domingo, 6 de junio de 2010

Patmos la apocalíptica


Johan me ha regalado un ebook!!!!!

después de mi último post, mi carita de pena... ¡me ha regalado un ebook!
que nadie piense que es para deshacerse de los 200 libros que tenemos en el salón y conseguir así que la línea de flotación suba un poquito y evitar así esa pequeña escora que tenemos hacia el lado de estribor...
lo ha hecho porque me quiere mucho.
bueno, y supongo que porque a él también le gusta leer y nos estábamos quedando sin material
sea como fuere, acabamos de entrar en otra etapa
sigo adorando los libros en papel y sigo eligiéndolos siempre que sea posible (el ebook no "huele" a libro) pero en nuestra situación es un recurso perfecto!
NO pienso regalar todos los libros que llevamos a bordo, sólo unos poquitos.
Sigue en pie el pedido de intercambio de libros porque ahora somos dos y un único ebook
Estoy muy contenta
¿alguien me recomienda una buena página donde poder comprar ebooks en español?


Pues nada, perdonad este ataque de alegría y vuelvo a lo nuestro: VIAJAR

El día previsto para partir de Lipsi amaneció sin viento y así las cosas decidimos ir a Patmos.
A Johan le hacía ilusión conocer la isla de la que tanto había oído hablar por aquello de que aquí tuvo San Juan la revelación de la Apocalipsis. ¿San Juan? ¿Apocalipsi? ¡y pensar que fui 8 años a un colegio de monjas!! Será que en mi educación pusieron más empeño en la parte de los evangelios del Nuevo Testamento pero la verdad es que yo no había oído jamás el nombre de Patmos ¡Señor, que mal ando de culturilla general!

En cualquier caso, la excusa era buena para no dejar de visitar la isla y como sólo nos separaban 10,5 millas, hacia ella pusimos la proa tirando de motor.

Sólo los últimos 45 minutos se levantó una brisa que nos permitió navegar a vela (despacito pero a vela) y así llegamos a Patmos.




El puerto está al fondo de una bahía muy protegida y había sitio sobrado para amarrar. Coincidimos con un catamarán suizo que salía en ese momento porque se anunciaba "una tormenta importante" y creía que en Arki estaría mejor... Nosotros consultamos tres páginas diferentes de meteo (Meteo greece, poseidon y ugrib) y en ninguna de ellas se apreciaba demasiado viento para las próximas horas; el suizo tenía información del Navtec que da partes para zonas más amplias con lo que puedes pensar que tienes encima una gran tormenta cuando está a bastantes millas de ti... supongo que es perfecto para travesías más largas en las que te interesa una información más global, pero desde luego para ir de isla en isla son mucho más prácticas las páginas más locales!



El paseo por el puerto (nuevas instalaciones que de momento sólo estaban ocupadas por pescadores aunque el calado es más que suficiente para los veleros... será que aun no aparecen en las guías y nadie se aventura a descubrir nuevos territorios) y por el paseo marítimo nos encantó... bares, callejuelas, tiendecitas, carnicería, frutería; todo lo necesario para quedarse un ratito. Y allá en lo alto, presidiendolo todo, la Chora con el famoso monasterio de San Juan Teologo.



Nos explicaron que para subir a la Chora (5km.) había un camino en la montaña -cuesta arriba!- o un servicio regular de autobuses; y nosotros elegimos el bus!




Al levantarnos al día siguiente ¡sorpresa! un supercrucero de 2000 pasajeros ¡si a todos ellos les daba por ir a visitar la ciudad de Patmos y el monasterio iba a ser imposible moverse por allí!!


Sin embargo, cogimos el bus y llegamos a una ciudad -pequeño pueblecito- de calles tranquilas y silenciosas, sin nadie paseando por ellas.



Y con el mismo silencio nos recibió el monasterio


Después nos enteraríamos que el crucero tiene una escala de 4 horas en Patmos (hay otro crucero que no va con tanta prisa y hace una escala de 6 horas!). En ese tiempo se les ofrece a los pasajeros la posibilidad de pasear por el puerto donde amarran o visitar un pueblo del interior, el monasterio, o la cueva de la revelación de la Apocalipsi... sólo una cosa y con una duración de 2 horas (incluidos los viajes). Total, que para cuando nosotros llegamos arriba, los que habían elegido monasterio ya estaban de regreso al barco
Una buena forma de ver 10 islas en 7 días (¿¿??)

Así que pudimos disfrutar de una visita privada y envuelta en el silencio a este estupendo Monasterio que en su día fue un centro de estudio religioso muy importante (todavía hoy acuden a él numerosos estudiosos) y un centro económico ya se había concedido a los monges el derecho para controlar el tráfico marítimo entre Lavrión, Creta, Alejandría y Estambul.

Actualmente habitan de forma permanente 12 monges




Salimos de allí después de haber pasado un buen rato sentados simplemente sintiendo el silencio y la espiritualidad que transmitían los muros con sus iconos... habrá a quien le parezca un aburrimiento, pero a nosotros nos reconforta simplemente disfrutar de la historia que se adivina dibujada en las paredes.



Y en Patmos -la chora- nos esperaban calles encaladas,




flores que nos recordaban que el invierno había quedado atrás



callejones para que jugáramos a que estábamos viviendo en la Edad Media



y un único bar abierto -que es que los turistas se quedan todos en el puerto y no van más allá, nos comentó el propietario-






las campanas anunciando el paso de las horas y una vista impresionante de la bahía



Y el camino de bajada ¡a pie! que no es que no nos guste caminar -ni mucho menos- pero si podemos elegir preferimos hacerlo cuesta abajo jeje




Por el camino encontramos la famosa cueva de la revelación. Es una cueva en la que se disponen diferentes pequeñas estancias y en una de ellas, tallada en la pared, una pequeña cavidad en la que supuestamente reposaba la cabeza del Santo al recibir las palabras de Dios (que de verdad debía estar un poco desnucado el pobre porque parece incomodísimo... así cualquiera tenía visiones)


Una de las mejores imágenes de Patmos -y no tengo foto, lo siento- era la del autobús que desde el puerto te llevaba hasta la cueva. En el letrero luminoso sobre el conductor avisando sobre la ruta rezaba algo así com "bus a la Apocalipsi"... IMPRESIONANTE


En nuestros paseos vimos con asombro como un tripulante de uno de los megacruceros estaba pescando con una cañita que parecía de juguete
¿no les darán de comer?




Nos explica que es personal de seguridad y que es originario de Filipinas, que su dieta es básicamente de pescado y en el crucero sólo les dan carne! Está pescando con unos filetes de pechuga de pollo (¿?) que le habrán costado más caros que si hubiera ido a comprar un kilo de sardinas, pero supongo que de alguna manera tienen que matar su tiempo libre.



Y ya que estábamos en la zona de los "grandes" pudimos comprobar que el tamaño de los norays sí importa!!!



.................................................................................

y ahora una preguntita que nos tiene llenos de curiosidad desde hace meses y no damos con la respuesta... seguro que Rom nos echa una mano que es mucho pero que mucho mejor que un investigador privado!

¿hay alguna razón para que la Chora -o ciudad principal de la isla- esté normalmente a 5 km del puerto?... no pasa en todas las islas pero en las que llevamos visitadas hasta ahora en no menos de un 80%, ni más ni menos!

¿será que era una distancia razonable para hacer el trayecto con los animales de carga o a pie?
¿será porque era un número mágico?
¿será porque en Atenas han impreso cientos de placas con "Chora 5" y las han colocado por todos sitios y la Chora en verdad está a veces más cerca, a veces menos?
¿¿??


martes, 1 de junio de 2010

Lipsi o volver a los pequeños lugares



Pues esta vez levantamos el ancla para partir de Leros sin demasiada pena y pusimos rumbo a Lipsi; nuestos amigos alemanes de Paros nos habían recomendado no dejar de visitar las pequeñas islas de esta zona -sin duda, para ellos las mejores- así que aprovechamos que a las distancias son muy cortas, sólo hay que navegar 8 millas, para ir "matando" estos días sin viento que nos obligan a echar mano del motor...




Esta vez no hemos podido darnos el gusto ni de desplegar las velas para probar, pero en poco rato estamos de nuevo amarrados, todavía sin compañia aunque ya sabemos que los veleros que han hibernado en Leros se están echando al agua y empezando la navegación de la temporada, así que -sin duda- pronto tendremos vecinos!



