lunes, 23 de mayo de 2011

Creta: Chania. Táctica y estrategia I

Salimos de Rethimo con una previsión de viento bastante regularcilla.

¿rumbo?

Nos habían comentado que Chania no era un puerto perfecto para fuertes vientos del norte y que los amarres estaban justo frente a los bares de música por lo que dormir no siempre resulta fácil, pero que era una ciudad preciosa; la otra opción era Souda, puerto superseguro, protegido para cualquier tipo de viento, bien comunicado con Chania (hay buses cada 15 minutos)... y base de la OTAN en plena ebullición por la situación complicada que se ha desatado en Libia.

Durante nuestra última navegación habíamos oído en el canal 16 avisos que nos invitaban a informar de cualquier moviento extraño a los barcos de la OTAN que hay por la zona (no hemos visto ninguno) y habíamos oído y visto sobrevolar el cielo a cazas de guerra pero nada preocupante ni que llamara excesivamente la atención.

Sin embargo, valoramos: el viento que nos acompañará al salir irá decayendo -no es determinante para elegir la ruta- y preferimos la música disco a la "música" de los reactores, así que pusimos rumbo a Chania.

La línea que dibuja la costa cretense es cuanto menos caprichosa, salpicada de unos cuántos digamos apédices y con los puertos situados al abrigo de estos, de modo que para ir de un puerto a otro es habitual tener que navegar rumbo de componente norte para acto seguido poner rumbo de componente sur, esto no es fácil para un velero cuando los vientos son de norte o de sur (que siempre lo son).

Para llegar hasta Chania desde Rethimo nos pasaba esto: teníamos que empezar con un rumbo noroeste y después bajar al sur... o sea, la mitad del camino en contra del viento!

Al salir tenemos un viento tímido que nos entraba por 15/20º y sabíamos que desaparecería en un máximo de tres o cuatro horas.

Como nos gusta más navegar a vela que a motor y en nuestra ruta de las últimas semanas no nos había quedado otro remedio que recurrir más al motor que a la vela, nada más salir del puerto nos miramos, sonreímos, y decidimos ir ganando norte haciendo bordos (hacer bordos significa para quien no domine esto del lenguaje náutico ir navegando en zigzag para conseguir un buen ángulo de viento ya que no se puede ir a vela con el viento en contra, se necesita un ángulo de un mínimo de 30/35º, de este modo se avanza efectivamente más despacio... pero se adelanta a vela)




A 4 nuditos (velocidad efectiva bastante menos, recordad que no avanzábamos en línea recta) fuimos remontando millas durante casi cuatro horas hasta que alcanzamos el punto más norte de nuestra ruta... y el viento desapareció por completo y no nos quedó otra que recurrir de nuevo al chucuchú del motor



Y en estas que el capi me dice
-he fallado en la estrategia!
y yo me lo miré desorientada sin saber muy bien si estaba pensando en los soldaditos del estratego o en el poema de Benedetti

Con su habitual paciencia me contó que no se trataba ni de amor ni de guerra, se trataba de vela: analizando nuestro viaje se podía ver que con las mismas horas de motor podíamos haber llegado en la 1/2 de tiempo

¿?

ante mi cara de asombro me dijo que necesitaba papel y boli y cenando me dibujó algo aproximado a lo que os paso



Sabíamos que el viento era de componente norte y que iba a durar unas 4 horas; si al salir hubiéramos ido a vela el primer tramo habríamos ido dos horas a motor (apoyados con la vela) y habríamos alcanzado el punto norte y navegado a vela hacia el sur (primero con el viento de través y después de popa) las dos horas siguientes (todavía con viento)

Pero al ir primero a vela (contra el viento, haciendo bordos, con una velocidad efectiva muy baja) tardamos 4 horas y después tuvimos que hacer dos a motor porque el viento ya se había ido.

Con nuestra táctica navegamos 4 horas a vela y 2 a motor; con una buena estrategia, con dos horas de motor y dos de vela habríamos llegado 2 horas más temprano!

