Os escribo esta crónica desde Cayo Limones en San Blas... el internet por aquí no es tan sencillo como presumíamos aunque tampoco es imposible. Todo esto significa que vamos a intentar seguir escribiendo todas las semanas para poneros al día de nuestras andanzas. San Blas será nuestra casa hasta octubre; cuando la conexión sea medio imposible colgaremos el post sin fotos,
pero preferimos esperar unos días para que podáis disfrutar con nosotros de las imágenes del viaje; así que paciencia para todos -aquí por las horas que nos cuesta subir unos megas, ahí por la
lentitud en los progresos del blog- y seguimos en camino!
pero preferimos esperar unos días para que podáis disfrutar con nosotros de las imágenes del viaje; así que paciencia para todos -aquí por las horas que nos cuesta subir unos megas, ahí por la
lentitud en los progresos del blog- y seguimos en camino!
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Teníamos que elegir nuestra última parada en Los Roques y todo apuntaba que Cayo de Agua era el punto ineludible, precioso en las fotos, maravillosas las recomendaciones... pero -siempre hay un pero- Ángel nos había comentado que en Dos Mosquises había un centro de recuperación de tortugas y a Johan le hacía mucha ilusión ir a visitarlo; a mí me parecía perfecto salvo por el pequeño detalle de que la entrada a esa isla era de las más complicadas. Ganó el capi y hacia allá que enfilamos... y entramos sin problemas (yo con los nervios a flor de piel que los días nublados no ayudan a esta avistadora de bajos novata).
Dos Mosquises tenía la peculiaridad de estar bastante habitada; además del centro de recuperación de tortugas hay un buen número de edificaciones que reciben a estudiantes venezolanos que van a hacer estancias para estudiar el ecosistema, las tortugas y los yacimientos
arqueológicos de la isla.
Estuvimos de suerte, un grupo de estudiantes estaban con los arqueólogos encargados de las excavaciones y pudimos hablas con ellos y enterarnos aunque fuera someramente del pasado precolombino de una isla que tiene importantes yacimientos y que parece era un lugar de
iniciación de los jóvenes de épocas remotas.
Se han encontrado numerosas figurinas y hay un libro escrito sobre el tema
Después de la charla con los arqueólogos, nos fuimos a visitar el centro de recuperación de las tortugas
Los voluntarios recogen a las tortugas que llegan a las playas de los alrededores y las crías hasta que cumplido un año las devuelven a su hábitat natural. Los visitantes pueden adoptar una tortuga y llegado el momento pueden ser ellos mismos los que les devuelvan la libertad.
La más jovencita de las tortugas tenía dos meses y la más mayor -Federico- pasaba largo del año pero su madrina estaba por llegar para mandarla al agua; hay tortugas de diferentes especies y el cuidador no tuvo problema en explicarnos cuánto se nos ocurrió preguntar mientras disfrutábamos como niños de la visión de este animal que nos fascina
Y después de regreso al Alea
Ya sabéis cuánto me gusta echar unas migas de pan al agua para animar a los pájaros a visitarme... pues bien, aquí eran tan pero que tan amigables que casi los tuvimos que sacar de la mesa donde estábamos comiendo y donde ellos también buscaban su ración
Una siesta cortita y nos fuimos a recorrer la isla sin prisas; se puede dar la vuelta a todo su perímetro en menos de una hora pero a nosotros nos llevó un poco más de tiempo porque a cada momento encontrábamos algo que nos llamaba la atención y nos quedábamos mirando y mirando.
Que si Ana María
Que si un pelícano
Que si la mini pista de aterrizaje que atraviesa la isla de parte a parte
Que si la consecuencia de lo escaso del recorrido de la pista de aterrizaje
Así llegamos a la larga playa de la cara de barlovento de la isla...
Lo más impresionante un grupo de unos 20 peces loro que estaban comiendo prácticamente en la orilla de la playa
Tanto así que la mayor parte del tiempo sus aletas quedaban fuera del agua
Podríamos habernos pasado horas mirando, pero no sólo a los peces loro, no importaba dónde posaras los ojos, todo hacía del día y del lugar algo único
Pasó el tiempo sin sentir y al caer la tarde nos volvimos para el velero
Nos esperaban las Aves en esta visita express a un país y unas islas que se merecen sin discusión una estancia larga, mucho más larga de lo que nosotros hemos podido dedicarles. Volveremos -espero- algún día.
1 comentario:
HOLA AMIGA SILVIA....QUE GUSTO DE SALUDARLE.LE LLAMO ADOLFO, SOY DE CHILE Y LOS SIGO EN SU BLOGGER ENTERANDOME DE SU GRANDIOSO PASEO POR ESTE PLANETA MARAVILLOSO.BUENA NARRACION Y QUE MAS DECIR DE ESAS FOTOS Y ESOS PAISAJES.....ACA ESTAREMOS ESPERANDO NUEVAS NOTICIAS DE USTEDES.....UN ABRAZO ADOLFO
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