Se acercaba la época de los carnavales y nuestras amigas tenían ganas de fiesta así que nos informamos de dónde podíamos ver una rúa y pusimos rumbo a Anse Anne.
Para empezar el fondeo no era nada feo y había tortugas que nos venían a visitar mientras nos tomábamos el cafecito en la cubierta, no era mal principio
El carnaval nos dejó un poquito fríos porque fue un poco pobre de participación y en apenas media horita (menos tiempo del que pasamos esperando que la cosa empezara) el desfile había terminado y la fiesta seguía en locales cerrados
y nosotros optamos por seguirla en el barco!
La siguiente escala fue Anse Mitan donde Roser y Pilar abandonaban el barco -de momento que han prometido volver- y donde se anunciaban mayores desfiles carnavalescos.
La ciudad más grande y con más lugares que pasear, con una marina, un montón de restaurantes, un mercadito callejero, nos resultó agradable y con un fondeo correcto.
y la verdad es que los desfiles tuvieron un poquito más de gracia. Una buena despedida para una buena tripulación (nos vemos el año que viene chicas!)
Ya sin Pilar y Roser a bordo (todavía os echamos de menos) decidimos regresar a Le Marin ya que esperábamos encontrarnos allí con otros barcos.
amigos con los que habíamos estado en contacto por radio, gentes a las que no veíamos desde hacía cuatro años (Julio, Maribel, Angel) y otros a los que sólo conocíamos por el correo (Antonio, Bibi) y nos hacía ilusión participar en el encuentro que se andaba gestando
en las ondas.
Fueron 30 millas de buena navegación a vela, y cuando llegamos al fondeo ya podíamos ver a los amigos alrededor... un gustazo!
Además en Le Marin hay un buen supermercado que tiene un pantalán para las auxiliares hasta donde puedes llevar el carrito con las compras; un lujazo al que se suma la posibilidad de comprar a un precio razonable un buen número de productos que hasta ahora no habíamos encontrado en el Caribe (yo me quedé un rato mirando la nevera de los quesos como quien mira la televisión... toda ensimismada)
Esa noche nos reunimos todos en el Alea que tenía todo un parking en la popa
al final fuimos nueve comensales; cada uno aportó alguna cosa y nos quedó una mesa de cinco tenedores. Las horas se nos pasaban sin sentir y la noche fue de las que gusta recordar... y repetir
Del Carnaval de Le Marin solo podemos decir que fue manifiestamente más largo, bullicioso y concurrido que los dos que habíamos visto, fueron tres días con comercios cerrados, música 24 horas al día y fiesta y más fiesta... pero nosotros optamos por ir de barco en barco disfrutando de los amigos y del no hacer nada.
Y tras las despedidas -temporales que sabíamos que nos íbamos a encontrar en el camino- al día siguiente pusimos rumbo a Saint Pierre, al norte de la isla, para decirle adiós a Martinique y llegar a Dominica.
Esta parte de nuestro viajes la haríamos junto al Bahía de Ángel. La navegación al norte -toda ella a vela, con dos rizos en la mayor y el génova y con algún que otro aviso de chubasco que no llegó a mojarnos- fue agradable como iban a serlo la mayoría a partir de que dejamos atrás la llegada a Santa Lucía
Fondeamos frente a la iglesia de Saint Pierre y fuimos a tierra a dar un paseo,
ya con las ganas de llegar a una nueva isla, un nuevo país, presidiendo el ambiente.
ya con las ganas de llegar a una nueva isla, un nuevo país, presidiendo el ambiente.
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