miércoles, 22 de febrero de 2012

Tobago Cays

Nos hemos adaptado rápidamente al ritmo del Caribe. El sol se pone alrededor de las siete de la tarde y poco después nosotros ya tenemos la cena en la mesa; ratito de charla, ratito de lectura, un vinito escuchando música… y poco después de las nueve de la noche ya estamos en la cama.


Entonces no es difícil –ni siquiera hace falta el despertador- levantarse antes de las siete de la mañana. A las siete y media ya está el café servido.

Así es fácil entender como hoy (este hoy corresponde al 21 de enero), a las 10 de la mañana, estábamos en la bañera con un segundo café después de haber ido con la auxiliar hasta el rompiente del arrecife donde hay unas boyas para dejarla, y habíamos hecho snorkel;



habíamos vuelto a Aleita, navegado esquivando a un par de tortugas marinas, para llegar por una pequeña isla con palmeras besando el mar en la que hemos visto un montón de iguanas…


Nuestra cámara de fotos subacuática ya no funciona –estamos haciendo hucha para comprar una nueva- así que no tengo fotos para compartir con vosotros todo lo que hemos visto (tampoco creo que la cámara hubiera podido captar mi emoción). El arrecife está en una zona en la que el agua que tiene tantos tonos de azul que no caben en una sola palabra, con un fondo de arena blanca; es un parque natural por lo que la pesca está prohibida y tanto peces como tortugas se pasean junto a los que nadamos en su territorio sin mayor problema. Hemos visto coral y peces de todos los tamaños pasando a rozar nuestra cara; una pareja de peces que parecían dos cebras submarinas, una “escuelita” de peces amarillos y azules que parecían irradiar luz, otra de grandotes azules, una estrella de mar, una raya…


Estaba tan emocionada que en un momento he sentido que me faltaba la respiración, creo que ha sido porque me he olvidado de respirar!!!


Por cierto, todo esto es gracias a un Johan-invento. Yo soy miope y no tengo gafas de buceo graduadas; lo hemos intentado pero como no paramos nunca en el mismo sitio por suficiente tiempo, no hemos podido hacer unas (la óptica tarda más tiempo en tenerlas del que nosotros nos quedamos en un lugar). La consecuencia es que hasta ahora yo adivinaba más que ver los peces del fondo. Bien, pues hemos cogido unas gafas viejas (con graduación buena) y les hemos quitado las patillas; las hemos “empotrado” en las gafas de buceo y el tamaño era perfecto. Así me pongo las gafas de buceo con gafas de graduación incorporadas y ¡puedo ver!


En fin… que después del cafecito de media mañana hemos leído un ratito, preparado la comida, hecho una siestecita, comprado algo de fruta


y hemos vuelto al arrecife a hacer snorkel, visitado otra isla de palmeras para bañarnos en la playa y secarnos al sol entre montones de gente



he preparado una ensalada de pasta y ahora (18.10h) estamos esperando que lleguen Sandra y Dani, del velero Piropo que también andan por estas tierras.

Después de la cena y la charla en buena compañía, nos tomaremos un cafecito o una infusión y antes de las 22.00h seguramente estaremos de nuevo en la cama… que mañana madrugaremos: nos esperan los peces bajo el agua, las palmeras en la arena y tal vez una navegadita para cambiar de escenario.

Me gusta vivir con el sol


Tobago Cays es tan pero tan bonito que después de una incursión en Unión miré a Johan con esos ojitos que se me ponen a veces y camino al norte hicimos una nueva parada de un par de días en el reino de las tortugas… Fernando contó hasta 83 veleros en el fondeo (sí… una multitud), no somos los únicos enamorados del paraíso.



Fernando tiene una cámara sumergible, así que esta vez sí os puedo pasar unas fotos.



Yo todavía no he visto nada más bonito ni me he sentido más cerca de la felicidad absoluta!


1 comentario:

Anónimo dijo...

MAMMA MIIAAAA!!!!

os envidio tanto!!

Quien pudiera coger unos años sabaticos para hacerlo!!!!

en fin seguiré disfrutando de vuestra historia ya que no puedo construir la mia jejejeje

J.