martes, 1 de junio de 2010

Lipsi o volver a los pequeños lugares



Pues esta vez levantamos el ancla para partir de Leros sin demasiada pena y pusimos rumbo a Lipsi; nuestos amigos alemanes de Paros nos habían recomendado no dejar de visitar las pequeñas islas de esta zona -sin duda, para ellos las mejores- así que aprovechamos que a las distancias son muy cortas, sólo hay que navegar 8 millas, para ir "matando" estos días sin viento que nos obligan a echar mano del motor...




Esta vez no hemos podido darnos el gusto ni de desplegar las velas para probar, pero en poco rato estamos de nuevo amarrados, todavía sin compañia aunque ya sabemos que los veleros que han hibernado en Leros se están echando al agua y empezando la navegación de la temporada, así que -sin duda- pronto tendremos vecinos!



Ni siquiera hemos bajado a tierra y ya nos gusta la isla. Toda blanquita, límpia (muy límpia), sin el ruido de las motos y los coches...


Además ofrece un buen resguardo para cualquier tipo de viento




Lo primero que hacemos es buscar un contenedor para deshacernos de nuestra bolsa de basura, pero, aunque cueste creerlo, no encontramos ninguno. Johan va a un bar a preguntar y vuelve con una sonrisa y tres bolsas de plástico -verde, amarilla y transparente- en la mano.
Me dice que en esta isla la basura se recicla y se recoge selectivamente; tenemos que abrir nuestra bolsa y separar plástico/vídrio, papel y orgánico y dejar la bolsa de orgánico mañana por la mañana en un lugar que nos han indicado (la orgánica se recoge en días alternos) y las otras dos en el mismo lugar un día más tarde, así que toca buscar unos guantes y separar.

Puede que esto suene normal, pero en pocas islas pequeñas hay recogida separada de basuras y que en esta isla sea la ÚNICA forma de recogida nos parece estupendo, la misma filosofía está en todo el pueblo (hasta las papeleras de las calles están separadas por tipo de basura) y todo está limpio y cuidado, es un verdadero gusto pasear por aquí.



Nos sorprende encontrarnos de nuevo con los paisajes en blanco y azul, después de nuestro paso por Kalymnos y Leros ya dábamos por hecho que el Dodecaneso era muy diferente a las Cicladas y sin embargo estas calles bien podrían ser de cualquiera de ellas!



Esa misma noche damos un paseito nocturno al borde del mar; hay un montón de bares con un encanto especial y nos cuesta resistirnos a entrar en uno y tomarnos algo. En la mesa vecina un griego habla con una pareja de norteamericanos; sin más, el de EEUU se levanta y viene a preguntarnos si hablamos inglés y si sabemos cómo se llama ese mineral (o similar) en el que se han encontrado insectos prehistóricos... le decimos que ámbar y el insiste en que -al menos en inglés- hay otro término más específico; no tenemos ni idea pero acabamos de conocer a Sophie, Jianici y Jianello, tres increibles personajes que llenaran de historias nuestro paso por Lipsi!!


Y al día siguiente, paseando, paseando, vemos a un caminón que descarga madera frente a un bar que está haciendo la puesta a punto antes del verano; como necesitamos unas planchas -siempre hay cosas que acabar a bordo- preguntamos dónde podemos comprarlas y la respuesta es perfecta: podemos comprar ahí mismo si sabemos las medidas... y ¡voilà! por muy buen precio nos vamos con la madera bajo el brazo




Y nuestros paseos aun tenían más premios. Encontramos una cafetería que tenía un rincón de intercambio de libros. Es algo habitual en los lugares en que abundan los veleros de paso. No hay que pagar nada. El bar simplemente cede un espacio y tú puedes dejar un libro, coger un libro, dejar uno y coger otro...

Mi problema es que casi nunca encuentro nada en español (¿será que los españoles no viajamos? ¿será que nos cuesta desprendernos de un libro?) y ya me he leído casi todos los libros que llevamos a bordo... y llevamos un montón!!

Pero esta isla tiene magia y encontramos un libro para mí y un par para Johan, dejamos tres libros en español para que el siguiente no se queje y seguimos adelante!



Una mañana se presentan los americanos a hacernos una visita -les hemos dicho que somos los del velero naranja y así es fácil encontrarnos- y nos cuentas que él (que se presenta como Jianici porque le gusta el nombre aunque dice llamarse John, aunque después resultará que según su pasaporte se llama Hubert) viajó a Lipsi hace 20 años y se quedó completamente fascinado por este rinconcito de mundo. Ahora estaba pasando aquí 15 días acompañado de una amiga; hablamos de la posibilidad de llevarlos a Arki -nuestro siguiente destino- y así navegar juntos, pero él asegura que no necesita nada más que lo que encuentra en Lipsi: paseos, tranquilidad, naturaleza... y quedamos para pasear juntos al atardecer



Ellos conocen bien la isla y nos proponen ir a Monodendri; el camino es precioso y solo se oyen los sonidos de la naturaleza... incluido -como no- el rebuzno del burro!





