miércoles, 12 de agosto de 2009

El puente, Lepanto y salir por piernas... digo, por velas

para empezar mil perdones por el retraso en la publicación de los post, pero desde que el Alea está lleno hasta las sentinas de los amigos que nos visitan en verano el tiempo se nos escapa de las manos y es difícil encontrar un momento de serenidad para escribir en condiciones; hoy sí hemos encontrado el ratito y aquí estamos!
Dejamos Messolonghi a buena hora por la mañana -por algún milagro hemos madrugado!- y ponemos rumbo a Navpaktos (nombre un tanto impronunciable que después descubrimos que es Lepanto donde Cervantes quedó el pobre algo tocado de la mano) aunque el destino se encargaría de llevarnos a dormir a Trizonia
El mar como un plato nos permite disfrutar del paisaje; nos cruzamos a apenas unos metros con un pesquero tradicional que nos hace volver a pensar en esa otra cara del mar formada por las gentes que trabajan sin descanso para llevarse a casa unas capturas cada vez más escasas... nuestros respetos para ellos (eso sí, seguimos sin entender cómo echan las redes y al avistarlos siempre lo hacemos con un poquito de susto por si acabamos enredados en sus artes).
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En el camino tenemos que pasar por un famoso puente que une las ciudades de Rion y Andirríon; os iba a contar que es el puente más "no-sé-qué" de Europa pero Johan dice que no sea así y que me moleste en buscar en la wikipedia y daros la información correcta, pues bien, hay va lo que he entendido del susodicho puente



Junto al viaducto de Millau en Francia es uno de los puentes más largos suspendidos por cables: el francés tiene algunos metros más, en cambio el griego es el más largo suspendido ya que la cubierta no se apoya en los pilones... en fin y resumiendo (que la info que encuentro está en inglés y no se me da bien la traducción): una impresionante obra de la ingeniería que da gusto ver desde abajo!




Nos habían avisado de que el viento acostumbra a ser fuerte en la zona y es cierto!. Al aproximarse al puente hay que llamar por el canal 14 de VHF para solicitar permiso de paso. Así lo hacemos y nos indican que tenemos que pasar entre el tercer y cuarto pilón de nuestro estribor; tenemos que informar de la altura de nuestro palo (21m) nos dicen que el punto más bajo de la sección por la que vamos a pasar mide 24 -nosotros pasamos justo en el centro o sea que fácilmente mide más de 30- pero según nos aproximamos la perspectiva hace que parece que nos vamos a chocar, nos vamos a dejar el palo en el puente, nos vamos a... pasamos sin problemas, of course.



Al hacer el trayecto oeste-este tienes que pasar en la zona sur del puente, lo que es un poco rollo porque vamos a un puerto que está en el norte; parece que no todo el mundo tiene nuestro sentido de las normas porque un velerito francés ni llama por radio ni respeta los carriles: algo antes de llegar al puente va de sur a norte y casi se lo come un ferry!!! hay campeones en todos sitios



Poco a poco el puente se queda atrás y el Alea avanza a buen ritmo con toda la vela abierta. Lepanto nos espera.




Nos han dicho que es un puerto precioso y difícil: todo era cierto. La entrada es por un pequeño hueco en una muralla que envuelve la ciudad y en el pequeño puerto apenas caben cuatro veleros. Hay dos puntos (frente a la bocana y justo a babor de la entrada) en los que la guía indica 3 metros de calado. Los de frente están ocupados pero los de babor libres (quizá eso nos tenía que haber mosqueado??) así que felices iniciamos la maniobra y nos amarramos al muelle.

Rápidamente bajo a comprar algo de pan y preparo la comida; queremos pasar la tarde recorriendo todos los rincones de esta ciudad que se ve -desde cualquier ángulo y la mires como la mires- como un lugar precioso!








Pero al primer mordisco oímos un ruido que no sabemos identificar -nos hemos convertido en unos oídos muy pero que muy finos- y que nos deja algo preocupados así que Johan se tira al agua para ver el fondo y comprobar que todo va bien... y NO!!!!!!!!
A pesar de que el profundímetro nos marca los 3 m que promete la guía la quilla del Alea descansa en una montaña de grava!!! todo apunta a que para evitar que los veleros amarren en el puerto algún simpático ha tirado un par de cargas de camión de grava y el fondo -justo en ese punto- no supera el 1'8m.
Hay que salir pitando y a mitad de comida recogemos el ancla (nos llevamos de regalo la de un pescador, también es algo que avisa el derrotero, bastante inevitable ya que el puerto es un pequeño círculo) y nos despedimos con penita porque no es posible fondear a causa del viento y Lepanto queda en la lista de visitas pendientes.
Rumbo a Trizonia


El viento sigue soplando con ganas así que hoy el motor descansa; avistamos la isla de Trizonia y nos fondeamos en la bahía. Hoy no bajamos a tierra. Mañana será otro día y hoy nos conformamos con mirar desde la cubierta tras habernos asegurado que bajo la quilla tenemos agua de sobra!







3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué puente tan enorme! Lo que se aprende leyéndote! No sabía que existía este puente suspendido tan grande!
No lo pasó nada a Alea por la falta de agua...¿no?
Las fotos son preciosas.
Pilar

Anónimo dijo...

¿crees en coincidencias? justo hoy en el suplemento de verano del Periodico hay un artículo sobre "Naupacto, donde Cervantes vivió la batalla de Lepanto"
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=636897&idseccio_PK=1469
Pilar

silvia dijo...

Hola Pilar
gracias por subirte a la aventura del blog
el fondo del Alea está bien porque no fue un golpe, solo rozaduras con la grava pero hemos decidido que cuando acabe el verano lo sacaremos del agua para repasar la pintura y no dejar nada al azar!!

y sí! creo en las casualidades jeje