martes, 7 de abril de 2015

19 a 30 de marzo 2015.

19 a 31 de marzo 2015. Empieza el viaje

Dos días antes del señalado como día D, conocimos en la marina a una familia de Alaska (papás y dos niños de 4 y 8 años) que acababa de llegar con un velero de 14m, también de acero, y que como nosotros tienen intención de bajar rumbo sur aprovechando el otoño invierno para estar en Ushuaia con la llegada de la primavera. Ellos van a salir un poquito más tarde, pero como vamos sin mucha prisa, haremos todo lo posible por navegar cerquita (en el tiempo y en el espacio) para poder disfrutar de algunos días de compañía y para saber que hay una mano cerca en caso de que surja alguna dificultad.

Primer destino: la gasolinera. Volvimos a Oxean Marina, y llenamos los nuevos tanques de cubierta, el tanque principal y unos cuantos tanques de 20l, el viaje es largo y la calefacción va a ser necesaria.

Primer fondeo: Huelmo (41°39'13S 073°03'46W). Es una bahía tranquila, con un pantalán donde hay espacio para varios veleros -en ese momento había tres- y tres boyas del mismo propietario del pantalán. Como habíamos estado antes aquí y nos habían invitado a tomar la boya, volvimos a hacerlo esperando que todavía fuera gratis (lo fue). La entrada a la bahía está un poco enrevesada por la cantidad de salmoneras pero dentro todo está tranquilo.


El siguiente destino fue la caleta Andrade (42°05'95S 072°33'51W) una preciosa lengua de agua que se adentra en la isla, abierta a los vientos del norte.

Para llegar a Andrade intentando aprovechar el viento (ir a vela es nuestro objetivo prioritario en esta travesía) transitamos por unos canales más o menos angostos entre islas cuando ¡ay va, pero si son los Pratis! Ellos navegaban rumbo a Pto Montt, por apenas unos días no ha podido ser un encuentrito... lo suplimos con una conversación de esas de sofá, a través de la VHF y nos deseamos lo mejor para las próximas rutas, ya en sentidos opuestos.


En Andrade la soledad nos duró poco porque la tarde siguiente llegó un velero. Con los prismáticos intentando poner nombre a nuestros nuevos vecinos descubrimos ¡oh, sorpresa! que era el Karma, un velero de USA con quien coincidimos en San Blas ¡va a ser verdad eso de que el mundo es un pañuelo!
Ellos también quieren hacer rumbo sur en la temporada de invierno, así que queda confirmado: igual estamos un poco locos, pero no somos los únicos.

Salimos en una mañana tan brumosa que no tuvimos más remedio que echar mano del radar, rumbo a Quintupeu.





La niebla se fue disipando despacito descubriendo otro paisaje.




















Os adelanto que la pesca se nos dió mal en el fondeo -y si regresábamos a Quintupeu era sólo porque nos habían dicho que había buena pesca- pero que ¡pescamos!... por el camino. No podemos decir que pez era -porque no lo sabemos- pero para dar alguna pista, era pescado blanco, con un aspecto similar a una sierra pero con una aleta dorsal muuuuy grande, con dientes pero menos que una barracuda y con bastantes espinas (largas y fáciles de manejar en el plato), de sabor exquisito. Nos ha alimentado más de 8 días... no está mal.   








Todo el mundo dice que es complicado pescar en estas aguas y no lo ponemos en duda (solo hemos pillado esta buena pieza) pero desde luego, a Johan, ganas no le faltan. Llevamos a bordo cualquier aparejo que nos han dicho que puede ser válido en la zona; Johan lo intenta al curry mientras navegamos, dando vueltas con el dinghy cuando estamos fondeado, haciendo jigging desde la cubierta, dejando una línea en el fondo por las tardes. Tenemos todo lo necesario para hacer la trampa con la que la gente consigue las centollas. Es cierto que tenemos alimento suficiente en la sentina, pero aun así confiamos en tener proteína fresca a menudo, ya os iremos contando.


¿véis esa cosita pequeña flotando? es Johan en la auxiliar, pescando!

Desde la cubierta


Desde la auxiliar

De Quintupeu -donde la maniobra de amarrar/desamarrar de tierra fue fenomenal- nos dirigimos a Mechuque. Era una distancia algo larga y lo decidimos algo tarde así que tras unas primeras millas en las que parecía que volábamos llevados tanto por el viento como por la corriente, las tornas se cambiaron, el viento bajó, la corriente se puso en contra... y decidimos que era mejor desandar 5 millas que sufrir 20 y nos refugiamos en Puerto Bonito de nuevo; pasamos una noche movida ya que el viento se encañonaba en la entrada de la bahía y con más de 30 nudos hacía que la cosa fuera incómoda... así que al salir el sol, soltamos la boya y pusimos rumbo a Mechuque

El día de navegación fue largo y no pudimos hacerlo todo a vela; llegamos tardecito a la isla pero con la tranquilidad de conocer el fondeo cuando ¡ostras! Uun velero y un catamarán ocupaban “nuestro sito”. La guía da un punto alternativo y allá que nos fuimos: más lejos del pueblo pero mejor fondo para el ancla.