Resulta, por otro lado, que esto de planificar la ruta en función del parte meteorológico es algo que "hacemos" habitualmente pero en lo que parece que yo no había caído hasta ahora... sin comentarios!


Todas estas cavilaciones quedaron a un lado cuando se presentó ante nosotros el precioso faro de Chania!


Vimos que había muertos para amarrar (milagro!) y que no había problemas de espacio, pero también pudimos comprobar que sin la ayuda de alguien iba a ser difícil ya que el muelle era muy alto y resultaba imposible que yo saltara a tierra para fijar las amarras de popa.

Echamos el ancla (sí, sí, que había muertos pero ya no nos fiamos de nada y si podemos queremos estar superseguros; además el agua era tan cristalina que no costaba nada ver el bloque de hormigón que hace las veces de muerto y apuntar bien para no tener problemas y sumar: muerto+ancla y que vengan los vientos a por el Alea).



Al acercarnos al muelle puse la mejor de mis sonrisas y empecé a gritar a cualquiera que pasara por la calle "can you help me, please?" y el único que se paró fue un chavalín de unos 12 años que no lo hizo mal del todo aunque después una turista española (gracias!) nos ayudó con el segundo cabo y en un plis plas estábamos amarrados!.

Al día siguiente llegó un barco con una pareja de suizos y fuimos nosotros los que ayudamos en la maniobra... ahí os dejo una fotico con la altura de la pared, impresindible tener una pasarela para llegar a tierra!



¿y Chania?

Pues Chania es en nuestra opinión la ciudad más bonita de Creta con diferencia. Ella sola se merece el paseo por la isla.



Es un lugar lleno de vida -no sólo turistas también estudiantes, habitantes, enamorados de la ciudad- con un centro antiguo que invita a pasear sin prisas, con rincones que recuerdan su pasado bajo el dominio turco.



Con callejuelas empinadas, escaleras tras las que se esconde una tiendita o una casa que alquila habitaciones o un barcito con flores y velas en las mesas



con sitios que te hacen olvidar que a unos metros el mar está rodeado de cientos de bares, restaurantes, tabernas.




Pasamos tres o cuatro días en Chania que podían haber sido trece o catorce pero el cruce hacia el Peloponeso tiene fama de hueso duro de roer y cuando se presentó una buena ventana de tiempo no nos pudimos resistir... teníamos por delante unas 17 horas de travesía y si queríamos llegar de día tocaba poner en práctica nuestras tácticas y estrategias.


Pero esto es tema para otro capítulo

4 comentarios:

esteban dijo...

Preciosa crónica!!!! Qué ganas de navegar con vosotros. Ya falta poco.
Un abrazo. Esteban.

Anónimo dijo...

No se si mi opinion vale o no pero bueno yo la suelto jejejeej!!!

probablemente yendo a motor hubierais llegado antes, pero el placer de sentir una buena ceñida no os la quita nadie Silvia.

Para los que llevamos navengado desde pequeños el rumbo que mas nos gusta es la ceñida, la mas emocionante y la que nos hace sentir ese cosquilleo en el estomago de ir apurando y ver como el barco lo da todo luchando contra el viento...

J.

P.D, Precioso relato porcierto

silvia dijo...

Hola Esteban!
ya estamos en el Jónico
antes de darnos cuenta estás aquí preparando tú mismo las estrategias a seguir

J., a nosotros también nos gusta ceñir (vamos ir a vela como sea!)pero es que llevamos tres años ciñendo! a veces Johan me cuenta que hay otras maneras pero ya no sé si creérmelo!

Anónimo dijo...

jejeje claro que hay otras formas de navegar, pero créeme que no tan bonitas.

El través y el largo son buenos, rapidos y comodos sobre todo con el genaker.

Pero la popa?? eso no se lo deseo ni amis enemigos. es aburridisimo... aunque atí te vendra bien para hacer esas ricas lentejitas...ajjaja