Ni siquiera hemos bajado a tierra y ya nos gusta la isla. Toda blanquita, límpia (muy límpia), sin el ruido de las motos y los coches...


Además ofrece un buen resguardo para cualquier tipo de viento




Lo primero que hacemos es buscar un contenedor para deshacernos de nuestra bolsa de basura, pero, aunque cueste creerlo, no encontramos ninguno. Johan va a un bar a preguntar y vuelve con una sonrisa y tres bolsas de plástico -verde, amarilla y transparente- en la mano.
Me dice que en esta isla la basura se recicla y se recoge selectivamente; tenemos que abrir nuestra bolsa y separar plástico/vídrio, papel y orgánico y dejar la bolsa de orgánico mañana por la mañana en un lugar que nos han indicado (la orgánica se recoge en días alternos) y las otras dos en el mismo lugar un día más tarde, así que toca buscar unos guantes y separar.

Puede que esto suene normal, pero en pocas islas pequeñas hay recogida separada de basuras y que en esta isla sea la ÚNICA forma de recogida nos parece estupendo, la misma filosofía está en todo el pueblo (hasta las papeleras de las calles están separadas por tipo de basura) y todo está limpio y cuidado, es un verdadero gusto pasear por aquí.



Nos sorprende encontrarnos de nuevo con los paisajes en blanco y azul, después de nuestro paso por Kalymnos y Leros ya dábamos por hecho que el Dodecaneso era muy diferente a las Cicladas y sin embargo estas calles bien podrían ser de cualquiera de ellas!



Esa misma noche damos un paseito nocturno al borde del mar; hay un montón de bares con un encanto especial y nos cuesta resistirnos a entrar en uno y tomarnos algo. En la mesa vecina un griego habla con una pareja de norteamericanos; sin más, el de EEUU se levanta y viene a preguntarnos si hablamos inglés y si sabemos cómo se llama ese mineral (o similar) en el que se han encontrado insectos prehistóricos... le decimos que ámbar y el insiste en que -al menos en inglés- hay otro término más específico; no tenemos ni idea pero acabamos de conocer a Sophie, Jianici y Jianello, tres increibles personajes que llenaran de historias nuestro paso por Lipsi!!


Y al día siguiente, paseando, paseando, vemos a un caminón que descarga madera frente a un bar que está haciendo la puesta a punto antes del verano; como necesitamos unas planchas -siempre hay cosas que acabar a bordo- preguntamos dónde podemos comprarlas y la respuesta es perfecta: podemos comprar ahí mismo si sabemos las medidas... y ¡voilà! por muy buen precio nos vamos con la madera bajo el brazo




Y nuestros paseos aun tenían más premios. Encontramos una cafetería que tenía un rincón de intercambio de libros. Es algo habitual en los lugares en que abundan los veleros de paso. No hay que pagar nada. El bar simplemente cede un espacio y tú puedes dejar un libro, coger un libro, dejar uno y coger otro...

Mi problema es que casi nunca encuentro nada en español (¿será que los españoles no viajamos? ¿será que nos cuesta desprendernos de un libro?) y ya me he leído casi todos los libros que llevamos a bordo... y llevamos un montón!!

Pero esta isla tiene magia y encontramos un libro para mí y un par para Johan, dejamos tres libros en español para que el siguiente no se queje y seguimos adelante!



Una mañana se presentan los americanos a hacernos una visita -les hemos dicho que somos los del velero naranja y así es fácil encontrarnos- y nos cuentas que él (que se presenta como Jianici porque le gusta el nombre aunque dice llamarse John, aunque después resultará que según su pasaporte se llama Hubert) viajó a Lipsi hace 20 años y se quedó completamente fascinado por este rinconcito de mundo. Ahora estaba pasando aquí 15 días acompañado de una amiga; hablamos de la posibilidad de llevarlos a Arki -nuestro siguiente destino- y así navegar juntos, pero él asegura que no necesita nada más que lo que encuentra en Lipsi: paseos, tranquilidad, naturaleza... y quedamos para pasear juntos al atardecer



Ellos conocen bien la isla y nos proponen ir a Monodendri; el camino es precioso y solo se oyen los sonidos de la naturaleza... incluido -como no- el rebuzno del burro!