La parte buena de no tener prisa, es que puedes dedicar el tiempo a charlar y conocer. Pasamos la mañana del día siguiente visitando a los otros veleros (los franceses con un monocasco de aluminio recién llegados del sur, los del catamarán bajarán a P.Williams pero en junio, nos veremos allá abajo!), la tarde volvimos a dedicarla a Mechuque.




Buscábamos más mermelada y empanadas pero no dimos con ellas, pero oímos música y siguiéndola llegamos a un resturante (recomendado en una de las guías porque preparan curanto, asado al palo...) Pasamos más de una hora de charla con Nidia -la propietaria- que nos contó por ejemplo que en la escuela solo quedan 35 niños escolarizados cuando hace unos años eran 100 pero que el gobierno trata de mantener vivas todas las esculas rurales, nos explicó historias del lugar, cómo es vivir en Mechuque cuando llega el invierno... Si alguien quiere comer con Nidia ahí os dejamos el mail fogon_nidia@hotmail.com





El siguiente punto de recalada fue Estero Pindo (42°37'07S 073°29'71W). La navegación fue p r e c i o s a
Viento de unos 20 nudos, corriente a favor y el Alea volando feliz, recogimos la vela solo para dar la última curva de entrada al fondeo. Había ya anclados un par de veleros chilenos y al rato llegó un velero con un sueco (que ha hecho los canales en solitario) y otro de un par de parejas de Bélgica. ¡parecía que estuviéramos en la marina!






El lugar tiene un buen fondo para el ancla pero hay que echarla en unos 18 metros. Pasamos un par de días sin problemas.

El paseo por el pueblo es agradable, hay una de las típicas iglesias de madera de Chiloé y algunas casas.



Nada más llegar a la rampa donde dejamos el dinghy nos recibió Ignacio el hijo de la dueña del “super” al que no nos quedó otra que ir y donde nos hicimos con un bote de compota de manzana casera. Parece que la manzana es la especialidad de la isla porque conocimos a otra señora que tenía en su jardín esta maquinaria


Son prensas para las manzanas que se convierten así en licor de fruta; nos contó la señora que apenas comercializan, que son para uso propio y que acostumbran a dar una botella al día a los trabajadores “porque si beben trabajan más contentos”. En fin!

Para dos noches más tardes se anunciaba una baja presión que traía aparejados vientos fuertes del norte así que queríamos buscar un fondeo bien protegido. Después de mirar las distintas guías nos pareció que Ichuac (42°36'91S 073°43'54W) era una buena opción, solo 12 millas que tocarían a motor pero nos darían buen resguardo.

Al entrar en el fondeo nos pareció que llegábamos a la campiña inglesa, qué bonito!!!


Había una boya pero en un lugar en el que al bajar la marea nos íbamos a quedar en el fondo. Echamos el ancla un par de veces pero no cogía así que decidimos ir a Pailad de donde habíamos leído solo cosas buenas. Saliendo de la caleta pasamos sobre un espacio amplio de fondo regular de 12m, donde seguro que el ancla cogía bien (el fondo es de barro supuestamente) pero ya estábamos decididos a cambiar así que no le dimos más vueltas.

Casi todo el camino a vela con un viento aceptable nos llevó a Queilén (42°53'38S 073°28'84W) al caer la noche y como entrar en un lugar nuevo de noche no es lo recomendable, decidimos quedarnos ahí y dejar las 7 millas restantes para la mañana siguiente.

El sol cae rápido y si la aproximación la hicimos con luz (está absolutamente plagado de salmoneras) el ancla la echamos con la linterna. El fondo perfecto, el ancla bien cogida al primer intento y a dormir...


viernes, 3 de abril de 2015

Poupourri de pensamientos e información 2° parte

Y seguimos con nuestros desvelos pre-travesía... que no han sido pocos


Comprar para cinco o seis meses de trayecto

Todo llega y visto que el pactor estaba en camino de arreglarse y que todos los vecinos empezaban a poner fecha para zarpar (excepto unos que regresaban a Europa vía Panamá, todos los demás amigos rumbo a Polinesia) empezamos a hacer listas de la compra. Nuestro plan es navegar durante 5/6 meses para llegar a Puerto Williams / Ushuaia. Si el permiso de estancia para las personas es de tres meses, para el velero es de un año renovable a dos; pasado ese plazo hay que salir obligatoriamente del país o hacer la importación del barco y abanderarlo chileno; de modo que debemos estar en Ushuaia a finales de noviembre.

Casi todos los veleros con los que hemos coincidido han hecho la travesía sur-norte en un plazo de entre 5 y 12 semanas. O sea, que tenemos tiempo. O sea, que necesitamos las sentinas bien llenas de provisiones porque los canales no ofrecen mucha oferta en materia de alimentación.

Es dificil hacer semejante lista de la compra. Sí, ya sé, se calcula cuánto de esto o aquello se consume durante una semana y se multiplica por -digamos 5 meses = 22 semanas- pero es que los meses que nos esperan son nuevos (los dos solos por mucho tiempo, sin “vecinos”, sin tiendas, con frío) y lo mismo nos da por hartarnos a leche con chocolate caliente todas las tardes -cosa que no hacemos nunca- que se nos antoja algo que no comemos normalmente... sí, ya sé, riesgos que hay que correr, lo mejor es lo de coger una semana media y multiplicar por 22 (probadlo y veréis qué os sale!)

