domingo, 1 de julio de 2012

En isla Tortuga


Y por fin dejamos atrás el calor de Bahía Redonda para ir a buscar alguno de los fondeos que se anuncian maravillosos en Venezuela.

Partimos a algo antes de las 5 de la madrugada, con el sol apenas despuntando en la noche, para hacer alrededor de 60 millas y llegar a buena hora a Tortuga, nuestro primer destino en este recorrido express que nos hemos impuesto para llegar a nuestra cita en Panamá a finales de
julio.

El Cibeles salió apenas 30 minutos más tarde y juntos pero no apretados fuimos haciendo millas. El viento al principio muy escaso -aprovechamos para poner motor e ir cargando baterías- subió un poquito nos permitió sacar el génova para ir avanzando a vela, volvió a bajar pero pudimos ir con el genaker, para volver después a la génova pero acompañada de la mayor; y así, vela arriba, vela abajo, intentando pescar sin conseguirlo (picó una dorada de no menos 10 kg que conseguimos traer casi a bordo y que en el último momento consiguió romper el hilo y escapar con una rapala preciosa que acabábamos de estreanrar) llegamos Tortuga.

Lo cierto es que cuando uno se imagina navegando en pos de una isla, la imagen que se tiene en la cabeza es más o menos ésta
pero al llegar a Tortuga, la tierra a penas levantaba un poquito sobre el mar...

Nuestro objetivo estaba en el norte de la isla; el último tramo el viento subió y nos navegamos a muy buena velocidad antes de llegar al sitio donde queríamos echar el ancla.

Ningún otro velero...

Aunque tampoco quiere eso decir que estuviéramos solos.

En este punto de la isla hay un pequeño aeropuerto que al menos los fines de semana es bastante popular y en el poco tiempo que pasamos allí pudimos ver a varias avionetas haciendo dibujos en el aire.

Apenas un poquito detrás nuestro llegó el Cibeles; ellos, que conocían estas aguas de muchos años atrás, nos comentaron que habían estado fondeados en el mismo lugar con no menos de treinta veleros... sólo podemos confirmar que el temor a la piratería está haciendo mella
en la zona y que la mayoría de veleros que pretenden pasar la temporada de huracanes por estas latitudes ponen rumbo a Curaçao o a Panamá directamente, sin pasar por este país que en verdad es precioso; ¡qué lastima que se esté tachando de la lista de destinos de tantos navegantes!

Las aguas de Tortuga nos recibieron con las primeras medusas que veíamos en mucho mucho tiempo... así que optamos por disfrutar del paisaje desde el barco y no darnos un chapuzón. Los Cibeles -más osados- se fueron con la auxiliar hasta un rinconcito que en la carta se llama
“el juguete de Dios” para hacer snorkel en un arrecife... y la excursión tuvo premio porque dicen -y han visto mucho mundo- que era uno de los rincones más bonitos y con más vida que veían hace tiempo; otras coordenadas para nuestra libreta de “otra vez será”.

Al día siguiente cambiamos el fondeo para ir a Cayo Herradura, un bonito faro -son bastante habituales en estas aguas- nos dio la bienvenida a otro rincón de ensueño
otra vez sin otros veleros a la vista.

El tiempo estaba tranquilo y sin más que hacer que disfrutar del paso de las horas, hicimos un poquito de pan casero que siempre es de agradecer
y aunque nos quedaban más bahías que descubrir, y aunque no nos habría importado quedarnos una semana larga en estas aguas, coherentes con nuestras obligaciones, al día siguiente pusimos rumbo a los Roques...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

moooiiii!!

Marc dijo...

Hace poco que he descubierto el blog y me encanta!! Ánimo con los posts y genial Isla Tortuga :)

abrazos,

Marc
www.viatge365.blogspot.com.es