martes, 19 de julio de 2011

Mystra, tierra adentro

¡seguimos!

al caer la tarde nos dimos la vueltita por el muelle que seguía estando concurrido -unos van y otros vienen- y vimos un barco que a Johan le sonaba un montón: el Skylax



¿¿??

parecía el barco de Rod Heikell, el mismísmo Rod de la guía de Grecia que todos llevamos a bordo.




Echamos un vistazo porque nos hacía ilusión saludar pero no vimos a nadie a bordo así que de momento nos quedamos con las dudas.

A la mañana siguiente alrededor de las 9h vino Rick para ir con Johan a contratar el coche y en ese ratito se presentó Lu a preguntarme por los alquileres (ellos, que también estaban esperando una buena meteo para cruzar Maleas querían ir a visitar las cuevas de Dyros). Le conté los precios y demás y le dije que habíamos quedado para cenar algo en el Alea con los americanos y que si se animaban estaban invitados.

Le comenté a Johan que había invitado a los del Skylax pero seguíamos con la duda de si eran ellos ya que la chica con quien hablé, supuestamente Lu -la mujer de Rod- era europea y nosotros siempre la habíamos imaginado asiática (no, no hay ninguna razón muy sensata, pero Lu nos sonaba exótico... después resultó ser la abreviación de Lucinda!)

Y sin más pusimos rumbo a Mystra (o Mistra o Mystras, que lo hemos visto transcrito de un montón de manera) con Johan al volante. Hay que llegar a Sparta (unos 30km) y de ahí 6km y ya estábamos




Se trata de una ciudad bizantina fortificada,fundada en 1249 por los francos que construyeron un castillo en la cumbre del monte Taigeto. Conquistada por los bizantinos, Mistrás llegó a ser la segunda ciudad más importante del Imperio bizantino, tras Constantinopla.

Posteriormente fue ocupada sucesivamente por turcos y venecianos. La ciudad fue totalmente abandonada en 1832 por eso se la conoce como ciudad fantasma. Sólo se conserva un impresionante conjunto de ruinas medievales integradas en un paisaje de gran belleza. El conjunto arqueológico de Mistrás fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1989.

La ciudad tiene tres partes bien diferenciadas y los vecinos que ya habían venido antes nos habían recomendado llegar con el coche hasta la ciudad alta y después de visitar las ruinas del castillo, bajar hasta la zona baja y desde hay visitar el resto del complejo que es grande y bajo el sol de mayo ya resultaba agotador de recorrer a pie!


Para variar a mí me ponen unas ruinas delante y ya me siento una princesa de otras épocas... ¡nos encantó! así que os dejo unas imágenes para que de alguna manera también os podáis transportar a otros tiempos y lucir trajes de cruzados





























para redondear la visita pudimos deleitarnos con un conjunto de frescos








¿estáis con la boca abierta? así estuvimos nosotros todo el día










mmmmmm

un día extraordinario con un picnic en la montaña con Rick y Barbara y de vuelta una paradita en el Lidl -que es muy apañadito de precios- y ¡sorpresa! nos encontramos con esta empresa



después investigando nos hemos enterado que fabrican aceite de oliva y comercializan aceitunas.
Si os acercáis al Alea os aliñaremos la ensalada con un buen Alea :-)

A última hora intentamos visitar las cuevas de Dyros -recomendadas en el derrotero- pero nos equivocamos de bahía y desde unas autocaravanas -el Peloponeso es el paraíso para los usuarios de este medio de transporte, los hemos encontrado a cientos- nos dijeron que podíamos ir andando. Ni la carrera tipo cabra monte a través nos sirvió para llegar a tiempo... ¿se quedarán las cuevas en el cajón de las visitas pendientes?

Y así se acaba un día estupendo... bueno, casi

Al llegar a puerto me puse con esmero a preparar la tortilla de patatas con la que agasajamos a cuanto invitado nos visita y alrededor de las 20h empezamos la cenita con Rod y Lu (que sí, que eran los del libro) y con Barbara y Rick.

Lo que empezó como un encuentro cortito se convirtió en una velada larga -muy larga- y divertida -muy divertida- con una charla amena y a momentos parecía que inagotable. Cada uno trajo algo de su barco para ir llenando la mesa y las horas y acabábamos a las 2 de la madrugada.

No hay fotos del evento, fue estupendo compartir con los cuatro ese rato, aprendimos mucho de las experiencias de Rod y Lu y estamos seguros que ellos se sintieron igual de distendidos que el resto (sería el vino jeje). Un estupendo colofón para un precioso día.

Aun nos quedaban un par de días en Gythion antes de que llegaran nuestros amigos. Los aprovechamos para acabar las compras, para dar retoques al Alea, para pasear nuevamente por sus calles, para ver la puesta de sol




buscar los rinconcitos que nos habían robado el corazón



Llenar el tanque de agua (hay un único punto de toma de agua así que un día llegamos a juntar montones de mangueras para abastecer al último, me encanta esto de la solidaridad marinera) y pagar la factura!

Habíamos estado en total 13 días en Gythion; el precio es el habitual en estos lares (alrededor de 6 euros día para el Alea) con un cargo inicial de "entrada en puerto" por el mismo importe. Pues bien, según la interpretación peculiar de la guardia costera del lugar, nos tenían que cobrar la entrada a puerto todos los días ¿¿??; no sirvió de mucho que les mostráramos montones de facturas de otros puertos, insistían que era cuestión de la interpretación de la letra de la ley y que ellos eran los que lo hacían bien. Así que sin más, pagamos la dichosa factura y con la nueva tripulación a bordo decimos adiós a un pueblito que nos ha tratado bien, dónde hemos hecho buenos amigos y dejamos el precioso faro por la popa dispuestos a conquistar nuevos horizontes


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