Aquí estamos de nuevo
¿ya está Johan corriendo por las calles? No!!!
pero cada día está un poquito mejor. Hace una semana le hicieron un TAC pero
aun tardaremos unos 10 días en tener los resultados... las cosas de palacio van
despacio pero no nos quejamos: estamos en casa, arropados de amigos y familia y
parece que el tiempo y la medicación van haciendo su labor y ya podemos darnos
paseitos tranquilos.
Pero la cabeza y la ilusión sigue en Panamá, en el
Alea. Sabemos que está bien pero seguro que también nos echa de menos.
Así que vamos a seguir poniendo imágenes a nuestro
paso por Panamá. Nosotros -afortunadamente- no tenemos que cerrar los ojos para
imaginarnos como se puede disfrutar en San Blas, solo tenemos que cerrarlos y
recordar.
En la última entrada os contábamos como nos
abastecíamos en el archipiélago, pero a los recursos que esconden las sentinas
y la oferta fresca de los pescadores hay que sumar aquello que nosotros mismos
conseguimos.
Ni Johan ni yo somos muy duchos en el arte de la
pesca con harpón, pero con el curri y la caña vamos haciendo nuestros pinitos.
Nos ha resultado más sencillo que en nuestras
navegaciones mediterráneas
La pesca más espectacular llevando el curri
mientras navegamos entre San Blas e Isla Grande. La línea empezó a hacer ese
sonido peculiar que te pone en tensión, te eriza la piel y te hace pensar en la
cena, todo en un abrir y cerrar de ojos.
Johan empezó a recoger el hilo y yo como siempre a
preparar los utensilios: la red, el cubo, la navaja...
Cuando la pieza estuvo cerca comprobamos que tenía
un buen tamaño; nos acompañaban Jan y Nadin que nos hicieron de reporteros, y
los cuatro juntos nos quedamos de piedra al ver que lo que arrastrábamos no era
un atún, ni un wahoo, ni una dorada sino... ¡un tiburón!!
Lo pudimos subir con la red así que queda claro
que el de Spillberg no era, pero la verdad es que impresiona.
Nos pareció tan bonito que nos planteamos devolverlo al agua, pero un vistacito a la boca y un ¿quién le saca el anzuelo? Inclinaron la balanza en favor de un guiso de tiburón para la cena |
Pero
¿cómo se acaba con un tiburón? Nosotros estamos acostumbrados a no dejar que el
pez se muera por asfixia para la foto con el trofeo, acostumbramos a acabar
rapidito con él cortando por las agallas, pero con la fisiología del tiburón la
cosa no era “como siempre” y no teníamos claro cómo actuar. Así que recordamos
lo que nos habían dicho amigo más expertos en esto del pescar, que si viertes
alcohol en las agallas el pescado muere rápidamente... así que echamos mano del
ron (baratito)
Y aunque cuando empezó esta aventura yo pensé que
no soportaría la penita de ver cómo moría un animal aunque fuera para acabar
alimentándonos, las cosas han cambiado mucho en estos años y aquí os dejo una
de las mejores sonrisas que me haya arrancado una cámara de fotos
Nos impresionó el tacto increíble de su piel, la
falta de espinas, lo blanco de su carne y lo bueno de su sabor. Comimos tiburón
a la plancha, cenamos croquetas de tiburón y unos tarros de conserva nos
esperan a nuestro regreso.
También hemos pescado buenas doradas (el favorito
de Johan)
y unos wahoos -o petos- que son mis preferidos.
Pero a veces, en un fondeo tranquilo, un día sin
pescado fresco para cenar, nos animamos a sacar la caña con la que normalmente
Johan practica el jigging. Utilizamos una línea con ocho o diez anzuelos
pequeñitos, de cebo utilizamos -habitualmente- piel de pollo... este día a
falta de otra cosa... bacon!
Echamos la línea al agua y con un poco de suerte,
alehop!!! la cena
Bueno, pues la próxima entrega seguirá versando
sobre pesca porque os voy a pasar nuestra receta para hacer conservas!
Y aquí seguimos esperando y procurando disfrutar
de la espera.
2 comentarios:
Gracias por compartir sus experiencias y lo bello de su viaje. Hermosos materiales.
Si es hernia discal, que lo parece, porque yo sufrí lo mismo y viendo a Joan em la camilla con las piernas flexionadas me acuerdo de mí mismo, que tenía que dormir así porque si las estiraba me dolia horrores, tengo que deciros que ánimo, yo me he operado (tampoco podía andar) y al día siguiente ya podía levantarme de la cama. A los 2 días me dieron el alta y me largaron del hospital. Y además, todos los que conocí en mi planta (Ramón y Cajal de Madrid) una vez operados quedaron genial. Así que ánimo que ya queda menos.
Publicar un comentario