Un día
nuevo, un país nuevo, una etapa nueva de nuestra vida. Todo para
estrenar. Un rincón tranquilo del mundo. Sol. Montañas y árboles.
Me gusta.
El día
está tranquilo. Nos sorprende el runrun de unos compresores sobre
unas barcas que hay en toda la bahía. Averiguamos que nos buceadores
(traje de buceo finito a pesar del agua a 16°) que están
recolectando marisco. En lugar de botellas a la espalda están
conectados a un compresor a través de una manguera larga, muy larga.
Su jornada se extiendo por 6/8 horas. Creo que miraré el marsico de
otra forma cuando lo vea ofrecido en las lonjas.
Nos
tomamos el desayuno en la bañera disfrutando de un paísaje tan
diferente a San Blas. Hoy queremos seguir ruta pero estamos en un
lugar en el que nuevos factores imponen sus leyes y no podemos
levantar el ancla para ir hacia Puerto Montt cuando queramos sino
cuando las mareas y las corrientes manden.
La
Armada Chilena del puesto de Puerto Inglés nos informa de lo que él
plotter y las guías ya nos habían informado. La marea entrante para
poder pasar el Canal Chacao será a las 14h pero conviene estar un
rato antes embocando el paso. Tenemos que levantar el fondeo alredor
de las 12h del medio día aunque el ansia de seguir y por fin llegar,
llegar al destino nos tiene inquietos.
Cuando
es la hora correcta recogemos la cadena y con ella las primeras hojas
de kelp. Son unas algas grandes que abundan desde aquí hasta el sur
del continente. La parte positiva es que avisan de bajos y son útiles
para la navegación, la negativa es que a veces se enredan en el
fondeo y cuando llega el ancla a la superficie lo hace con kilos y
kilos de algas. Avisados de esto tenemos a bordo un machete que
podemos unir al bichero para deshacernos de las algas cuando sea
necesario. A modo de ejemplo visual aquí os dejo una foto del blog
de nuestros vecinos en Pto Montt... impresionante!
Rainer y Anne llevan 6 años navegando, Su web www.meerbaer.info. |
Según
vamos navegando hacia el Canal nuestros ojos se van volviendo locos
sin saber a donde mirar: hay tantas clases de pájaron nuevos que no
conocemos que estamos encantados, ¡mira ahí salta un delfín de
colores muy raros!, ups... ¿aquello son delfines, nutrias, lobos de
mar? ¡hay montones!
Me
gusta Chile
Al
acercarnos al Canal la corriente se empieza a hacer notar. A pesar de
estar avisada, es mi primera vez y miro con cara de alucinada la
corredera. Tenemos el motor en mínimo y marca 8.9 nudos!
Vaya,
resulta que solo era el principio...
Este
Canal es el paso que utilizan los ferrys -muchos- que comunican el
continente con la isla de Chiloé y miranto las señales del AIS se
ve que es una locura... hasta 8 ferrys yendo en ambas direcciones y
nosotros buscando un huequito para pasar sin molestar y sin que nos
molestes
Johan
pone algo de velocidad al motor para maniobrar más fácil -y sobre
todo más rápido- el punto de máximo tráfico. La corredera sigue
subiendo.
Los
lobos marinos parece que están de fiesta y visto y no visto ya
estamos del otro lado.
Las
guías ofrecen varios fondeos para esperar hasta que la siguiente
marea nos acompañe hasta la ensenada donde está Puerto Montt con
las tres marinas que ofrece. Elegimos un fondeo que parece protegido
y tranquilo junto a Calbuco, se llama Sumidero la Vega.
Al
acercarnos vemos que la zona está plagada de boyas a muertos (de
muchos tamaños y dudosas cualidades) y algunos barcos de pesca al
ancla. Fondear ahí en medio es más complicado que hacer encaje de
bolillos. Hay un par de boyas con buena pinta desocupadas y decididos
acercarnos a un muelle lleno de pescadores a preguntar si podemos
tomar prestada alguna de ellas por una noche. Nos dicen que es más
fácil si simplemente nos abarloamos al muelle (flotante) y así lo
hacemos agradecidos.
