domingo, 30 de enero de 2011

Kira Panaia

Y por fin llegamos a la última de "nuestras" Esporadas septentrionales; hay más islas en este conjunto pero no las hemos visitado por esto o por aquello, pero este es un buen broche de cierre a nuestro periplo.

Di os fijáis, al norte de la isla hay una bahía (Platanis) con una entrada muy angosta que se abre en forma de precioso corazón
Sí, tal y como cabe imaginar si interior es un remanso de paz, un espacio perfecto, sólo con fuerte viento del norte puede resultar un poco difícil salir de ahí, aunque si la prisa no es tu compañera y tienes la despensa llena... tener que quedarse unos días está muy lejos de ser una desgracia!



La isla está deshabitada salvo por un monasterio en el que aun viven algunos monjes. No paramos en la pequeña cala que da acceso a este monasterio porque se necesita un día muy calmadito y cuando eso pasa los barcos de paseo de día están todos ahí apiñados, eso sí, en nuestra navegación pudimos ver la silueta del edificio en la que destaca -por lo menos desde el mar- un buen número de placas solares ¡modernos estos monjes!

Pero volvamos a Platanis

Es una experiencia ir navegando para encontrar la entradita y aparecer de repente en las aguas tranquilas de la bahía



buscar un buen lugar, dejar caer el ancla y disfrutar del silencio



Hemos estado dos o tres veces; cuando no hay demasiados barcos en la noche el silencio puede ser casi total. Tal vez uno de los mejores momentos del verano con Lucía y José María, con el cielo estrellado, un poquito de buena música y un vinito... no nos hicieron falta ni palabras



Es cierto que las aguas de esta bahía no son tan cristalinas como la de otros rincones, posiblemente el hecho de que el fondo sea de algún tipo de roca caliza hace que la apariencia del agua sea más "lechosa" y no se pueda vislumbrar el fondo cuatro metros más abajo como pasa amenudo por estos lares



Pero hemos hecho snorkel y hemos descubierto restos de fuselaje de un avión (que seguramente sería de algún equipo antiincendios pero nosotros nos inventamos que era de alguna antigua guerra) y hemos podido llegar a tierra y pasear por los no-caminos de la isla (no hay ni senderos dibujados) en busca de las abundantes cabras que la habitan



Porque si Peristeri era la isla del gato esta la hemos bautizado como la isla de las cabras mutantes, jeje
Aunque la que pesqué en la foto es de lo más normalita, lo cierto es que vimos cabras con unos dibujos la mar de raros (mitad negras a topos blancos -cual vacas- mitad marrones y así montones de combinaciones extrañas) y la verdad es que era divertido jugar a ver la cabra más rara! Por cierto que dicen las guías que además de los centenares de cabras la isla está también habitada por un toro y yo no sé si será o no verdad pero mis dos incursiones a lo Indiana Jones se han acabado en cuanto he oído algún ruido que no he sabido identificar y he supuesto que era un Miura que me acechaba y no me ha parecido que los árboles peinados por el Meltemi fueran un buen refugio...


Y si dejamos Platanis, la otra bahía, situada al oeste de la isla y con el mismo nombre que esta es otro rincón en el que pasar un día olvidado el mundo;


por estar más cerca está mucho más concurrida por los chárter de una semanita, pero sus aguas son terríblemente azules, cristalinas, el paseo para buscar la mejor cabra está también ahí, las noches son igual de estrelladas...


Y el silencio también se convierte en un buen aliado para alejarnos de todo lo que hay fuera

un sueño!




si quieres venir a buscar una nueva isla desierta
ya sabes que te esperamos
www.sailingalea.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

!Qué delicia volver a saber de vuestras aventuras!. Es estupendo saber que hay gente como vosotros que sabe disfrutar de la vida.
He visto que en unos dias volvéis a St. F a dar una charla, espero poder ir porque me encantaría volver a veros. ¿Llevo aquella botellita de sake que os prometí la última vez que nos vimos en el tren?.
Hasta entonces un abrazo

Rosalía (japonés)