de Kithnos a Kea, de Kea a Evia, de Evia a...

Dejamos atrás Kithnos para regresar a Kea. La navegación -tranquila, en un día soleado pero sin viento, casi todo el trayecto a motor- sólo tuvo como anécdota reseñable que "pescamos" un montón de globos!

A lo lejos vimos un reflejo rojo en el mar que no sabíamos interpretar, finalmente decidimos acercarnos -podía ser un chaleco salvavidas, alguien en problemas- y ¡sorpresa! nos encontramos con un manojo de globos de esos que se inflan con helio y que vuelan; se debieron escapar de los dedos de algún vendedor callejero y acabaron flotando en alta mar...





Los recogimos -que como no pescamos otra cosa, pues algo es algo, aunque no alimente y de paso limpiamos un poquito el mar- y los atamos al arco de las placas solares: una Barbie, una mariquita y un helicóptero. Llegamos a puerto y casi nos dan el premio al barco más "friki"??




Nos quedamos un día hasta que Izaskun cogiera el ferry que la devolvía a Atenas y de ahí a España -compartir unos días con ella ha sido estupendo!- y dibujamos la ruta que nos tenía que llevar al norte antes de que el temido Meltemi (viento del norte que se establece por estos lares entre el 15 de junio y el 15 de septiembre) nos pusiera las cosas menos fáciles.

Johan se tenía que ir unos días a España y queríamos un puerto seguro en el que yo pudiera quedarme sola. La lógica nos llevaba al sur de Evia cuyo canal queríamos subir hasta llegar a las Esporadas así que elegimos Karistos, bien protegido y con buena pinta según la carta.

Antes decidimos regalarnos una noche en una bahía al norte de Kea, tontadas, pero nos hacía gracia el nombre del lugar y no queríamos perder allí una noche de luna y estrellas, los dos solitos...




Pero el viento giró, se puso de norte y no hacía posible nuestra noche romántica
¡qué le vamos a hacer!

Nos despedimos de Kea dejando atrás el faro y apuntamos directos a Karistos.



Apenas algo más de 22 millas. Casi no soplaba viento pero decidimos ir como más nos gusta cuando no tenemos prisa: a vela aunque fuera despacito; tardamos 6 horas en llegar pero el motor descansó todo el trayecto!

Es una zona con mucho tráfico de mercantes pero no tuvimos ningún problema y haciendo camino, antes de que cayera el sol llegábamos al muelle de Karistos, donde varios veleros estaban amarrados.

Según la guía el puerto se compone de dos partes y la interior y más protegida es para pescadores. Amarramos a la zona que nos correspondía y fuimos a realizar los trámites en la guardia costera; pedimos permiso para ir a la parte interior -yo tenía que quedarme sola y preferíamos el lugar más seguro- en la que había otro velero pero nos dijeron que no era posible...



Por la noche, junto a los veleros atracaban pesqueros de un tamaño considerable que descargaban sus capturas para volver a salir, la ciudad -nada turística, así que podríamos calificarla de muy auténtica- no estaba mal pero no me entusiasmaba, no teníamos claro cómo iba a ser el puerto si el viento se ponía duro del sur... así que como disponíamos aún de tiempo, decidimos probar qué tal el puerto de Andros. Era ir un poco para atrás para volver aquí en unos días, pero cualquier cosa por dejarme tranquila y segura!