En
menos de 10 minutos ya está un señor con una boleta diciendo que el
muelle es privado y no hay problema por ocuparlo pero tenemos que
pagar. Nos pide el equivalente a 40 euros por noche y nos parece un
despropósito (pero queremos quedarnos) y empezamos a regatear,
finalmente queda la cosa en 20 euros, los demás pescadores nos dicen
que es demasiado pero decidimos que dos meses de travesía y menú de
pescado, bien valían el precio, y nos vamos a buscar una panadería
(¡no quiero hornear por lo menos en un mes!) y algún restaurante
local y sencillo para comer un filete. Nos tomamos unas chuletas de
cerdo con salsa de jamón serrano que no sabemos si será por la
novedad pero nos saben a cinco estrellas. Caminamos largo después de
20 días y nos vamos a charlar con los pescadores.
Está
llegando la flota y venden el producto a pie de calle. Compramos tres
merluzas estupendas (limpiadas y fileteadas) por un euro y medio
(después sabremos que un precio así no es posible si no estás a
pie de la barca de un pescador ansioso por empezar sus vacaciones de
fin de año).
Johan
se dedica a hablar con los pescadores, curiosos sobre nuestro velero,
nuestra ruta, nuestros planes, e intenta conseguir información sobre
cómo se pesca en la zona (qué tipo de pescado, qué cebo, etc) y va
consiguiendo alguna info de aquí y de allá pero con timidez (a
ningún pescador le gusta contar sus secretos ni siquiera a un
inofensivo velero que no va a quedarse en su zona)
Yo que
ando removiendo dentro, viendo tanto barco más pertrechado, le
pregunto a Johan si no es buen momento para deshacernos de 50 metros
de cabo pesadote que usábamos en Grecia para amarrar a tierra y que nunca usamos, menos ahora que hemos
comprado 400m de cabo flotante, y se lo regala a un pescador.
Minutos
después tenemos una fantástica corvina de regalo, unos plomos de
pesca y las indicaciones oportunas de como pescar en la zona.
A la
mañana siguiente, temprano, empiezan a llegar botes y más botes de
pesca. Nos cuentas que la flota no navega la noche de fin de año
(estábamos a día 30 de diciembre) y podemos ver que claramente
molestamos ocupando un espacio en el muelle.
¿ véis un mástil allá en medio del follón? ¡ es el Alea! |
Los
pescadores -acostumbrados a trato menos refinado a sus naves del que
nosotros damos al Alea- nos pasan más cerca de lo que nos gusta,
oímos un clocnk de alguien que dando atrás nos ha dado en el
ancla... hora de marchar.
Salimos
algo antes de lo que las tablas de marea indican pero no es una zona
con una corriente tan fuerte como la del día anterior.
Adelantamos
despacio, disfrutando del paisaje, intentando -sin éxito- contactar
con la marina a la que nos dirigimos (el mail y el número de
teléfono que aparece en las guías ya no está operativo) y oímos
hablar por radio al velero Tara. Son una pareja de Holanda que han
navegado los canales de sur a norte la última temporada. Hemos leído
su blog con avidez, tomando notas, y ahora están a un par de millas
en nuestra proa, dirigiéndose al mismo puerto. ¡qué bonito es esto
del internet!
Llegamos
a la marina con un viento fuerte y una lluvia insistente. Nos espera
el marinero para ayudar en la maniobra. Amarramos en el Club Náutico
Reloncaví y damos finalizada oficialmente la travesía Panamá-Chile.
Podremos
celebrar el fin de año y pensamos pasar aquí unas semanas. Un nuevo
hogar en el que ya nos sentimos instalados!
2 comentarios:
Hola, hace tiempo que os sigo, y lo haceis muy ameno e ilustrativo.
Un abrazo muy fuerte.
Seguiré vuestra aventura con mucha envidia y ganas de volver a mi Chile querido!
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