Casi no hablamos en el trayecto, sólo andamos, admiramos y nos dejamos llevar



Y llegamos a un punto en el que nos sentamos sencillamente a contemplar ... porque es espectáculo lo vale









Al día siguiente se presenta en el barco Jianelli -el griego con el que hablaban nuestros amigos la primera noche- nos cuenta que es soldado profesional retirado, que vive en la isla, que se está construyendo una finca en la montaña... y sin más preámbulo nos invita a comer en casa de su madre!!!; todo es un poco raro pero no deja mucho margen a una negativa y allá que nos vamos. Es una casa humilde, a penas un pequeño salón y una cocina a la vista y una señora muy mayor que no habla palabra de inglés!

Comemos muy a gusto mientras vemos la tele y van desfilando diferentes nietos y vecinos a saludar; cada uno de ellos sale de la casa -con las puertas siempre abiertas- con un dulce o alguna otra comida debidamente envuelta en un papel. Tenemos la impresión de habernos colado en una vida y estar mirando desde un rinconcito...

Después de pasear por la isla con Jianelli y tomar una cervecita a bordo con él nos despedimos algo confusos con los acontecimientos del día... pero felices de ir sumando experiencias!

Al día siguiente vienen a despedirse de nosotros los americanos. Vamos a poner rumbo a Arki pero ellos definitivamente no nos acompañarán. Sophie -que tuvo un novio mejicano y habla un español divertidisimo- nos trae una docena de huevos!!!

Supongo que se los habría regalado alguien y ellos al alojarse en un hostal no tenían cómo usarlos, pero es la segunda vez que nos regalan huevos ¿se nos verá faltos de proteína??




Ya hace una semana que estamos en Lipsi donde llegamos para un par de días... es tiempo de partir. Próximo destino: Arki o Patmos según nos sople el viento!




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Nota para quienes vengáis a pasar unos días con nosotros

puesto que sigo con problemas para encontrar libros, os estaría muy agradecida si encontrarais un huequecito en la mochila para traerme alguno que tengáis por casa ya leído... yo a cambio os daré uno de los míos (en el barco tenemos unos 300 libros y ya no cabe ni uno más; el capi me tiene avisada: libro que entra, libro que sale)

5 comentarios:

rom dijo...

De nuevo me dejas embelesado leyéndote.
Ya que no puedes leer... escribe. ;-)
Espero que el libro de las "Derrotas Aleatorias" no se haga rogar mucho, jajajaja...

También me alegra recibir de nuevo buenas vibraciones, tu última entrega sobre Leros me había dejado un poco desencantado.

Y las relaciones griego-turcas en esta zona tan cercana a Turquía ¿que tal?.

Y Rodas? no pensais ir? aunque acercándose ya el verano y pudiendo elegir quizás no sea ahora el mejor destino...

Ay... ojala pudiéramos escaparnos por unos días y traeros unos cuantos libros para intercambiar. ;-))

Saludos.

Anónimo dijo...

Coincido con Rom,realmente es encantador leer tus relatos,es como si nosotros tambien hubieramos llegado a esta hermosa y pintoresca isla!!! y sus habitantes muy hospitalarios!!!.Me gusto muchisimo el intercambio de libros es una muy buena idea,ojala pronto encuentren mas escritos en español!!!,que no dariamos nosotros por poder llevarles algunos....jajajaja...
VIVIANA

silvia dijo...

jo, me vais a sacar los colores...
ahí van las respuestas para Rom
las relaciones con Turquía, no se ven! lo cierto es que aquí no les hace ninguna gracia que digas café turco en lugar de café griego -aunque es exactamente lo mismo- y es imposible encontrar couscous -supongo que por demasiado árabe- en los comercios.
en Agathonisi encontramos guardias costeras que se encargan de controlar -según sus propias palabras- sin mucho éxito el tránsito de sin papeles (supongo que sin mucha colaboración desde la otra costa) y la zona del Dodecaneso está plagada de bases militares, pero en el día a día... nada que comentar
Y Rodas lo hemos dejado para noviembre, cuando volvamos a peinar esa zona camino de nuestro refugio de invierno (¿Turquía, Jordania, de regreso a Malta rumbo a Escocia??)
En cuanto a los libros, hace unos días una visitante/amiga me dejó uno en catalán ¡qué gustito!

Viviana ¿de dónde eres exactamente? es que si tú no puedes venir a traer libros, lo mismo me voy yo a buscarlos :-)

DrPanic dijo...

Silvia, te recomiendo un lector de libros electrónico. Ya se que recomendar eso a una bibliotecaria es un poco arriesgado ;-) pero es una gozada por 200€ llevar miles de libros en un cacharrito al que le dura la batería unas 6000 páginas y que se lee tan bien como un libro en papel reciclado. Un papyre por ejemplo te iría perfecto y Johan lo agradecerá.

Unknown dijo...

Hola Silvia,Respondiendo tu pregunta,te cuento que vivo en Argentina,en la ciudad autonoma de Bs.As.creo que por el momento nos encontramos un poquito lejos!!!! no es cierto?.Tal vez cuando sigan dando la vuelta al mundo puedan llegarse por aqui,mientras tanto yo sigo deleitandome con tus relatos y hermosas fotos!!.
VIVIANA