viernes, 20 de septiembre de 2013

En la capital



Un día estás en San Blas, sin dar crédito a que un día más este rincón del mundo pueda regalarte algo único





¡¡¡Y al siguiente estás en mitad de una ciudad llena de rascacielos!!!


Bueno, eso de al día siguiente es un poco mentira; a estas alturas ya conocéis el trámite: navegar 45 millas hasta Puerto Lindo, dejar el barco bien fondeado, encargar a Hans que le eche un ojito a la auxiliar, coger el bus de las 7'30 de la mañana hasta Colón, cambiar por el expreso que va a Panamá, llegar a Albrook y buscar un hotel, vamos como quien dice un abrir y cerrar de ojos.

Panamá es una ciudad que -la verdad- no nos enamora, pero tiene sus puntos bonitos y es un buen destino para desconectar y cambiar de aires... y para nosotros como no un buen lugar para comprar.

En estos meses hemos ido... hemos ido bastante a Panamá!

Hemos paseado por su casco viejo que está en plena restauración y que si bien ahora tiene encanto, promete ser mejor cuando las obras concluyan y se llene de más vida.

 

Nos conocemos hasta la última de las tiendas náuticas -que ni son muchas ni están especialmente bien surtidas a pesar de ser esta ciudad punto de paso de cientos de veleros- porque nos hemos dado cuenta de que después de cinco años hay cosas que empiezan a necesitar de una renovación.

Nada es fácil -y así nuestra vida es más entretenida- hemos ido tres veces a la ciudad intentando comprar nueva cadena para el fondeo; la primera vez nos dimos cuenta de que aquí las medidas son americanas así que lo de comprar cadena de 10 mm no funciona; hay que comprar 3/8 de pulgada -además tiene que ser BBB que no es bueno bonito y barato sino algo que tiene que ver con la forma del eslabón- y para eso había que llevar el barbotén y ver qué medida es la buena para nuestro molinete.
Segundo paseo con el barbotén en la mochila: no va ninguna medida americana.
No desesperamos, tenemos un barbotén del anterior molinete que acepta diversos pasos de eslabón.
Tercera visita a Panamá con el segundo barbotén en la mochila. Ya sabemos qué medida es la que necesitamos... pero en ninguna de las tiendas tienen los 80 metros que queremos... La cuarta visita a Panamá tendrá que esperar a que regresemos de Colombia...

Hemos aprovechado para comprarnos ropa y renovar el armario; aquí los precios son más que aceptables.

Hemos descubierto que te puedes comprar una tarjeta de metrobus y te puedes mover sin recurrir al taxi para todo.

Hemos redescubierto el placer de caminar... la vida a bordo no nos da muchas oportunidades de pasear; en San Blas las islas se recorren en diez minutos (para andar una hora hay que darles seis vueltas, tres en cada sentido porque al caminar inclinado por la orilla del mar acabas con la cadera tonta) y el paseo marítimo de Panamá es muy bonito

Hemos redescubierto el placer de ir a un bonito restaurante y leer la carta... el placer de comer carne (que se transforma rápido en la añoranza de comer nuestro pescado recién sacado del agua)

Hemos disfrutado del cambio por unos días... para disfrutar de la vuelta a casa


No hay comentarios: