en el país.

El paseito hasta el pueblo fue estupendo, las vistas del lugar con el Alea allá fondeados, preciosas



El pueblo está a los pies de una ladera, hay que bajar una buena pendiente para llegar a capitanía, donde la Armada nos esperaba para certificar nuestra recalada en el lugar





Hicimos algunas compras de verdura, tomamos un cafecito, paseamos por las calles encontrando recuerdos de que cada vez estamos más al sur



De regreso al fondeo, pasamos a saludar al guardia del parque en el que habíamos dejado la auxiliar, amable como toda la gente que hemos encontrado hasta ahora estuvo charlando sin prisa con nosotros


Nos explicó que el camino que nos restaba hasta Chacabuco era casi siempre complicado (el usó en algún momento la palabra imposible). Con pronósticos de viento escaso la realidad es que el canal del seno Aysen encañona el viento y donde anuncian 10 pueden haber rachas mantenidas de 30-40... mmmm... si algo hemos aprendido es a escuchar a los locales.

Esta charlita cambiaba nuestros planes -siempre flexibles- y decidimos que lo mejor era salir YA para llegar hasta un fondeo a 20 millas, en la entrada del seno y al día siguiente llegar a Chacabuco aprovechando los dos días de calma. Dicho y hecho, mejor ir a motor que no poder ir. Dijimos adiós a un entorno precioso y nos fuimos a navegar.



El paseo, aunque a motor, fue lindo, definitivamente navegar a los pies de la cordillera es algo que nos gusta -mucho, mucho- y a cada recodo los ojos se nos abrían más y más




Alrededor de las 18'30h -nos quedaba una hora de luz- estábamos llegando a la caleta Gato (45°17'89S 073°11'86W) y vimos a un pesquero grandote que se metía dentro ¡otra vez nos quitaban el sitio!, sin problemas... ya hemos aprendido como funciona.

La entrada a la caleta es angosta -de nuevo- y hay que pasar muy pegadito al costado de estribor (hay una piedra por la mitad del paso) pero la sonda nunca dio menos de 7 metros. Llegamos al lugar y preguntamos si podíamos abarloar y la respuesta fue de nuevo que sí; ellos salían a las 6'30 de la mañana pero estaban sujetos a un muerto y simplemente nos pasarían el cabo, no teníamos que madrugar (aunque los dos sabíamos que madrugaríamos)




Vimos la película del día (este invento del proyector y la pantalla gigante está siendo la mejor novedad de nuestra vida a bordo... bueno, tal vez después de la estufa!) y nos fuimos a dormir.


A las 6'30h pusimos pie a tierra y oh! Sorpresa, por la noche habían llegado dos pesqueros más que habían fondeado en otro muerto y ahora quedaban a escasos metros de nuestra popa (veíamos peligrar las placas solares) así que no nos quedó otra que maniobrar para poder dar atrás y abarloarnos a ellos... que salían a las 7'30h de la mañana. Total, que a las 8h estábamos tomando un café, ya solos en el fondeo, disfrutando del entorno















A las 9h estábamos saliendo de la caleta y enfilando el canal. El viento era desde la misma esquinita, de 25 nudos para arriba, la corriente era de al menos 2 o 3 nudos en contra, hubo un momento en que pensé que navegábamos para atrás... no nos costó mucho tomar la decisión, media vuelta y de regreso a la caleta. El medidor de velocidad iba loco (de 2 nudos cuando lo teníamos todo en contra pasó a 8 con todo a favor) el indicador del viento, según nos acercábamos al refugio, igual de cambiante (pasó en un plis plas de 35 a 10 nudos) y la sonda no se quedaba detrás (en unos metros habíamos pasado de 115m a 15) la entrada fue fácil por conocida, difícil porque la corriente era alucinante... pero entramos, dejamos atrás los cabos de los pesqueros, buscamos un rincón en la cabeza de la caleta, echamos el ancla... y disfrutamos del sol


Supimos sacar partido del día de regalo, cada uno con sus cosas

Johan




Silvia


y tras un minucioso estudio de las mareas (en este seno son fuertes, nos había quedado claro) y de la meteo (había un pronóstico de NW de 5 nudos que nos tenía que entrar casi de través) decidimos salir a la mañana siguiente muy pero que muy temprano



A las 4h de la mañana (noche oscura) levantábamos el fondeo, con cuidado de no enredarnos en la maraña de cabos de los muertos de los pesqueros, con cuidado de no comernos la roca de la entrada... salimos al canal y nos recibió casi tan arisco como el día anterior pero sólo casi y además esta vez nos pillaba prevenidos. El principio fue duro pero poco a poco la cosa fue mejorando (la corriente se puso a favor más tarde de lo que habíamos calculado, pero el viento no era de 4 nudos ni por asomo, nunca bajó de 20 y llegó a 40, por efecto del canal de NW y entrando de través...ni en sueños, siempre de proa) y fuimos remontando lastimosamente hasta nuestro destino. En los mejores momentos alcanzamos las 5'5 millas por hora, en los peores las 0'9... y algo antes de las 10 de la mañana estabamos llegando a Pto Chacabuco.

Ahí hay dos fondeos, uno amplio, menos protegido, rodeado de salmoneras y pesqueros (algo maloliente según la dirección del viento) y otro muy protegido pero con una entrada complicada y solo posible con la marea más alta que ya había pasado, así que no nos quedó otra que ir al fondeo grande (45°28'5S 072°49'3W). Vimos a un barco con grúa y pensamos que estaríamos bien allí abarloados. Pedimos permiso, nos lo concedieron y así conocimos a Alan y Samuel. Ellos que conocían mucho la zona nos dijeron que podíamos entrar en la Ensenada Baja en la marea de la noche y tras mucho analizar el tema decidimos que así lo haríamos. Yo tenía ya el corazón en un puño (soy así) si los Pratis con su catamarán -o sea, con muy poco calado- se habían quedado clavados en el fondo... ¿cómo iba a ser nuestra entrada nocturna?