La cuestión del peso tiene su importancia pero siendo tan poco dados a ir deprisa no nos importaba tanto como la del espacio. Porque vamos a ver; nosotros acostumbramos a tomar una cervecita al día (2 cervezas x 150 días = 300 cervezas) y nos gusta un vasito de vino con la puesta de sol ( 3 botellas de vino por semana x 22 = 66 botellas de vino); todas las mañanas antes del café nos tomamos un vaso de zumo (1 litro cada dos días x 150 días = 75 litros), si sólo usamos la leche para el café de la mañana un litro nos alcanza para una semana (22 litros) pero si nos da por el chocolate calentito fácil necesitamos 3 litros por semana (66 litros). Sí, definitivamente si esto era sólo la bebida, íbamos a necesitar un velero anexo para llevar las provisiones.

Solución: hemos decidido que el zumo será de polvos (tipo tang, aguita y agitar) y que además de en el desayuno nos puede servir para sustituir la cerveza de las 12h (en lugar de 300 cervezas hemos comprado 30, hasta que duren. Los sobres para hacer 150 litros de zumo no ocupan más que tres bricks de leche). Hemos pensado que el vino de la tarde, con el frío, tal vez pueda sustituirse por té (llevamos unos 15 litros de vino, hasta que dure y té para hacer más de 600 tazas). La leche (cosa que dije en su día “yo, jamás”) la hemos comprado en polvo; en el espacio de 6 bricks tenemos suficiente para hacer 60 litros. El agua no va a ser problema en el trayecto y así la cosa ya teníamos sitio para la comida!

La verdura fresca se puede comprar para 20 días fácil y por todo Chiloé se puede seguir comprando. La verdura en lata no es fácil -no hay mucha variedad- pero tenemos espárragos, alcachofas, palmitos (mucha fibra para la dieta) y guisantes y maiz, suficiente para comer algo vegetal al menos una vez al día.

Hemos comprado muchas lentejas y garbanzos, porque a diferencia del Caribe, entendemos que nos va a apetecer más el puchero. También contra mis costumbres terrícolas, todo se cocinará con la olla a presión que consume menos gas.

Llevamos 20 kg de harina blanca y 10 kg de harina integral (tiene que ser suficiente para amasar una buena temporada de pan) y bastantes tortas para hacer burritos (la fecha de caducidad es de más de 4 meses y en caso de apuro sirven como pan).

Nuestros desayunos acostumbran a ser una tostada con jamón y queso y otra con mantequilla -Johan de cacahuete, yo de la normal- con mermelada. Lo de la mantequilla de cacahuete y la mermelada no es problema (hemos comprado mucha mucha) pero el jamón y el queso tienen su dificultad con lo chiquita que es la nevera. Solución, cuando se acabe, pan con aceite y sal. Pero como solución intermedia hemos encontrado un paté aceptable y hemos comprado mogollón. Vinieron a cenar con nosotros una pareja de Holanda, recién llegados de Ushuaia, y comimos tostadas con paté. Les gustó y nos contaron que es algo que acostumbran a comprar por la duración que tiene y lo bien que se guarda. 



Estando en Sevilla donde pasaron 5 meses, descubrieron un paté de atún (con un dibujito de un atún en la tapa) que les encantó. Como desde Sevilla iban a Canarias, lavaron y guardaron un envase del paté para poder comprar la misma marca en las islas -es difícil dar con algo que te guste al ir cambiando de país a cada rato- y al llegar a Lanzarote fueron al super con su latita en el bolso; preguntaron y no cabían en sí mismos de la sorpresa al ver que los mandaban a la sección de comida para mascotas y ¡sí! Habían comido paté para gato por meses!!!! Visto el envase de nuestro paté nos entraron las dudas, hasta volví al super a preguntar... pero parece que tenemos paté de uso “humano” y de no ser así... nos lo vamos a comer igual.

4 docenas de huevos (hay muchos sitemas para hacerlos durar más, a nosotros nos sirve ir dando la vuelta a la huevera cada 2 días). Montones de especias para hacer las comidas divertidas, mayohesas y salsas, aceite a mogollón. Algunas galletas y chocolates (para los días que llueva demasiado).

La sopa de sobre no es nuestra opción preferida (donde se ponga una sopita casera) pero no abulta nada y se cocina rápido, así que un apaño (bueno 60) seguro que nos hace.

Unos 18 kg de arroz, unos 18 kg de pasta, patatas frescas pero también preparado para puré de patata, azúcar, levadura, cous cous...

Latas de atún, de champiñones, de fruta, de pimiento, frejoles y más y más y más

Y no todo es comer porque de repente piensas que en cinco meses bien tendrás que lavar ropa (=detergente), cambiar de cepillo de dientes o ir al baño una y otra vez (=papel higiénico), limpiar cristales y limpiar el baño el baño (=lejía) y mil cosas más

¿os imagináis cuántos carritos de la compra hemos llenado?