Casi no hablamos en el trayecto, sólo andamos, admiramos y nos dejamos llevar



Y llegamos a un punto en el que nos sentamos sencillamente a contemplar ... porque es espectáculo lo vale









Al día siguiente se presenta en el barco Jianelli -el griego con el que hablaban nuestros amigos la primera noche- nos cuenta que es soldado profesional retirado, que vive en la isla, que se está construyendo una finca en la montaña... y sin más preámbulo nos invita a comer en casa de su madre!!!; todo es un poco raro pero no deja mucho margen a una negativa y allá que nos vamos. Es una casa humilde, a penas un pequeño salón y una cocina a la vista y una señora muy mayor que no habla palabra de inglés!

Comemos muy a gusto mientras vemos la tele y van desfilando diferentes nietos y vecinos a saludar; cada uno de ellos sale de la casa -con las puertas siempre abiertas- con un dulce o alguna otra comida debidamente envuelta en un papel. Tenemos la impresión de habernos colado en una vida y estar mirando desde un rinconcito...

Después de pasear por la isla con Jianelli y tomar una cervecita a bordo con él nos despedimos algo confusos con los acontecimientos del día... pero felices de ir sumando experiencias!

Al día siguiente vienen a despedirse de nosotros los americanos. Vamos a poner rumbo a Arki pero ellos definitivamente no nos acompañarán. Sophie -que tuvo un novio mejicano y habla un español divertidisimo- nos trae una docena de huevos!!!

Supongo que se los habría regalado alguien y ellos al alojarse en un hostal no tenían cómo usarlos, pero es la segunda vez que nos regalan huevos ¿se nos verá faltos de proteína??




Ya hace una semana que estamos en Lipsi donde llegamos para un par de días... es tiempo de partir. Próximo destino: Arki o Patmos según nos sople el viento!




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Nota para quienes vengáis a pasar unos días con nosotros

puesto que sigo con problemas para encontrar libros, os estaría muy agradecida si encontrarais un huequecito en la mochila para traerme alguno que tengáis por casa ya leído... yo a cambio os daré uno de los míos (en el barco tenemos unos 300 libros y ya no cabe ni uno más; el capi me tiene avisada: libro que entra, libro que sale)

jueves, 27 de mayo de 2010

Leros


Creo que hace días que voy posponiendo redactar este post porque... porque Leros no nos ha gustado demasiado y no me apetece escribir sobre nuestro paso por ella.

Pero justo es que os cuente lo bueno y lo menos bueno, así que aquí estoy!

Leros es muy famosa entre los que navegan por el Mediterráneo porque la mayoría de ellos lo hacen de abril a octubre y dejan el barco "hivernando" en alguna marina seca; pues bien, un gran porcentaje de ellos -casi todos los que eligen para el invierno la zona este del Egeo-dejan el barco en Leros.

Hay dos marinas: la de toda la vida (Lakki-marina) y una nueva (Lerosmarina)

Ambas tienen marina seca y amarres en el agua. La marina seca de Lakki está alejada de la ciudad, en el norte de la isla y es con diferencia la más concurrida aunque parece que la nueva está entrando con fuerza!

Nosotros después de meses -de muchos meses- habíamos decidido pasar una noche en una marina (necesitábamos electricidad para hacer unos bricos y yo aprovecharía para hacer la colada) y optamos por Lerosmarina que parecía más protegida.

Después de un viaje de esos que nos regalamos de vez en cuanto (distancia corta+mucho tiempo disponible= navegación a vela a unos 3 nuditos) llegamos a Leros.

Llamamos por la VHF -como es nueva no aparece en nuestro Pilot y usamos el canal 16- pero nadie responde; tenemos que echar mano del móvil para que nos atiendan y nos digan amablemente que habrá alguien esperándonos para ayudarnos a amarrar (eso es algo que no me ha pasado nunca... ¡qué emoción!)

Johan me explica que en Turquía es normal que te vengan a recibir con una zodiac, te ayuden en la maniobra, se hagan cargo de los cabos... aquí hay dos tipos en el pantalán que nos señalan nuestra plaza; al acercarnos nos cogen los dos cabos que les paso por popa y ¿? amarran muy corto el que no coge viento y laaargo el del lado del viento. Nos vamos de lado (normal) y Johan echa mano del motor para ponernos nuevamente rectos; a todo esto el amable "ayudante" saca el muerto del agua y lo tensa con ganas y -of corse- lo pillamos con la hélice. Él nos dice "vaya, tenéis un problema" y se las pira!!! Johan se dió un "agradable" chapuzón y asunto arreglado.

