Vamos
a tener que empezar pidiendo disculpas porque hemos dejado el blog un
poquito abandonado. Los primeros días probablemente debido al mal
humor que nos quedaba por el lío del ancla, pero llegados a San Blas
solo podemos decir que sencillamente, y como es costumbre, hemos
estado hechizados, obnubilados, abducidos por este maravilloso lugar.
Ha
sido un maravilloso tiempo de reencuentro con amigos -otros veleros,
tantos kunas- y con lugares.
Hemos
tenido tiempo de trabajar (un poquito) y Johan ha retapizado todo el
velero!!!
Hemos
comprado unas hamacas que no han ayudado mucho a que nuestra
actividad fuera desenfrenada.
Nos
hemos reencontrado también con la gastronomía del lugar y hemos
conseguido olvidar la centolla chilena a base de langosta panameña!
Y como
siempre hemos disfrutado de tener gente a bordo con la que compartir
el escenario mágico y la vida feliz.
Eso
sí, fieles a nuestras costumbres, porque si venís al Alea y nos
pillais con una cervecita en la mano sabréis que son las 12h
y si lo que adorna nuestro vaso es un vinito podéis poner vuestros relojes en hora ¡son las 18h!
Cierto
que hemos vivido todo esto en la temporada de lluvias, pero pese a
los rayos que han caído por doquier, algún que otro culo de pollo
que nos ha despeinado y algún chubasco que nos ha ayudado a llenar
los tanques de agua... el tiempo ha sido más que aceptable.
El
resumen han sido un par de meses felices, felices en los que de
alguna manera hemos sentido que habíamos vuelto a casa.
Ahora
nos hemos tomado un par de meses de merecidas vacaciones y hemos
viajado a Europa a visitar a la familia y amigos. Estaremos por aquí
hasta principios de noviembre para volver a San Blas cuando las
lluvias ya habrán quedado atrás y los alíseos serán nuestros
mejores aliados: buen tiempo y viento para navegar ¿se puede pedir
más?, bueno sí, se puede pedir buena compañía ¿te vienes??? Los que ya han pasado por aquí estas semanas lo han pasado así de bien
Ahora estamos en España... y la verdad tiene sus alicientes
Pero cada tarde, cuando cae el sol... echamos de menos nuestra otra casa, San Blas.
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