Nuestros amigos del Tara, hicieron una compra similar un par de semanas antes. Con cuatro carros de la compra hasta arriba, decidieron hacer una parada en la cafetería del super para reponer fuerzas. Jacomine habla bastante español y localizó un lugar en que ponía “carros llenos” y allí dejó sus cosas.
Al terminar el café los carros habían desaparecido. ¡socorro! Preguntando en la tienda les aclararon que aquel era el lugar en que los empleados dejaban las cosas que al llegar a caja al final no se compraban y de ahí se volvían a ordenar en las estanterías. Les explicaron que junto a la cafetería hay una banderitas que se pueden poner en el carro (“este carro tiene dueño”) para que nadie lo toque... Horas en el super para volver a empezar. Nosotros, esta vez aprendiendo de error ajeno, no caímos en la trampa!


Y en esta fiebre de preparación de viajes, hubo un momento en que al menos las mujeres de seis veleros andábamos locas haciendo conservas (de carne, de verduras) para asegurarnos la proteina de calidad en el camino.

Nosotros aun teníamos mucha conserva de los pescados que sacamos del mar en la travesia, pero hemos hecho unos 20 tarros de carne (lomo de cerdo, ternera guisada) e incluso algunos con salchichas y chorizos... hambre no vamos a pasar pero vamos a hundir el barco :-)


  • Combustibles
    Como todo no es comer nos hemos provisto también de
  • diesel: hemos comprado dos tanques grandes para instalar en cubierta de 120 litros cada uno. Sumado a los 330 del tanque del velero nos dan 550 litros, tenemos además 10 tanques de 20 litros de los que solo hemos llenado la mitad, total 650 litros. El mayor consumo esperado es el de las calefacciones, que se mire por donde se mire no van a gastar menos de 6 litros al día.
  • Gas: llevamos dos botellas de 10 litros (normalmente y con cuidado nos duran 3 meses cada una) y dos campingás de 3 litros. Todos nos han avisado que navegando en invierno nos vamos a cansar de hervir agua para el té o café y que calculemos un consumo de un 40% más del habitual, aun así parece que vamos bien

Precio de la marina
Y como quien no quiere la cosa el 19 de marzo dejamos la marina de Reloncaví. La atención de las instalaciones ha sido fenomenal, no hemos conocido equipo de marinería más amable y atento que el de Reloncaví. Es un club de socios y se nota el trato personalizado. El único inconveniente es que si pides una estancia larga en el agua tienes que estar dispuesto a cambiar de amarre porque algunos tienen dueño y no hay mucho espacio y los que estamos de visita vamos ocupando aquí y allá el lugar que quedó vacio cuando otro velero fue a dique seco o salió a pasear. Por lo demás, un 10.


El precio es de 10.000 pesos chilenos al día (unos 13 euros), más 6000 pesos mensuales por el agua y el consumo eléctrico a parte, el precio de la electricidad no era desmesurado, pero como con las placas no hemos necesitado conectarnos a tierra la verdad es que no puedo pasar el dato.
El uso del travelif para ir a tierra es de unos 300 dólares (por uso de la grúa, por lo tanto para subir y otro tanto para bajar) y el precio de la estancia en tierra era de 170.000 pesos por mes
(para todos los conceptos que no hemos utilizado -travelif, estancia en seco- mejor confirmáis vía mail o teléfono)
Tiene servicios con agua caliente, un social club donde poder reunirse, tv, restaurante al medio día, servicio de lavandería y en la marina hay un técino que puede resolver un poquito de todo (David)

corrientes y mareas
  • Para mí ha sido todo un descubrimiento esto de las mareas que a Johan , como holandés, le parece tan normal. Aquí os dejo unas fotos de la marina con marea alta y baja para comparar. A la hora de planificar las rutas tendremos que considerar tanto la corriente como el viento porque tener uno o dos nudos a favor o en contra no es nada despreciable!





Y con todo este trabajo en las espaldas, las ganas de descubrir sitios a flor de piel llegó el momento de partir



Y ya llevamos unos días navegando por los canales chilenos. Un sueño hecho realidad.




lunes, 30 de marzo de 2015

Poupuorri de pensamientos e información 1° parte

¿No os ha pasado nunca que tenéis mil cosas que hacer -y los medios para hacerlas- y lo vais dejando pasar y de repente es tan tarde que hacerlas ya no es tan fácil?, bueno, a mí me pasa todo el tiempo, y aquí estoy con las últimas posibilidades de tener una comunicación -mala pero ahí- de internet para contar mil cosas en el blog. Cosas que podía haber escrito hace semanas, pero en fin, es lo que hay, así que hoy toca

POUPOURRÍ DE PENSAMIENTOS E INFORMACIÓN

  • Lo que dejamos atrás 1°parte.
    Cuando llegamos a la marina habían varios veleros y caímos justo para la fiestaza de fin de año así que fue fácil establecer contactos, conocer caras nuevas, saber de dónde era cada quién, de dónde venían a dónde iban...