La marina seca está justo junto a los pantalanes y había muchos propietarios trabajando en sus barcos... el sonido de la radial nos provocaba dentera... y al Alea alguna que otra chispa de futuro óxido en la cubierta (o un rato de trabajo para subsanar el entuerto, grrr).

Casi no puedo lavar la ropa, el wifi era lento, para ir al pueblo había que andar casi media hora... y nos cobraron 34 euros.

Al pagar la cuenta nos preguntaron si nos había gustado la marina... dijimos que no y nos fuimos corriendo a fondear frente al pueblo ¡cómo a nosotros nos gusta!

Al día siguiente nos dirigimos a la bahía que hay en el norte, frente a la otra marina seca, y nos dedicamos a pasear, viendo barcos -menudo vicio- y descubriendo curiosidades.




como esta hélice que parece montada sobre una pieza que puede girar (y que no es la pala del timón).



o este motor eléctico, tipo sail-drive que puede girar 360º


o el mástil en forma de A , sin botavara, que usa un enrollador de génova también para la mayor, que ya habíamos visto antes y que es un sistema que nos gusta bastante




y claro, también conocimos a gente, una pareja de holandeses, ya mayorcitos, que se habían hecho construir un barco en Turquía y tenían montones de problemas. Cenamos juntos en el Alea y nos echamos unas risas de esas que reconfortan por los ratos menos buenos.


Y ya reconciliados con el mundo disfrutamos de la puesta de sol, del amanecer, de la brisa en el fondeo




Y nos regalamos una buena comidita ya en la bañera... que el sol aprieta y ya parece que llegó el verano!



En la carta ya tenemos dibujada la ruta de los próximos días... unas islas pequeñuelas de las que nos han hablado muy bien; por fin volvemos a esos rinconcitos que son los que nos gustan, así que ¡no os perdáis la próxima entrega!!


viernes, 21 de mayo de 2010

¡Al abordaje!!!

Hoy salto la continuación de nuestro cuaderno de bitácora para hablar de ese modo de conseguir estar seguro en el puerto... cuando llegas y ves que no hay sitio para el velero y tienes que pedir a un amable colega si te permite abarloarte a su barco (y claro, si te permite pasar por su barco para llegar a tierra firme).

Así estuvimos en Tabarka (Túnez), nuestro primer puerto -si no contamos nuestro paso por Argelia- en el que estuvimos un mes... hace ya mucho mucho tiempo!





Pues bien, ahora, en mayo, todo lo que os he ido explicando durante semanas de que estábamos sólos y que todos los puertos eran para nosotros, todo eso ya es historia

Los primeros charter invaden literalmente los puertos; resulta simpático ver cómo cada país debe tener establecida una semana diferente de vacaciones primaverales y así hemos tenido la semana de los rusos, la de los rumanos, la de los alemanes y la de los noruegos!

Y tanta afluencia hay que como un día la previsión de tiempo sea mala, todos nos resguardamos en puerto... y no cabemos

Pero es que en la última semana hemos visto cosas que son para no creérselas

Estábamos en un muro exterior de un puerto de pescadores en el que hay espacio para dos barcos (un francés delante y el Alea al final del muro), el mejor sitio de la ciudad para pasar la noche ya que el muelle del puerto es incómodo con viento del sur y la marina está ocupada por pescadores.

Llega un barco (chárter patronado por noruegos) y con los ojos como platos vemos como se acercan bastante rápido al francés, tres de ellos saltan (asaltan?) al barco amarrado (con zapatos, pisándolo todo) y empiezan a tender cabos de aquí y de allá. Al cabo de unos minutos sale el propietario -estaba haciendo la siesta- y ve la que tiene montada a bordo. Los noruegos saludan sin más y siguen a la suya. Para rematarla, cuando están bien abarloados ven que el francés tiene una manguera llenando su depósito, dicen "hay agua!" cogen la manguera y se ponen a limpiar su cubierta ¿¿¿¿¿¿????????? al cabo de un rato se acaba el agua y empiezan a desmontar la manguera (del francés)... el francés les dice que no es la manguera, que es el crédito de agua que se ha acabado (vaya, que el agua la había pagado él); dicen que bien y le devuelven la manguera.

El francés viene a saludar -y supongo que a descargar un poco su incredulidad- y le digo que vigile la nevera que igual van a buscarse una cervecita y nos dice con media sonrisa que él tiene más miedo que se le lleven a su mujer.................



Dos días más tarde estamos en otro puerto lleno a reventar y los barcos empiezan a abarloarse unos a otros. Después de comer se acercan unos ingleses y nos preguntan si nos importa que se amarren a nosotros por unas horas. Ayudamos en la maniobra -preguntan cómo preferimos, Johan les dice cómo- y todos contentos!

A la mañana siguiente, mientras desayunamos ya preparados para salir, oímos un estrépito en la cubierta y salimos disparados a mirar. Unos franceses se están abarloando a nosotros por el sistema pirata: sin preguntar, sin defensas (ggrrrrr), saltando a bordo
Corremos a poner defensas y les decimos que no son formas a lo que ellos contestan que no hay problema (fijo que para ellos no) que nos están rayando el barco (no problem), que nos vamos en un rato (que se esperan abarloados)

Total, que mientras intentaban que los barco no se tocaran (con pies y manos, nada de defensas o bicheros) nos han arrancado un candelero, cuando lo ven dicen -of course- que no hay problema

Acabamos el desayuno y salimos por patas de ahí!



Hoy hemos navegado algo cuatro horitas, intentando escapar de una tormenta. Llegamos a puerto y no hay sitio!, vemos a un velero austríaco y pedimos permiso para abarloarnos. El patrón nos dice que desde luego y nos ayuda en la maniobra
hoy somos nosotros los abarloados,
pero hemos elegido el método civilizado!

jueves, 13 de mayo de 2010

Kalymnos

Después de disfrutar de un desayuno con el arcoiris en el cielo, más o menos tempranito, ponemos rumbo a Kalymnos para hacer nuestra entrada en el Dodecaneso y decir adiós -aunque sólo por unos días- a las Cicladas.

Las islas más famosas del Dodecaneso son Rodas y Kos; nosotros empezamos un poquito más al norte por lo tanto "perdiéndonos" lo mejor. Tal vez en otoño, después de visitar Estambul, cuando pongamos rumbo al sur para buscar un lugar cálido en el que pasar el invierno (estamos barajando la idea de ir a Jordania!!) podamos conocerlas, pero de momento vamos a hacer un círculo camino de las Espóradas y esta es nuestra mejor ruta... así que ¡hacia Kalymnos!

Desde que empezamos a navegar a finales de enero, no hemos tenido ni un sólo día de lluvia... pero algún día tenía que llover ¿no?

Afortunadamente el viento sopla alejando la tormenta de nuestra ruta; ponemos proa al nubarrón y Johan calcula -y calcula bien!- que nos pasará sin problemas así que ni siquiera nos mojamos más allá de cuatro gotas, lo justo para buscar el traje de agua y vestir de verdaderos marineros por un ratito.




Y con ese cielo tan especial y tan bonito que deja atrás la tormenta nos aproximamos a Kalymnos

Algo menos de 30 millás, todas a vela, con un buen viento entrando por la aleta hacen que la travesía sea perfecta, pese a las cuatro gotas, no como la de un barco holandés con el que nos cruzamos y charlamos un rato a través de la radio y que tienen que ceñir un largo camino...




Y al fondo adivinamos las casitas que ya no son blancas y azules!



Cuando entramos en la zona del puerto... nada cuadra con el dibujito de nuestra guía; supuestamente hay una nueva marina que en realidad no existe aunque sí hay nuevos amarres para yates-que sólo veremos más tarde al pasear a pie- en un lugar que según la Pilot es para pescadores; total que vemos dos veleros abarloados a un muelle y para allá que nos vamos

Defensas preparadas, amarres por todos los lados -que nunca se sabe si acabarás del derecho o del revés y yo me pongo de los nervios si no tengo todos los cabitos preparados!- y apuntamos a un huequito

¿cabe ahí el Alea?