Con el madrugón que nos habíamos dado, se imponía una buena siesta. A las 18h estaban Samuel y Alan a bordo; la controversia del momento era dilucidar qué hora era la más adecuada para pasar. Ellos tienen un calendario de mareas pero llegamos a la conclusión que se habían hecho un lío con lo del horario UTC y el sumar y restar horas y se equivocaban al calcular que las 19'30h era el momento oportuno; según nuestro plotter el momento debían ser las 21'30, por radio capitanía nos indicó que las 22'30h. El problema es que Chile este año no ha cambiado la hora de verano a invierno cosa que no ha tenido en cuenta nuestro Raymarine por lo que nuestros cálculos han estado 1 hora equivocados todo el tiempo (eso explica algunas cosas como el desajuste en nuestros cálculos de corriente del día anterior!).


A las 22.00h estábamos embocando la entrada que en el mejor de los casos no nos iba a ofrecer más de tres metros de agua (nuestro calado es de 2.20)

Podría explicaros que aunque la luna debía ayudarnos el cielo estaba encapotado y no había nada de luz; que hay que pasar pegaditos pegaditos a la pared de una montaña bien alta y que a ratos me daban ganas de poner las defensas, que la sonda marcaba 3'2, 3'3, 3,1 y mi corazón corría desbocado, que me imaginaba clavadita en el fondo viendo como el agua se retiraba y el velero escoraba sin remedio hasta apoyar el palo en la pared...

Pero nada de eso sería cierto!!!

Entramos con la marea nocturna porque el Trinidad de Alan y Samuel -un remolcador- entraba delante de nosotros cantándonos la sonda en todo momento. Intranquilos por si sus conocimientos no eran suficientes, embarcaron un piloto local que los fue dirigiendo sin problemas y nosotros pegaditos a su popa. La sonda, aunque llegó a 3m, nunca bajó de ahí y ni siquiera tuvimos que buscar un fondeo en la mitad de la noche porque ellos tienen un muerto en propiedad y sencillamente nos abarloamos a ellos de nuevo... a veces las cosas son más sencillas de lo que uno se ha intentado imaginar durante días!



Aquí llevamos 6 días porque sabemos que sin un viento del sur o del este la salida va a ser tanto o más difícil que la entrada




La tramitación de los documentos fue sobre ruedas. El velero quedaba bien custodiado. Tomamos una buseta a Aysén (500 pesos-25km) y de ahí un bus a Cohayque (3200 pesos i/v, 65km) y de ahí otro bus a Balmaceda (5000 pesos i/v 35km).



En el aeropuerto de Balmaceda Johan preguntó por algún bus que nos cruzara la frontera -solo necesitábamos un sello de salida y otro de entrada, esperábamos hacerlo en un sólo día y sabíamos que cabía la opción de caminarlo, unos 4 km- y un transfer de los que esperaba los pasajeros del avión se ofreció a llevarnos (10.000 pesos). En un par de horas teníamos nuestros sellos y podíamos ir a pasar la tarde en Cohayque -ciudad que nos enamoró por encima de las demás que hemos conocido hasta el momento- antes de iniciar el camino de regreso y cenar a bordo sin problemas.

Al regresar vimos que teníamos un nuevo vecino en la bahía, el Polo-flat, velero de Australia, 34 pies, que está camino del norte pero que el año pasado navegó desde el sur de Chiloé hasta Ushuaia por el océano, que ha ido a la Antártida (fue el velero más pequeños que fue a la Antártida el año pasado)... mil historias que compartir



Los días en espera de buenos vientos no se hacen pesados, cada día cenamos con alguien, tenemos internet en el pueblo (en una cafetería que no te deja conectar si no consumes, aunque igual te cobran el wifi a parte... esto nos “obliga” a disfrutar de unos estupendos bocadillos, el lugar se llama "el pollo doradito")


además la señora de la cafetería se ha ofrecido a lavar nuestras sábanas (no se puede pedir más).

En Aysén hay un buen super donde reponer básicos y el entorno es espectacular




Ayer nos visitaron las primeras nieves en los picos de las montañas, hemos empezado a usar la estufa durante el día (la temperatura en las mañanas ronda los 6 graditos). Ya pasamos el rato estudiando los fondeos que nos llevarán al golfo de Penas






Y ya sabéis, aunque las fotos van a tardar un poquito en llegar los textos van a seguir. Esperamos que sigáis fieles a nuestras peripecias, nos gusta sabernos acompañados.


Y no olvides que a bordo hay sitio para ti, para que nos acompañes a descubrir el fin del mundo.


3 comentarios:

Nashmarine dijo...

Claro que os seguimos. Muy Chulo!. Voy marcando las posiciones en Google earth!.

Nacho

Cefontes dijo...

Este ultimo reportaje se hizo esperar pero ha merecido la pena.
Si os gusta hacer galletas probar la siguiente receta.

http://www.casonadecefontes.com/Recetas%20de%20Casona%20de%20Cefontes.htm

Son típicas de Asturias, se llaman suspiros y no tiene nada que ver con el resto de galletas conocidas
Buen provecho y saludos Adolfo de Cefontes.

xoan dijo...

Hola encantado de seguiros, desde hace tiempo, seguir compartiendo !!!