    Al día siguiente pensamos ilusionados que habría algún tipo de encuentro vespertino en el “social house” algo así como las “happy hour” del Caribe; pero no había nada. Lo comentamos con la gente del Tara y la conclusión fue sencilla: si no hay bar ni happy hour... pues no lo inventamos. Fuimos por todos los veleros proponiendo un encuentro informal a las 17'30, cada cual con su bebida, tal vez algo que picar y ¡premio! Durante semanas hemos disfrutado (mucho) de un buen rato de charla después del día de trabajo. Hemos podido compartir información útil, historias de vida, proyectos y sueños. Gracias a todos por hacer el viaje más vivo, más pleno (a Tara, MeerBaer, Petit Prince, Lojan, Walkabout, Krestel, Bomika, Trobadeur, Illawong, Anna Carolina, y otros cuantos que se me quedan en el tintero)




Con la cosa del happy hour nos hemos ido animando y hemos organizado también alguna que otra barcoa, la última cuando todos los que partían hacia Polinesia (la mayoría) estaban prestos a zarpar. La especialidad culinaria del Alea esta temporada ha sido el alioli (contra a todos mis principios hemos empezado a hacerlo a máquina si es para un grupo grande... sale rico!) Total que en la barbacoa llevamos un buen perolo para acompañar a la carne asada y ni siquiera alcanzó para cuando las brasas estuvieron a punto; Frank me preguntó como se hacía lo invité a que viniera a bordo al día siguiente y así hacíamos una prueba. No me preguntéis cómo pero de repente iba de boca en boca que a las 12h en el Alea había taller de alioli... ¡la virgen! Al día siguiente éramos como 8 personas, cada cual con su huevo, su aceite, los ajitos y el minipimer. Risas y pan con salsa.




 Esto es vida (¿entendéis por qué nos ha costado tanto dejar la marina?)

  • Lo que dejamos atrás 2°parte.

Pero aunque la marina Reloncaví nos ha acogido y nos ha regalado amigos, no todo es la gente de mar. Amigos que haces a través de amigos y que te tratan como si fueras el mejor de los amigos, te acogen, te descubren, te pasean... Verónica y su familia han sido un regalo que por si solo habría valido las 5500 millas navegadas para llegar aquí. Además de estar siempre alerta y atentos a cualquier necesidad, nos regalaron un fin de semana precioso y con ellos descubrimos el volcán Osorno, los saltos de Petrohué, el lago Llancahué; pero sobre todo descubrimos la generosidad y la hospitalidad de los chilenos






O llega un día en que llaman al casco y aparece una maravillosa pareja de argentinos que puestos a elegir destinos de vacaciones, han elegido Chile y así de paso nos conocían... guau, a veces la vida te manda regalos que no sabes si te han caído del cielo o de donde, pero que te hacen sentir que estás por las nubes!


Algo después otra familia se coló en nuestras vidas y Miguel, Gabriela, Nacho y Cami son ya de esos amigos para siempre, siempre prestos a prestar un coche, regalar una dirección, indicar un qué y un cómo en una ciudad que desconoces, pero también compañeros de navegadita, gente con quien compartir una rica tarta o simplemente con quien ver la vía láctea dibujada en la oscura noche de un fondeo.


Porque si navegar en nuevos lugares es siempre un reto, conocer a nueva gente siempre es un regalo. (¿entendéis por qué nos ha costado tanto dejar Puerto Montt?)

  • Lo que dejamos atrás 3°parte.
    Y todo esto nos pasaba mientras estábamos en Puerto Montt... que tiene sus encantos la ciudad.
    Desde la marina es muy fácil llegar al centro (está a unos 7 km) puesto que hay buses (línea Chinquiue, los de color naranja y blanco) que pasan cada 5/10 minutos y tienen un costo de 450 pesos (unos 70 céntimos de euro).
    Ya en el centro hay un buen paseo por la costanera viendo el mar que llega a los pies de la ciudad, una calle de tienditas, algún bar, un centro comercial lleno de tiendas, un montón de supermercados. ¡Nosotros hemos encontrado hasta un buen dentista!
    Pero el mayor atractivo turístico es el centro de artesanías y el mercado de Angelmó. Una calle llenita de pequeños puestos en que imperan las prendas de lana bien abrigada pero donde también encuentras ristras de mejillones (choritos según denominación local) ahumados.
    Un mercado con pescado y marisco frescos, ahumados, filetedos, enteritos, ya listos en forma de ceviche. Una fiesta para los sentidos.
    (Empezábamos a pensar que nos instalábamos definitivamente en Puerto Montt hasta la temporada siguiente!)





  • El trabajo que nunca se acaba
    Pero no todo ha sido relajo (bueno, casi, pero no). Tras la travesía hemos hecho unas cuantas mejoras (hemos instalado la nueva calefacción Dikinson por goteo de diesel, hemos aislado las escotillas del salón y más cositas), reparaciones (hemos cambiado las mangueras del wc para no tener sustos por el camino por ejemplo, hemos repasado a fondo del motor fuera borda y un largo etcétera), tareas de mantenimiento (filtros, aceites y demás) y una larga lista que aburriría a cualquiera. Pero lo que de verdad nos ha frenado ha sido la avería en el pactor (el modem que nos permite enviar mails con la radio de onda corta y recibir la meteo) sin el que de ningún modo estábamos dispuestos a salir. Imposible repararlo e imposible conseguir uno nuevo de segunda mano a precio y en tiempo razonables, finalmente optamos por enviarlo a Alemania desde donde apenas hace unos 10 días regresó reparado y en plena forma.


