jueves, 7 de enero de 2016

Reviviendo el Beagle. 2° parte

Seguimos escribiendo desde Puerto Williams y parece que aquí nos quedamos por un rato porque el tiempo -que tan bien se ha portado con nosotros durante el mes de diciembre- ha empezado el año un poco peleón.



Así que tenemos tiempo para ordenar fotos, ordenar experiencias... y compartir aventuras. Hablando de compartir hemos recibido un par de comentarios de gente que quiere venir a pasar unos días... la forma más fácil y ágil de comunicarnos es mediante el mail, así que esperamos un mensajito en sailingalea@yahoo.es

Con Rosa y Xabi todo empezó un poco dificultoso; maldita burocracia: en Argentina, por ser sábado, solo nos atendían a las 18h y nos tocaba navegar con el final del día, en Williams un cambio del personal de aduanas nos retrasó la salida hacia los ventisqueros, su plan de viaje nos dejaba poco tiempo. Objetivo: Caleta Olla.

Salimos pasado el medio día del domingo con intención de avanzar cuánto pudiéramos porque el día siguiente parecía iba a ser algo ventoso; llegamos a caleta Letier donde se puede fondear sin atar a tierra porque el parte que teníamos decía que el viento subía a partir de las 12h así que el plan era madrugar mucho y salir deprisa.

Madrugar madrugamos bastante, salir, salimos deprisa... navegar no tanto. El viento en contra que empezó siendo de 15 nudos, a las 3h era de 45. Probamos con vela, sin vela, rumbo directo, haciendo bordos... y decidimos ser realistas y dar media vuelta para buscar el refugio del fondeo. Por no desandar tanto camino elegimos caleta Eugenio donde sabíamos había otro velero.

En menos de una hora desandamos lo navegado en más de tres. Entramos en la caleta y pedimos permiso para compartir el lugar con el Moana. Amables y voluntariosos nos ayudaron con el amarre... y empezó una bonita historia de amistad. Al final, siempre, la gente es lo mejor del viaje y estos tres navegantes bien valían atrasar la llegada a los ventisqueros.

amigos en el fondeo

El lugar es lindo y antes de cenar con los vecinos tuvimos tiempo para pasear sin prisas disfrutando de los paisajes siempre estupendos de este rincón del mundo!

contemplando el Beagle

Flores minúsculas, belleza con mayúsculas

nubes para soñar

prohibido comerlos por culpa de la marea roja... pero aptos para despertar el apetito de cualquiera

Y al día siguiente conseguimos llegar a Olla, eso sí, con una navegación nocturna para acomodarnos a los designios de don Eolo! Sin tiempo para ir mucho más allá, un día de sol radiante nos permitió una salida de día hasta el glaciar Romanche. En apenas 20 millas hasta tres glaciares besan el mar. El Beagle nos tiene enamorados pero no cuesta demasiado entender por qué.

Glaciar Italia




Glaciar Alemania


Mirando el lado sur del canal




Glaciar Romanche






ya sabéis... encantados de compartir
sailingalea@yahoo.es

No hay comentarios: