Mientras "reconstruíamos" el Alea y los días se hacían largos y pesados y el trabajo parecía que no iba a acabar a nunca, nos contentábamos pensando que un día llegaríamos al fin del mundo, y amarraríamos en el Micalvi, y seríamos felices.
Silvia FELIZ |
Ya han pasado 8 años desde entonces, y sí, aquí estamos, en el fin del mundo, amarrados en el Micalvi, seguimos felices, un poquito más si cabe.
En el Micalvi desde el Micavi |
Amarrados en quinta fila |
Limpiando las placas solares para asegurarnos de que trabajan |
Reunión de gente para celebrar las Fiestas Patrias |
La ciudad de Puerto Williams es jovencita, se fundó en el año 1953 y actualmente tiene unos 3000 habitantes (con una sonrisa pícara nos comentaron que en estos momentos hay 24 mujeres embarazadas, no es mal porcentaje, serán cosas del frío).
Es evidente que la primera función del asentamiento fue de carácter militar y buena parte de la población pertenece a la Armada, pero no son los únicos y la población va creciendo.
Hay un supermercado de la Armada, un hospital de la Armada, una farmacia de la Armada, un muelle de la Armada... pero también escuelas públicas, biblioteca, tiendas y comercios, hostales, un polideportivo. Es pequeño y la verdad, en invierno no hay mucho entretenimiento, pero nos hemos sentido como en casa.
Los primeros días en Puerto Williams se nos fueron de las manos visitando a los vecinos, charlando con todo el mundo (paellita en el Alea, goulash en el Jonathan, pizza y tarta en el Alea, aperitivo en el Galactic...) Hizo un sol radiante (todas lavando ropa como locas) que nos llevó a pensar que el invierno había acabado.
Pero no. Pasada una semana empezó a nevar, y a nevar y a nevar.
Nieve en la cubierta |
Nieve en la auxiliar |
Johan seguía desmontándola, repasándola, una y otra vez. El tanque de diesel que la alimenta se vació sin habernos calentado demasiado y lo rellenamos con diesel nuevo, comprado en Pto Williams y ¡tachín! 21° en posición media.
Conclusión, el diesel de Puerto Natales, que en principio había funcionado, por algún motivo (algas?? agua??) había dejado de hacerlo como es debido.
Al sobresalto de la estufa le siguió el sobresalto del tsunami. A las 20'30h vino Francisco, el encargado de la marina, barco por barco avisando de la alerta en la zona. La orden era de estar vigilante y la recomendación abandonar el puerto y salir a mar abierto.
Mike, del Galáctic, vino a parlamentar un rato. Johan -como ingeniero- tenía sus ideas sobre la distribución del agua por los canales y fiordos y la probabilidad de que donde estábamos llegara una ola; Mike, como biólogo tenía sus teorías sobre el comportamiento del agua en un caso así. Finalmente tomamos una decisión: no saldríamos al mar pero media hora antes de la llegada de la ola (o sea a las 03h de la madrugada) abandonaríamos los veleros e iríamos a tierra a un punto elevado (Mike con su mujer y sus dos niños y nosotros); yo como "autora" de estas historietas pensé que lo de ir a pasear con dos niños a varios grados bajo cero a las tres de la mañana, si la cosa no iba más allá, daba para un buen relato.
Afortunadamente a las 22'45h por la VHF la alarma fue desactivada... y nos fuimos todos a dormir!
El resto de los días los hemos pasado pasándolo bien: el bar de Micalvi está cerrado (tal vez pero no se sabe, vuelva a abrir ahora en octubre) pero cada semana nos organizábamos una fiestuqui entre todos los tripulantes.
Paseando al pueblo para hacer las compras |
peach = melocotón = durazno
apricot = albaricoque =damasco
corn = maiz = choclo.... y un interminable etc.
Los viernes llega el ferry así que los sábados hay producto fresco; los precios son más caros que en las grandes ciudades pero todos nos comentan que en Ushuaia no están mucho mejor, no queda más que asumir que estar en el paraíso tiene sus lados menos buenos.
Hemos paseado, disfrutado de tener conexión a internet,
hemos limpiado la nieve montones de veces, hemos visto como los días se alargaban, hemos ido a las actividades de las Fiestas Patrias
pero sobre todo hemos saboreado de nuevo esa solidaridad particular que se da (casi siempre) entre la gente que vive navegando
Mark cortando leña para la estufa del Micalvi |
Johan ayudando a Francisco a limpiar el acceso al Micalvi |
Pasado un año en Chile tienes obligación de abandonar aguas chilenas o importar el barco. Decidimos poner rumbo a Ushuaia y conocer un nuevo lugar, un nuevo país para el cuaderno de bitácora del Alea.
2 comentarios:
Me alegra saber de vosotros y saber lo bien que estais entre la nieve....
Besos y abrazos desde Galicia.
Nieves y Rafa (Royor en LTP)
Hola Silvia y johan,
Acabo de terminar de leer el blog enterito (lo descubrí no hace mucho), lo he leido cual novela náutica (enhora buena Silvia por tu escritura). Escribo solo para decir que muchas gracias por enriquecernos haciendonos partícipes de vuestras singladuras, y dejarnos pasear con vosotros por el fin del mundo cumpliendo el sueño que muchos compartimos... Desde que probé esto de la vela entendí que estoy destinado a recorrer el mundo en un barco de acero, que me lleve allá donde considere eolo.
Espero poder visitaros alguna vez en vuestras singladuras, pero desde ya, si (cuando volvais a europa) pasais por Galicia, contad conmigo para cualquier cosa (en serio, que no caiga en saco roto)!
Salud y que sigais por muchos años conociendo el mundo con vuestras hermosas navegaciones y contándonoslo con esa literatura divertida que nos hace pasar tan buenos ratos!
De corazon gracias
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