                (¡qué difícil salir de Puerto Montt)

  • Renovación del visado de permanencia en el país
Y con esto y aquello y teniendo en cuenta que nuestro visado de permanencia en Chile (tres meses) empezó a correr al ingresar en Pascua allá por el 1 de diciembre, pues se nos caducaba. En esta situación hay dos posibles soluciones
  1. Renovarlo en capitanía (solo puede hacerse una vez, después necesariamente hay que salir del país) por un costo de 100 dólares por persona.
  2. Salir del país y regresar. Lo más fácil desde Puerto Montt, una excursión a Argentina (lo más cercano -y bien bonito- La Angostura, lo más popular Bariloche) el precio del finde sale por menos de los 200 dólares... así que nos fuimos de excursión! (empezaba a parecer que dejar Puerto Montt era imposible)





Escribimos esta crónica ya en rumbo, desde un lindo fondeo en Chiloé, pronto regresarán los relatos de travesía, a través del pactor, sin fotos... pero todavía alcanzamos a explicar la preparación de la travesía en la segunda parte de este post. Será pronto (que el internet se nos acaba) en menos de una semana!!! o sea

CONTINUARÁ...

jueves, 26 de marzo de 2015

Probando, probando, una semana de navegación

Y ya es tiempo de relatar nuestra primera navegación, que no pasaba de ser un test para ver qué tal lo de volver al mar y qué tal las cosas por estos lares.
Acompañados por Pedro y Pía, teníamos por delante una semana que prometía y un único objetivo más o menos claro: nuestros amigos querían llegar a Caleta Porcelana y bañarse en sus termas naturales; pues dicho y hecho: rumbo a Porcelana.

Salimos de Castro después de un desayuno de esos que te tienen un ratito sentado a la mesa y ¡albricias! si el día anterior habíamos tenido viento del norte que nos obligaba a usar el motor, ese día teníamos viento del sur.. que nos obligaba a usar el motor.

Fue un día de navegación larga y un poco pesada (a rato la vela arriba, la mayor parte con el motor ronroneando) que nos permitió llegar a Dalcahué (42°23S 73°38W -con corriente en contra-; allí empezamos a estudiar dónde echar el ancla (estaba lleno de pesqueros de todos los tamaños) o a quién abarloarnos, cuando nos pasó otro velero -bandera chilena- como una exhalación y se amarró a una boya que quedaba libre. Al momento empezarón a poner defensas y a hacernos señas para que nos abarloáramos a ellos (qué majetes).
Terminada la maniobra nos explicaron que navegaban habitualmente por la zona y que más tarde se pasaban al Alea a tomar un vinito. En la charla, además de darnos mucha información sobre los fondeos que visitaríamos durante la semana, dónde encontrar boyas, mareas, truquillos... nos explicó que las boyas normalmente están para el uso del primero que las coja pero que era simpático poner unas defensas para “invitar” a abarloarse a quien pudiera necesitarlo que normalmente es un pescador (dueños naturales de las boyas que para eso son los que están trabajando todo el día!).

El destino del día siguiente -siempre apuntando a Porcelana que está en la costa continental- fondeamos de nuevo en Mechuque (42°18'8 S 073°15'5 W), en un día que lo mismo llovía que salía el sol, con tiempo para pasear por el pueblo (objetivo principal: comprar pan).

Dejamos el dinghy en la rampa donde desembarca el ferry y fuimos a pasear sin prisa por un pueblo que nos enamoró por lo bonito, lo sencillo, lo acogedor.

Las casas sobre palafitos -menos famosas que las de Castro, también bonitas-


una tienda que me recordó las del pueblo de mi madre (Ares del Maestre, precioso rincón de Castellén) y la señora que la atendía igualita que la Rosalía de mi infancia.


Tenía bastantes cosas... pero nada de pan


Seguimos con el paseo y descubrimos nuestra casa favorita de la isla (bastante ruinosa; de esas que despiertan nuestro espíritu albañil).



Visitamos el centro de artesanías donde no había mucha artesanía pero donde compramos un par de empañadas de manzana -riquísimas-, mermelada casera -para chuparse los dedos- y un brebaje de verduras -en la cajita ponía una lista de ingredientes más larga que haya visto jamás- que acabó en un guiso de carne con papas que nos dejó más que satisfechos!


Felices y con la tripa llena, al día siguiente dimos el salto hasta el continente; la travesía sin novedad (de nuevo en su mayor parte a motor) si no fuera porque en un momento Johan vió salir un chorro inconfundible de agua no lejos de la proa

-ballenas!!!


Salí disparada a proa con la cámara convencida de que si conseguía hacer un pequeño vídeo después Johan sería capaz de sacar de ahi una buena foto. De repente todos dieron un grito (la ballena salió del agua y nos enseño su hermosa cola) y no acerté al botón del vídeo, pero ¡milagro! Al revisar la cámara resultó que había hecho una foto preciosa!!!



