Rumbo al Seno Pía navegando el brazo Noreste |
La barra de entrada del seno Pía es un poco más estrecha y complicada que la del Garibaldi y la falta de ajuste entre las cartas y la realidad lo ponía un poquito más complicado, pero el punto de referencia que dan las guías es bueno y pasamos sin mayor problema.
A penas entrar, a estribor, había un ruido impresionante: una colonia de lobos de mar estaban dando un concierto en do menor...
El seno Pía se divide en dos brazos. El fondeo más popular, recomendado, seguro... se encuentra en el brazo este. Yo estaba deseando llegar desde hace semanas. Hemos visto muchísimas fotos de otros veleros: desde el mismo fondeo se tiene una vista del glaciar Romache y hay un árbol en el que los veleristas ponen un letrerito con el nombre del barco y la tripulación. Ya teníamos la tablilla preparada para nuestro letrero!
Johan, mirando la carta, desconfiaba mucho de la bonanza del sitio. En las guías señalan que el brazo oeste del Pía se congela con más facilidad y recomiendan “sin lugar a dudas” el fondeadoero Beaulieu (54°47'85S 069°37'65W) como el mejor de los mejores; Johan apostaba por el brazo oeste, no por el fondeo que hay al pie del glaciar y tal vez no por la caleta norte, pero sí por otra caleta, algo fuera de ruta, llamada caleta sur. ¡Pero me hacía tanta ilusión poner mi letrero!
Vista del glaciar Romanche en el brazo este del Seno Pía |
Fondeo Beaulieu... congelado |
Nos acercamos y nos adentramos a ver si el hielo era finito y podíamos maniobrar (había que atar cabos a tierra) porque de ser posible no era mal lugar para quedarnos “congelados” hasta que las temperaturas subieran un poco, pero el hielo era ya tanto (unos 4 cm) que no íbamos a poder usar la auxiliar para ir a tierra.
nuestro caminito en el hielo |
fondeo en Caleta sur, oeste del seno Pía |
Para llegar a la caleta sur hay que hacer un desvío de una milla y media, el fondeo no estaba congelado; teníamos que llegar al final del saco y aunque las profundidades no cuadraban mucho con los libros, no fue difícil encontrar un lugar donde echar el ancla en unos 15 metros y llevar dos cabos a tierra (54°48'8S 69°43'0W). El entorno era precioso y ¡sí! no había arbolito de letreros pero desde allí mismo teníamos vistas a un glaciar. Decidimos quedarnos un día para pasear por la playa, que ya teníamos ganas de estirar las piernas.
vistas desde el fondeo |
Total, que aun así pudimos ir a tierra porque la superficie estaba helada pero practicable y el día se había quedado bastante aceptable. ¡Habíamos pasado la noche de los -12° sin novedad! Desde Emilita hemos estado siempre con temperaturas por debajo de cero, normalmente dos o tres grados bajo cero. Lo de los -7°, -9°, -11°, ha sido sin problemas soportable, pero lo cierto es que hemos usado más calefacción (más horas, más intensidad) y hemos buscado una bolsa de agua caliente -como las de mi abuela- para la cama en las noches... no ha hecho falta más!
hielo simpático en el fondeo |
Al día siguiente los planes eran visitar el ventisquero que corona el brazo oeste (de nombre Guilcher) y regresar al mismo fondeo porque quedaba claro que quedarse arriba era un riesgo que no queríamos asumir. Recogimos los cabos y el ancla sin problemas y fuimos a ver qué tal estaba de hielo el camino.
Mientras subíamos hacia el pie del glaciar la cosa no pintaba mal; no pudimos llegar hasta el fondeo de más al norte pero pudimos acercarnos mucho y como en otras ocasiones, dejamos flotar al Alea y nos dedicamos a disfrutar sin palabras.
Tanto estuvimos en “modo alelado” que no nos dimos ni cuenta de que los hielos se iban cerrando a nuestras espaldas, así que para cuando quisimos mirar ¡nos estábamos quedando atrapados!
brummmmm.... para abajo!!!!! Como íbamos bien de horario, decidimos seguir hasta caleta Volier que no era mucho más lejos y nos dejaba fuera de los problemas de congelación del ventisquero.
El único problema con el hielo es que la navegación es mucho más lenta y cansina. Pero el camino también tiene sus pequeñas sorpresas escondidas
paisajes espectaculares escondidos en la pared |
Fue maravilloso ver tantos lobos de mar y descubrir como la curiosidad era mutua ya que una decena de ellos se vinieron a nadar junto a nosotros por un buen rato.
Y así, dijimos hasta luego al Seno Pía, porque ¡vamos a volver! ¿alguien se apunta?
1 comentario:
Que envidia! Pero -11 °C es algo heladito.
Un abrazo
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