El que será nuestro nuevo vecino -con un barco con bandera sueca- nos dice que es OK; le decimos que medimos 44 pies y el mide (dando pasos que nos parecen un poco chiquitajos) y dice que hay 15 metros de espacio (nosotros hacemos 13.40). Entramos de proa porque él nos ayuda con los amarres pero nos entendemos regular (queremos que fije el cabo pero nos lo devuelve, el utiliza otro bolardo del que nosotros queríamos) y vamos haciendo como podemos.

Al acabar la maniobra vemos que nos han sobrado unos 25 cm delante y otros tantos detrás, no hemos amarrado el barco, lo hemos empotrado!!!

echamos un poquito atrás la motora que hay a nuestra popa, el sueco adelanta unos centímetros y listos para tomar la cervecita con cacahuetes que nos hemos ganado, aunque a mí me apetece más una tila.


la foto está tomada al día siguiente, con nuevos vecinos y un poquito más de espacio!



Las vistas son muy distintas a las que estamos acostumbrados en las últimas semanas: estamos amarrados junto a una carretera por donde circulan motos y más motos, coches, autobuses... el ruido nos deja un poco atontados, pero es lo que tiene ir descubriendo nuevos lugares, que no todo puede ser vivir con el sonido de las cabras de fondo.




Mientras estamos comiendo en el salón podemos ver la gente paseando por la calle y mirando los veleros con curiosidad; un grupillo se para frente al Alea y golpea suavecito el casco, posiblemente estén discutiendo si es de acero, de aluminio, de poliéster...

Johan saca la cabeza y saluda, los pobres se quedan un poco descolocados y empiezan a disculparse pero pronto los puedo oír charlando amistosamente y al cabo de unos minutos Johan asoma la cabeza para decirme que esa noche estamos invitados a cenar en un pueblo del interior que se llama Ellies... que si tal bus que si cuál hora...

Estamos en casa de Marie, canadiense casada con Georgios, un griego, que pasa medio año en su país y medio año en Kalymos y que ahora ha recibido la visita de dos parejas también canadienses que pasan 15 días en su casa.

Con una mezcla de francés (son todos de Quebec), inglés, griego... pasamos una noche estupenda y desde luego completamente fuera de lo previsto al levantarnos; si quieres, cada día puede regalarte una sorpresa.

Dos días más tarde vendrán todos al Alea a cenar la ya tradicional tortilla de patatas (aquí estoy esperando una subvención del Ministerio de Turismo por promocionar la comida del país entre las gentes del mundo) y entre risas, vino y ouzo, quedamos para vernos en un par de años en Canadá ¡quién sabe!!



En Kalymnos nos quedamos 5 o 6 días, no es en absoluto una de las islas que más nos hayan impresionado, pero nos gusta pasear, conocer y si miras bien, todo tiene su gracia




Hay un pequeño museo -sólo abre por las mañanas hasta las tres de la tarde y la entrada es libre- tiene un montón de terracitas con vistas al mar, iglesias que visitar, colinas que subir y bajar


En toda Grecia y en todo este tiempo nos hemos acostumbrado a ver a toda una familia en una motocicleta y en el 95% de los casos sin casco, pero nos llamó mucho la atención ver lo bien que se adaptan los turistas a las costumbres del lugar (en la foto una familia francesa)



Aprovechamos que hay numerosos comercios y que se puede encontrar casi de todo para hacer una nueva funda para la vela (como los carriles Harken hacen que la mayor acabe con una pieza de inox, la funda original se había rasgado y Johan ha cosido una nueva y ha conseguido que le pongan un refuerzo de cuero en el lugar que roza el inox), hemos llenado las botellas de gas (hay una empresa que rellena las botellas... unos 3km en bicicleta) y hemos ido de excursión en autobús a varios rincones de la isla

En resumen, que de momento el Dodecaneso no nos ha impresionado demasiado... pero aun nos quedan muchas islas por descubrir y los días aquí han sido divertidos.

Seguimos sin pedirle más a la vida!