Con los ojos aún sorprendidos, antes de caer la tarde, llegamos a Estero Bonito (42°08'0 S 072°34'40W). Todavía tengo que acostumbrarme a esto. Estábamos prácticamente en el punto donde la carta marcaba la entrada y no se veía absolutamente nada (bueno, sí, montañas, no se veía entrada ninguna) pero ¡tachín! ahí se abría una bahía protegida y pequeña con una gran boya y que quedó prácticamente llena sólo con nuestra presencia.

El entorno era bonito como el nombre del estero: algunas casas que en aquel momento parecían deshabitadas, unas cuantas vacas poniendo la banda sonora, el agua tranquila... cenita y a dormir!


Alrededor de las 02h de la madrugada oímos un ruído, Johan salió a echar un vistazo y ¡sorpresa! un velero estaba entrando en la bahía (dónde no parecía caber nadie más) y decía que iba a echar el ancla (¿¿¿???) más o menos a 10 metros de nuestra proa. Empezamos los dos a dar voces para pedirles que se abarloaran a nosotros y olvidaran la idea del ancla. Se abarloaron pero proa a popa -en contra de nuestras indicaciones- y con un humor un poco agriado (¿a quién se le ocurre llegar a una caleta donde las cartas indican que sólo cabe un barco a las dos de la madrugada?) nos fuimos a dormir... o a intentarlo.

Con el viento subiendo y el otro velero empujando de costado, empezamos a golpear con fuerza a la boya. Nos levantamos e intentamos poner defensas que lo solucionaran; de vuelta a la cama. Más golpes, más fuertes. Nos levantamos y acortamos el cabo de la boya; de vuelta a la cama Más golpes. Nos levantamos a pasar el cabo de la boya por el frente, en la roldana del ancla... se hizo de día y decidimos salir.


Siguiente destino ¡caleta Porcelana!. Ya nos habían avisado que cuando el viento general es del norte, en el fiordo que entra hasta Porcelana es del sur (cosas de los encañonamientos entre las altas montañas), lo que no nos habían dicho era que cuando la marea sube (por lo tanto entra agua en el brazo, cosa que nos hacía esperar corriente a favor entrando) la corriente es saliente ¿¿?? la explicación podría ser que el agua que entra es más fría y por lo tanto entra por debajo haciendo que la caliente más superficial tome un rumbo saliente. En fin, que tocó entrar a motor y con corriente en contra pero el paisaje nos tenía tan entusiasmados que no reparamos demasiado en ello.


Al llegar, fácil amarre a una boya (42°27'77S, 072°26'99W) y ya con todo preparado para los prometidos baños fuimos a la granja que se avista desde el fondeo.



No había nadie así que decidimos subir y solucionar el tema del pago de las termas a la bajada; en el camino nos cruzamos con la pareja que gestiona la zona y nos comentaron que al ver llegar el velero habían ido a comprobar que todo estuviera limpio en las pozas de agua caliente. Precio: 7000 pesos por persona (unos 10 euros). Descripción del lugar: MARAVILLOSO.




La señora de la casa se ofreció a amasar pan y hornearlo para vendérnoslo (dijimos que sí, desde luego) y nos aclaró que la manguera que habíamos visto amarrada a una boya al llegar era una manguera que recogía agua directamente del manantial y que era para abastecer a los pescadores o veleros sin costo alguno. Así que para redondear el día pudimos llenar los depósitos de agua!

Al día siguiente, con el calorcito de las termas en la memoria, partimos hacia el norte (esta vez corriente a favor pero sin viento) en un entorno nublado y brumoso, otra cara de las imponentes montañas. 





Como no había previsión de viento nos aventuramos en Quintupeu (42°10'52S 072°24'52W) donde hay un fondeo de los de ancla y líneas a tierra, impresionante, echamos el ancla en unos 20 metros y con 60 de cadena nos quedábamos apenas a 10 metros de tierra (calando todavía más de 12) con una línea a cada lado de una cascada que -con poca agua al final del verano- rompía a nuestra popa. Ainsshhhh, qué cosita tan bonita.




Nuestra primera experiencia con las líneas a tierra (algo que me tiene muy pero que muy preocupada porque va a ser tarea mía y remo fatal, escalo regular... menos mal que me defiendo con los nudos) la hicimos con asistencia (o sea, que me limité a hacer fotos) ya que fueron Pedro y Pía quienes se encargaron. Eligieron un par de arbolitos aceptables y estábamos listos para disfrutar del paisaje.






Paseamos con la auxiliar y aquí si puedo decir que la naturaleza me hizo sentir con toda su fuerza lo pequeñitos que somos en comparación.


Por la mañana aprendimos algo bien temprano. La idea de salir después del primer café se vió postpuesta por imperativos de la naturaleza. Al llegar el día anterior y elegir los puntos de amarre a tierra Johan comentó que había que hacer un lazo bien grande para poder desatar si la marea cambiaba, pero o no nos enteramos mucho o los nudos se resistieron y nada de lazo y as de guía (nos conformamos con un nudo pegadito al árbo) o la marea cambió demasiado porque por la mañana nuestros cabos estaban a 6 metros de altura!. Johan con cara de "ya lo sabía" nosotros con cara de "madre del amor hermoso!" Dejamos subir el nivel y un par de horas más tarde Pedro nos liberó de los amarres!


