Pues sigo con la historia en el punto en que la dejé.
El fondeo en la zona oeste de Cayo Limón tiene dos partes, en una de ellas los kunas tienen puestas boyas para el fondeo -aunque también se puede fondear al ancla- y otra más pequeña en un hueco entre varias islas y sus correspondientes arrecifes.
A las 07.00h de la mañana llegó el aviso de que un barco se había ido al arrecife. Era además el barco de un buen amigo que no estaba a bordo.
Fue una mañana emocionante... y con final feliz
En menos de 10 minutos había unas 8 auxiliares -incluyendo alguna de gente que no tiene ni fuera borda... pero sí brazos y ganas de ayudar- y alguien fue a avisar al responsable de la isla que tiene un bote con un motor mucho más potente que el de las auxiliares
El velero estaba completamente apoyado sobre un costado, en aproximadamente un metro de calado, afortunadamente en un lugar con arena.
Desde el Alea yo podía ver con los prismáticos como habían tirado drizas desde el tope del palo y varias auxiliares intentaban recostar más al velero mientras otros a bordo recogían cadena como podían para hacerlo adelantar.
Poco a poco el velero ganaba metros hacia aguas más profundas... hasta que el ancla cedió del fondo y los 10 metros que habían ido hacia adelante se convirtieron en 11 hacia atrás.
Con una auxiliar sacaron toda la cadena y llevaron nuevamente el ancla adelante. La panga y dos dinghis tirando adelante, varias manos haciendo turnos para ir recogiendo cadena, otros dínghis con las drizas del palo... metro a metro, en una mañana nublada y con más de treinta nudos soplando.
Con el paso de los minutos (ya llevaban unas dos horas) la gente empezó a tirar la toalla. El barco no quería salir de la arena y allí iba a quedarse...
Quedaron a bordo unas 8 personas. Estaba claro que solo el timón seguía en el fondo pero ya no sabían qué más hacer para sacarlo. Dos auxiliares en el agua y 5 personas en la proa del barco intentando tomar la mejor decisión cuando ¡milagro! se estaban moviendo.
Parece ser que al poner todo el peso en la proa y siendo tan poco lo que faltaba para liberarlo del fondo... el barco salió de la arena y flotó!!!!!!!!
Volvieron a fondearlo (esta vez a un muerto y con ancla y con muchos cabos) y listos.
Horas más tarde llegó el armador. Hizo una llamada general por la radio agradeciendo los esfuerzos desinteresados de todos los que ayudaron e invitando a tomar algo en el bar.
La tarde fue una fiesta de abrazos, risas y felicitaciones; una amigo del armador pescó dos buenas piezas y las cervezas de la tarde se alargaron en una maravillosa cena.
El barco está bien aunque han tenido que sacarlo del agua para hacer alguna reparación menor en la pala del timón. Ya está navegando de nuevo.
Días así me hacer ver que sí, que la solidaridad existe y que entre las gentes de mar aun es una cosa común y espontánea... ¡gracias a todos, gentes de mar!
2 comentarios:
Hermoso Silvia.
Estas anécdotas son las que me empujan cada vez más a un tipo de vida alejado del estilo al que ya esta sociedad se ha acostumbrado: yo, mi, me, conmigo y si sobra algo para mi.
¡Menos mal que queda esta otra gente maravillosa que se preocupa por los demás!
Bonita historia!. Cada entrada vuestra deja una sonrisa al acabar de leerla. Un abrazo!!
Publicar un comentario