miércoles, 22 de septiembre de 2010

Kithnos o Carpe Diem


Para recorrer las 22 millas que nos separaban de Kithnos tuvimos que recurrir al motor la mayor parte del trayecto porque el viento no nos acompañó lo más mínimo... no siempre se puede tener todo!!!

Pero llegamos a medio día a un puerto ¿conocido?

Sí porque aquí habíamos pasado una semana o algo más unos meses atrás, aquí conocimos a Niko y a su ahora esposa Maria, a Elení y Alex -establecidos en NY desde hace años y que pasan sus inviernos de jubilados en la isla- aquí habíamos sido el único velero en el puerto.

Pero al llegar nos pareció que llegábamos a un sitio diferente, más de 25 veleros se distribuían como buenamente podían: en la cara exterior del pantalán, abarloados, invadiendo el espacio de los pescadores... se había terminado lo de ser los únicos locos con las velas arriba, ya olía a verano!!!!!



El primer día abarloamos a un velero inglés; otra novedad: el puerto contaba con un responsable que nos comunicó que debíamos pagar 15 euros por día y que teníamos acceso incluido en el precio a agua y electricidad (no bajaba el precio si no las necesitabas) y que nos dijo que vendría a cobrar al día siguiente a partir de las 8 de la mañana... ¡grave error el suyo!

Nos despertamos algo más tarde de las ocho y ¡sorpresa! casi no quedaba ni un barco en el puerto ¿¿??

Por no pagar los 15 eurillos, casi todos habían madrugado y salido por patas entre las 6 y las 7
Por lo que hemos podido ver Grecia es uno de los pocos países donde el precio de los puertos de más que asequible, en muchos de ellos incluso puedes estar gratis. Alquilamos veleros por un dineral y cenamos en restaurantes (hablo en plural para no excluirnos de las actitudes feotas en las que en cualquier caso procuramos no caer) y ¿nos fugamos como delincuentes por 10/15 euros?

El resultado acabará siendo que todos los puertos tendrán personal fijo, un sueldo que pagar, y en consecuencia subirán los precios... en fin, que supongo que tenemos -o tendremos- lo que nos merecemos pero es una pena!

Para rematar el tema, llegaron dos barcos franceses que habían pasado la noche fondeados, se abarloaron a la pared exterior y cuando el muchacho les preguntó si necesitaban agua (3 euros llenar el tanque) le dijeron que no, que sólo iban a comprar pan. Les oímos murmurar "prepara la manguera que ya casi no nos ve" y llenaron el tanque.
Les increpamos que su actitud era un poco infantil... y nos dijeron que nos metiéramos en nuestros asuntos. ¡Que penita!

Pero Kithnos, con su "masificación", sus prófugos, sin Alex ni Eleni, todavía tenía mucho que regalarnos.



No era sin duda el mismo Kithnos de semanas atrás, ni mejor ni peor, diferente. Eso me llevó a pensar en la famosa expresión del "carpe diem" que para mí no significa que haya que quemar todas las naves para vivir al límite el hoy porque nadie nos asegura que haya un mañana. Carpe diem, disfruta del momento, porque cada momento es único y no volverás a él. Carpe diem, porque no puedes revivir lo ya vivido, sólo puedes vivir lo que el momento te ofrece. Es cierto que el pasado no vuelve, pero también lo es que el presente te puede regalar momentos igual de mágicos si quieres y sabes disfrutar de las cosas pequeñas -o grandes!- que se te cruzan en el camino





Por ejemplo en Kithnos conocimos a Mike, escocés, navegante solitario, simpático, parlanchín, amigo en dos minutos, cocinero, guía de montaña. Un encanto de vecino. Se gana la vida haciendo caminatas organizadas aquí y allá (lo mismo en Creta que en Santorini o en la fría Escocia) y que todas las mañanas lucía la más amplia de las sonrisas.

Y volvimos a encontrar a Niko, que se había casado por fin con su Maria -lucía flamante anillo- en Bielorrusia, y que con mímica invitó a Johan a acompañarlo: un viaje para ponerte los pelos de punta, saliéndose de la carretera en las curvas, para llegar a su pequeño huerto-corral y recoger para nosotros una docena de huevos, cuatro cebolletas y un ramito de flores silvestres para mí (encantador) y enseñarle a Johan el cerdo que está engordando para celebrar su matrimonio con los amigos americanos cuando regresen para su temporada invernal; estamos invitados a un cerdo asado el 28 de octubre!!

Y vimos como el sol teñia el agua de violeta



Y descubrimos y disfrutamos de las aguas termales que en invierno no nos parecieron lo suficientemente atractivas como para quitarnos el abrigo... pero ahora SÍ!!



Había que hacer cola para poder disfrutar del agua, difícil lo del turno cuando se instalan delante tuyo un par de rusos con la botella en la mano...



Pero mejor acabamos con una bonita foto del Alea al caer la tarde



Siguiendo la ruta hacia Evia nos quedaba recalar de nuevo en Kea, pero eso ya es otra historia!

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