En unos días volveríamos a Quintupeu (es que nos dejó enamorados) y probamos a amarrar a tierra siendo sólo nosotros dos (prueba superada) y disfrutamos de un paseo hasta el fondo del fiordo (peor fondeo, preferimos hacerlo con la auxiliar) y vimos el amanecer más impresionante que recuerdo desde que empezamos a navegar: un sol absolutamente rojo, una bruma que parecía llevarnos a un cuento de hadas, unos colores que hicieron que el café se nos enfriara en las manos mientras mirábamos sin poder dejar de mirar.




Tras Quintupeu, visitamos Isla Pelada, un fondeo que no aparece en las guías pero que nos recomendaron los chilenos del velero Mythos (42°03'94S 072°28'81W). El rinconcito es precioso y permite dar un buen paseo por tierra (que no siempre es fácil) pero es muy muy pequeño. Hay que echar el ancla en 20 metros pero con solo 40 de cadena ya estábamos con un fondo de 9 metros con marea alta. Bien amarrados a tierra (fácilito esta vez) el único problema reseñable es que tuvimos que adelantar unos metros cuando la marea bajaba porque cada vez había menos agua bajo la quilla, en resumen, un buen lugar para una paradita pero se entiende que las guías no lo hayan reseñado como fondeo recomendable.






Y tras Isla Pelada recalamos en Hornopirén, en el extremo norte del fiordo, una ciudad que nos pareció pequeña pero bonita, comunicada con bus con Puerto Montt, a los pies de impresionantes montañas con las cumbres todavía nevadas. Amarramos a una boya que más tarde vimos que era de un pescador, que para nada se quejó de que la hubiéramos ocupado y que sencillamente se abarloó a otro pesquero. Hasta hoy solo podemos hablar de amabilidad y ganas de ayudar de las gentes del mar en Chile. ¡Esto promete!






En el regreso hacia Puerto Montt para dar por concluida nuestra primera incursión en la zona, paramos en isla Guar (41°42'22S 072°57'21W), donde hay una piscifactoría -como en casi cada rincón de la zona- y llegamos hasta el punto exacto que la guía señala como ideal para fondear, muy cerquita de la playa. Ya nos ha pasado más veces, en sólo 15 días, que exactamente en ese punto indicado como ideal hay una boya que impide el fondeo al ancla... como la boya era pequeña no nos fiamos demasiado (la hemos probado más tarde y sin problemas) nos dirigimos a los pescadores para ver si abarloarnos a ellos por una noche era una buena solución y nos indicaron otra boya -grande y con un cabo muy robusto- a la que podíamos amarrarnos. Yo no soy (tengo que decir no era, jeje) muy buena pescado cabos de boyas así que estaba un poco nerviosilla, nada raro, y me concentré en la tarea: Johan me dejó en el punto perfecto y ¡milagro! Recogí el cabo a la primera; emocionada lancé el bichero a la cubierta para hacer firme el cabo a la bita y ¡zas! el bichero dió en la auxiliar, rebotó y salió disparado al agua (sniff, sniff) y se fue sin demora llevado por la corriente. Con la autoestima (la mía, Johan todavía se ríe) por los suelos y con un bichero menos pasamos la última noche de la primera expedición... y regresamos al puerto base

¿por qué no seguimos ya rumbo sur? Bueno, pues porque el pactor (el módem que nos permite disponer de internet a bordo, con el recibimos y enviamos mails pero sobre todo con el que recibimos la meteo) dejó de funcionar hace unas semanas. Lo hemos enviado a Alemania de donde lo recibimos debidamente reparado hace solo unos días. Así que con el pactor funcionando, la estufa Dickinson instalada, nuevos tanques para diesel (llevamos algo más de 500l), la compra del super lista para los próximos 6 meses... partimos de la marina hace hoy 7 días.

Escribimos esta crónica desde Mechuque ya en camino; a partir de ahora no sabemos cuándo dispondremos de buen internet para enviar fotos (esto es maravilloso y nos gusta compartir) pero prometemos -si la señal del pactor nos deja trabajar en estas latitudes- enviar una crónica semanal y nuestro equipo en tierra la subirá al blog para poder compartirla

Solo decir que desde ahora cualquier comunicación tendrá que ser a través del mail -sailingalea@yahoo.es- porque los comentarios directos en el blog (que nos encantan) o los mensajes/comentarios en facebook no podremos leerlos hasta no sabemos cuando.


Aprovecho la ocasión para responder a un par de cuestiones que quedaron pendientes en comentarios de otros post

  • las guías que utilizamos para las rutas generales (para planear las travesías largas) son World Cruising Routes de Jimmy Cornell y Ocean Passages and Landfalls de Heikell y O'Gray.
  • Las guías para navegación en Chile Patagonia y Tierra de Fuego de Rolfo y Ardrizzi; Chile de O'Grady (ed. Imray)

Alguien preguntó si era posible acompañarnos en algún tramo de la travesía; la respuesta es, desde luego, que sí. Podéis consultar la web pero os adelanto que desde noviembre estaremos en la zona de Ushuaia/Puerto Williams/Cabo de Hornos/ Ventisqueros de la cordillera Darwin.

Esperamos poder compartir muchas más imágenes con vosotros, disfrutando del invierno en uno de los lugares más increíbles del planeta.