jueves, 26 de mayo de 2016

De Talcahuano a Antofagasta

Aquí estamos, de nuevo en puerto después de haber descansado un poco de la semana de navegación.

En este tramo nos hemos sentido un poco como el coyote persiguiendo al correcaminos: nosotros el coyote, el viento sur, el correcaminos.

Salíamos con una previsión de sur suave, el tercer día debíamos encontrarnos con a penas unos 5 nudos del norte, para volver a tener sur en aumento hasta unos 20 nudos al final de la ruta... pero ya se sabe: la meteo cada día es mejor pero los miles de factores locales (que si viento de tierra, que si viento de la puesta de sol, que si ese cabo que hace que el viento tome una dirección diferente), más los cambios que van pronosticando por el camino, hacen que una cosa sea lo que esperas y otra lo que encuentras.

Queríamos zarpar el lunes alrededor de las 9h y antes de esa hora ya estábamos con todo listo, pero la espesa niebla no nos dejaba ver ni la proa del barco así que tocó esperar. Algo antes de las 10h pareció abrir un poco y soltamos amarras pero solo unos 10 minutos más tarde volvíamos a estar envueltos en una nube.

Dimos aviso a Capitanía por el 16VHF de nuestro zarpe y nos dijeron que no estábamos autorizados por causa de la niebla. Más exactamente, que no podíamos zarpar porque no teníamos radar. "Pero, es que sí tenemos!" les comentamos. Alfa Sierra (o sea, manténgase a la espera en este canal) y OK, están autorizados. Un minuto después cerraban el puerto para todas las embarcaciones.

Íbamos a motor confiados en pillar el viento, pero de momento ni norte ni sur, calma total.

Y a partir de aquí todo fue perseguir al correcaminos (al bendito viento sur) que no hacía más que acercarse y echar a correr

Hablábamos con Miguel por la onda corta y nos decía que no nos apuráramos porque  a penas unas horas más tarde, unas millas más arriba, el sur parecía estable


Y entre tanto el viento seguía flojito pero de proa y con un mar cruzado medio feo que nos tenía un pelín cansados. Pero sabíamos que el sur estaba ahí y lo íbamos a pillar. El tercer día ¡oh yeah! teníamos una brisa por la popa que nos empujaba con toda la vela arriba, muy de popa, no lo más cómodo pero ¡viento sur!


Pero unas horas después volvió el norte flojiito -pero norte- que nos hacía echar mano del motor. Miguel no daba crédito porque todos los gribs que consultaba daban sur y más sur, no muy fuerte pero sur. 


Los dos últimos días ¡por fin! se ajustaron a las previsiones. El sur sopló suave y fue subiendo de intensidad hasta los 20 nudos para volver a bajar a unos 10. Nos entraba muy de popa por lo que probamos con orejas de burro, pero la ola de fondo peleando con la ola del viento nos daba un movimiento incómodo y preferimos hacer unas millas de más y zigzaguear un poco: velas para un lado velas para otro, con buena letra y rumbo a Antofagasta. Porque al final un velero y el viento siempre tienden a quererse, no hay más



Entre esto y aquello la noche cayó cuando nos aproximábamos a la ciudad, tendríamos que entrar sin luz -ni de la luna, estaba nublado- en una marina un poquito complicada según las guías. Johan había estudiado bien el tema y ayudados por las cartas -que aquí cuadraban al milímetro- y el radar entramos sin dificultad (para entretenerme Johan me pidió  que pusiera cabos, defensas... la entrada es un estrecho pasillo de a penas unos metros con suficiente calado, entre rocas y rompientes, justo eso que a mí me "anerviosa" tanto).

Domingo en la noche en la marina no había nadie, no habíamos podido contactar por teléfono ni por radio así que como de costumbre echamos mano del megáfono del palo para pedir ayuda a quien pasara por allí. Vinieron varias personas, avisaron al responsable y en un ratito estábamos amarrados al muelle.

Lo que más nos urgía era bajar a tierra y ¡caminar!. Después del paseito los socios del club que nos habían ayudado y que estaban festejando un cumpleaños nos invitaron a una cervecita, que si un pedacito de asado, que si otra cerveza... 

El club es un poco movido (entra mucho mar de fondo) pero las instalaciones son bonitas y estamos en el mismo centro de la ciudad, nos dan tres días gratis de cortesía... no se puede pedir más!!!

En resumen, esta semana (7 días y 6 noches) de navegación han sido un buen entrenamiento para la próxima travesía que es de unas 2300 millas... como todas las travesías largas -que no son nuestras favoritas- ha sido una mezcla de muchas cosas: las primeras noches de maldormir, los atardeceres que incendian el cielo, los "lo siento amor, pero te toca" susurrados a las 3h de la madrugada, los cafés calentados a la luz del frontal para no despertar al otro, los delfines acompañando al velero, los "te quiero" dichos entre bostezos, el comer sujetando el plato para que no vuele, el ducharse dando bandazos en el baño, los amaneceres impresionantes, la línea de pesca en el agua, el pasear por la cubierta ¡sin calcetines! por primera vez en casi dos años, el "no te olvides de atar el chaleco a la línea", las millas pasando bajo la quilla, el viento que te quiere y que no te quiere, la velas de un lado y del otro... o sea, una semana y 800 millas más cerca de Panamá.

primer atardecer en un día de esos en que sientes que el cielo se te cae encima

Cuando el fuego gana la partida

Tranquilidad

Agua mágica

Amanece

Vuelve a caer la tarde

¿dónde aprendió el sol a colorear las nubes?

La luna, gran compañera de las largas noches

Y al final el mejor premio: un pantalán
No sabemos exacto cuánto tiempo nos quedaremos en esta ciudad que nos ha sorprendido gratamente -nunca pensamos que algún día paráramos aquí- pero mínimo una semana o hasta que nos recuperemos de los resfriados que hemos pescado (lo malo de volver a estar con la gente jeje) que las guardias nocturnas entre estornudos se hacen muy pesadas.

En cualquier caso ya estamos dónde queríamos porque a partir de ahora, más o menos intenso, el viento es estable del sur, rumbo Panamá!!




2 comentarios:

Joaquin Verdeguer dijo...

Que necesidad imperativa os obliga a navegar las mas de 2000 millas de un tiron, no os apetece visitar Peru ???? yo lo haria.... un abrazo muy fuerte y buenos vientos.

Anónimo dijo...

Hola Silvia, hola Johan. Les sigo desde el principio de su maravilloso periplo planetario y ésta es la primera vez que entro a hacer un comentario. Bueno más bien una preguntita sin ánimo de incomodar. Solo quería saber qué fue de sus planes iniciales de subir por el Este del continente en lugar de como lo están haciendo ahora.

Un saludo desde Gran Canaria.

Suerte y buenos vientos.