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Info para navegantes

  • el puerto no se corresponde con lo que aparece en nuestra guía ni en nuestro plotter, vale la pena buscar información actualizada.
  • Hay luz y agua en los amarres pero no funcionan; nos dicen que a primeros de mayo todo está en marcha: hay servicios y se paga por la marina; como nosotros estamos ahí a finales de abril, ni una cosa ni la otra
  • Hay comercios para comprar casi de todo (desde alguna náutica, supermercados, telas...)
  • Puesto que el gas se compra rellenando las botellas es un buen lugar para llenar las botellas de campingaz (también las de gas griego, of course) que no hay como conseguir por estos mares.
  • La marina está bien protegida y tuvimos vientos importantes sin problema alguno
  • La bahía de Vathi que aparece como un reclamo por su buena protección para el viento del norte, apenas tiene calado y espacio para muy pocos barcos

miércoles, 5 de mayo de 2010

Levitha

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Otra vez estamos los dos solos a bordo... ha sido muy bonito e interesante tener visita -nuevas historias, nuevas caras, risas, manos para ayudar!- pero no nos importa volver al silencio de nuestras navegaciones compartidas.

Ponemos rumbo a Levitha, la más oriental de las Cicladas en una mañana tranquila.

No hay demasiado viento y probamos por primera vez a poner las velas a orejas de burro... ¡no se va nada mal! (aun me animaré a cruzar el Atlántio!)

Levitha es una isla en la que sólo vive una familia; tienen su casa y regentan una pequeña taberna. Es un lugar popular para los veleros puesto que es un buen punto para hacer más corta la travesía que lleva a las islas del Dodecaneso.

Hay un fondeo al suroeste y boyas de amarre (cuidadas y gestionadas por la familia de la isla) en la bahía del sudeste; como el viento va subiendo a medida que nos acercamos pensamos que tal vez será más fácil fondear pero finalmente probamos con las boyas




Para mí es la primera vez que veo este sistema y ando con los nervios tontos (seguro que no me sale ni a la de tres... yo de pequeña no fui lo suficiente a la feria a pescar pescaditos en una tinaja); nos han dicho que es facil porque las boyas tienen un cabito más o menos largo que se pesca fácil con el bichero, pero..............

Primer intento: paso cerca con el bichero pero ni toco el cabo
Segundo intento: casi pesco el cabito, ya, sí, lo tengo... se me escapó
Tercer intento: un poquito más a babor, ya casí, sí, sí, LA TENGO!!!

Johan es un solete y no se ha quejado nada, al contrario me dice que no tenemos prisa y que podemos practicar todo el tiempo del mundo.

Así que después de mis esforzados trabajos y de la paciente asistencia del capitán: estamos amarrados a nuestra primera boya, tranquilos, completamente protegidos del viento!



Hay un barco más -un velero charteado por unos suizos que hablan español y con los que ya coincidimos en Amorgós- y un par de pescadores; nada más.

Preparamos la auxiliar y bajamos a tierra; el barcito cerrado (todavía no es temporada) pero nos encontramos con uno de los hijos que nos indica que podemos ir a saludar a la casa y que allí nos indicarán qué paseos podemos hacer.

En la casa nos atiende la nuera del pater familias, una joven agradable que está con su bebé. Nos cuenta que la familia se compone de un matrimonio ya algo mayor y sus tres hijos aunque uno de ellos -su esposo- vive en Patmos y solo va a la isla a ayudar cuando se le necesita y en verano. La población estable son 5 personas.

Reciben subvenciones para mantener la isla habitada -según nos contarán más tarde otros navegantes- y viven de lo que cobran de las boyas (7 euros en temporada baja), del rendimiento del bar y del ganado que crían; también vemos huertos bien cuidados que les facilitan las verduras.

Tienen placas solares pero no hay cobertura para el móvil!!! por lo demás la casa es amplia e incluso disponen de una capilla.




Nos indican que hay un paseo hacia la cima de la montaña de algo más de una hora, arriba se disfruta de una vista impresionante de la bahía





Y se pueden ver las ruinas de las fortificaciones levantadas en otros tiempos por los piratas... que sabían bien dónde encontrar un refugio seguro donde ocultarse!




Por lo demás en la isla sólo hay cabras



cabras con cabritillos



cabras muy señoras



cabras elegantes




¡y alguna que otra oveja!!




Por la noche, a pesar del fresquito, no pudimos reprimir la tentación de pasar un buen rato en cubierta mirando al cielo. Jamás de los jamases habíamos visto tantas pero tantas estrellas.

Y a la mañana siguiente, para hacer nuestro paso por Lévitha un poco más inolvidable, nos recibió el día con un arco iris


No se puede pedir más